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Mostrando entradas de marzo, 2007

ESPECTADORES

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Año tras año, el campeonato de motos de Jerez me plantea los mismos interrogantes. Primero, por qué los aficionados a estos eventos han de emular tan fielmente a los participantes; es decir, por qué quienes gustan de las carreras de motos han de venir a verlas en moto y luciendo toda la parafernalia asociada a los corredores de motos. Y, segundo, por qué, todos los años, los arcenes de las carreteras de la provincia se llenan de adolescentes que aguardan el paso de los motoristas; no el de los campeones, claro, que se supone que andan descansando en los mejores hoteles de la zona, sino el de la mera concurrencia; es decir, todos esos tipos que se rigen por la misma lógica que llevaría a un aficionado a la ópera a andar por el mundo disfrazado de Rigoletto, o a un forofo del boxeo a entrar en una cafetería con las manos enfundadas en guantes acolchados. De estos dos fenómenos, el que más desazón me causa es el segundo. Chicos que, en el día a día, seguramente desafían la autoridad de l

LIBIDO

Itinerario de librerías. Los cantos de Ise , para M.A., en Manuel de Falla; El rapto de las sabinas , de García Pavón, para mí, en la de viejo de Raimundo. Sin embargo, como soy un lector disciplinado y con compromisos, son otras las lecturas que me reservo para las vacaciones. Melancolía de no poder abarcarlo todo, de no poder ser ese lector absolutamente despreocupado que quisiera ser; que, de hecho, soy, sólo que con una despreocupación muy trabajada, muy sometida a plazo y medida... *** Cotilleos de librero. Me cuenta J.M. el apuro que experimentó, en vísperas de una feria del libro, cuando tenía la librería empantanada de cajas, al ver las dificultades que pasaba, para moverse entre ellas, un cliente con muletas. Al final, después de una ardua brega junto a la mesa de novedades, éste se acercó al mostrador con tres libros en la mano. "Tiene usted una buena selección de títulos", dijo al librero. ""Bueno, al menos lo intentamos", respondió éste, "aunqu

USTED

Como el presidente del gobierno, yo tampoco sé lo que cuesta un café. Claro que, en mi caso, está justificado: hace años que no lo tomo, por mi propensión al insomnio. Claro que si me preguntan por el de la caña de cerveza... *** Sin embargo, lo grave de este tipo de exhibiciones no es que cojan en falta al presidente, sino que se note su falta de empatía hacia las cuestiones que le plantea la gente común, o se trasluzca su falta de sinceridad, o su hipocresía. Peor que lo del café, por ejemplo, fue el rodeo macroeconómico que dio para responder a un chico de diecinueve años que le preguntaba por qué no podía comprarse un piso. Con lo fácil que era acertar con la única respuesta verdadera: "Porque, a los diecinueve años, hijo, nadie puede comprarse un piso". *** Y una curiosidad: ¿por qué la gente le hablaba de usted, mientras él se permitía tutear a todo el mundo, incluido al presentador? En eso me recordaba a los médicos. Con una diferencia: a los médicos, ese tuteo les sa

LITERATURA GRIS

Hojeo, antes de decidir su destino definitivo, varias colecciones de eso que se llama, creo, "literatura gris": boletines más o menos profesionales, revistas de oenegés, etc. Directamente deleznables; no porque su contenido lo sea (pudo ser más o menos relevante en su momento y circunstancia), sino porque representan, más incluso que la prensa periódica, un tipo de escritura y publicación que, de antemano, renuncia a toda pretensión de interesar al común de los mortales. Más que distraer o informar, ese tipo de publicaciones busca constatar o reafirmar la existencia de determinado grupo de personas dedicadas a tal o cual labor. Lo curioso es que los destinatarios de esa constatación o reafirmación son... esas mismas personas, que son las únicas interesadas en verse en el boletín. Mi primer impulso es tirarlas todas. No lo dudaría, en caso de tratarse de ejemplares sueltos. Agrupados, aparentan cierta entidad; o, al menos, se postulan a sí mismos como tranches de vie , pedazos

LA BODA DE CONNIE

Siempre que veo la famosa secuencia inicial de la primera parte de El padrino me asalta la misma duda: en caso de haber sido invitado a la boda de Connie (y ya se sabe que un siciliano no puede negarse a nada que le pidan en la boda de su hija), ¿qué le hubiese pedido yo a don Vito? Ahora que lo pienso, de todos los personajes que desfilan por su despacho, el único con el que tengo algo en común es el crooner Johnny Fontane. Pero, que yo sepa, ninguno de aquéllos en cuyas manos está mi carrera literaria posee un purasangre al que cortarle la cabeza. *** Para adornar la hora robada a la mañana por el cambio horario, amanece lluvioso. Como si las autoridades pretendieran advertirnos que, si quisieran, no sólo nos arrebatarían las primeras claridades del día, sino que, en caso de que protestásemos demasiado, nos devolverían sin contemplaciones a lo más riguroso del invierno. *** Teoría del bolo literario. Ningún fontanero haría tantos kilómetros ni comprometería tanto su dignidad por t

POESÍA DE SENECTUD

Vengo escuchando en la radio del coche un programa literario dedicado a una poeta octogenaria que acaba de publicar un libro. Naturalmente, los elogios desmedidos que le dedica el locutor me parecen poco dignos de crédito, no ya porque la poeta no merezca ese reconocimiento público (tiene a sus espaldas una obra notable), sino porque traslucen esa bobaliconería bienintencionada con la que quienes leen poca o ninguna poesía creen dar por bien despachados a los poco conocidos y aún mal estimados poetas contemporáneos. El libro en cuestión es un libro de senectud: escrito con descuido, e inevitablemente abocado al tópico; en este caso, sobre asuntos sociales y políticos de actualidad, que han despertado la indignación de la escritora mientras ésta los seguía... por televisión, desde su mecedora (que es, por otra parte, lo que corresponde a alguien de su edad). Poesía de circunstancias; digna de respeto por venir de quien viene, pero merecedora, también, de un cierto silencio que no compro

LA PAGA

Como todos los padres, a veces me hago el remolón o el desmemoriado a la hora de dar “la paga” a mi hija; bien por no tener suelto, o bien porque, simplemente, no me acuerdo, y quien paga (como bien saben muchos trabajadores) nunca entiende la impaciencia y las necesidades de quien espera cobrar… También las relaciones familiares se prestan a estas arbitrariedades, que sólo van cediendo conforme las partes afectadas van comprobando, día a día, la necesidad de respetar los acuerdos, tácitos o explícitos, alcanzados entre ellas; y constatando, de paso, que de ese respeto sale reforzada la necesaria confianza mutua. Pero esta situación ideal sólo se alcanza después de no pocas probaturas fallidas, unidas a otros tantos intentos, por alguna de las partes, de imponer su supremacía sobre las otras. La existencia de niños irreductiblemente caprichosos y de padres déspotas es la demostración de que estos intentos no siempre fracasan. Hago esta reflexión porque yo mismo, recuerdo, me hallé en s

ORDEN ALFABÉTICO

Labios quemados, no sé si del frío de esta mañana o del sol del mediodía. Después de todo, que un solo efecto pueda tener dos causas opuestas no deja de ser un milagro. Uno de los muchos milagros de la primavera. *** Este libro mutilado, sin cubiertas, derrengado. Y que, pese a todo, me resisto a tirar. Lo alineo con los otros. Azares del orden alfabético: queda flanqueado por dos ejemplares rutilantes, firmes, que conservan todavía la prestancia de lo nuevo. Lo que, tratándose de libros, no siempre es un título de gloria. *** Un problema de orden práctico, que me he planteado muchísimas veces y encuentro que también ha preocupado a Manguel: ¿por qué "García Lorca" va en la L y "García Márquez" en la G? Esas dos clases de Garcías: los indelebles (los que condenan a uno a ser siempre García) y los discretamente invisibles. Ni siquiera el orden alfabético es neutral.

LA LECTORA

Un hombre de cincuenta y tantos años y una chica que lo mismo podría tener diecisiete que veinticinco: o muy crecida para su edad o en una gloriosa prolongación de la plenitud adolescente. Padre e hija, seguramente. Están sentados frente a la puerta, así que, cuando entro en la pequeña sala de espera, me instalo en el sofá derrengado que hay frente a ellos, en cumplimiento de la ley tácita que nos obliga a repartirnos equitativamente el espacio disponible en un habitáculo pequeño. Ellos están sentados en sillas, por lo que quedo a una altura considerablemente inferior. Lo que me coloca en una posición, digamos, un tanto comprometida: tengo enfrente, justo a la altura de mis ojos, las hermosas piernas cruzadas de la muchacha, enfundadas en unas medias negras semitransparentes, que emergen de una minifalda a cuadros blancos y negros, a juego con el suéter también negro que contrasta, por su seriedad, con las graciosas coletas (negras) que le recogen el pelo por detrás de las orejas... Un

GUSARAPOS

Reorganizar una biblioteca es, también, como remover piedras en los charcos de la orilla: de debajo de ellas surgen infinidad de gusarapos, de bichos impensables que corren a ocultarse en el barro, de criaturas que, de repente, parecen asombrarse de haber vuelto a la luz. Lo mejor es dejarlas correr, y esperar a que el agua se aclare, o a que lo hagan las ideas de uno. ¿Qué hacer, por ejemplo, con un anuario del periódico soviético Pravda de hace veinte años? ¿Qué esperar de una inquietante Enciclopedia de conflictos , una especie de caja de Pandora que parece ocultar en su seno todos los males? ¿Qué cara poner ante esos libritos de la Transición que prometían enseñarnos Qué es el fascismo , Qué son los sindicatos ...? Algún iluso, con la mejor intención del mundo, dirá: guárdalos todos, déjalos donde estaban. Pero, precisamente, si he emprendido esta reorganización es, entre otras cosas, con el propósito de ganar espacio. Se ve uno en el triste papel del cura del Quijote mientras de

ROGATIVAS

Las mujeres de los trabajadores de una empresa amenazada de cierre se manifiestan al paso de un alto cargo de la administración. Se corean pareados más o menos logrados, apelando a la responsabilidad del político. Éste no pierde la ocasión de darse el correspondiente baño de masas: "No os voy a dejar tiraos ", dice. "No nos dejes, no nos dejes", arrecian las voces. Algo me dice que éste es su día de gloria, la realización del sueño más preciado entre los de su oficio: igual que al rey de Francia se le atribuía el poder de curar a los escrofulosos, a éste político local se le ha reconocido hoy públicamente la capacidad de enderezar entuertos que nacen fuera de su jurisdicción y escapan al control de gobernantes mucho más poderosos. La masa vociferante le ha otorgado atribuciones sobrehumanas. Todo quedará en un reparto más o menos discrecional de fondos públicos, subsidios, indemnizaciones, que llegarán en el momento que al político le parezca electoralmente más rent

CAPITÁN AMÉRICA

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Nunca he sido un gran lector de cómics, pero sí tengo la suficiente familiaridad con el medio para poder atribuirles a muchos de sus personajes cierto grado de realidad. Y no arbitrariamente: a diferencia de los de una novela o una película, éstos viven y evolucionan ante nuestros ojos durante años. Se podría decir incluso que envejecen con nosotros, si no fuera porque tienen el desazonante hábito de mantenerse siempre iguales a sí mismos, mientras en nosotros florecen las patas de gallo y proliferan las canas. No les guardamos rencor por ello: vivir una infancia que dura ya medio siglo, como Zipi y Zape, parece más bien una maldición; y ser el eterno paladín de unos valores que, como todos los que sostienen nuestra sociedad, cambian o son puestos constantemente en entredicho, puede ser, como mínimo, más bien frustrante. Es el caso del Capitán América; un personaje que, si no ando equivocado, nunca gozó de gran popularidad en este lado del mundo. Tal vez por ir vestido con la bandera a

LIBROS PERDIDOS

En La biblioteca de noche , de Alberto Manguel, leo que, en los años 90, la BBC quiso emular el viejo Domesday Book (una especie de censo, que se considera una joya de la literatura inglesa medieval), y para ello echó mano de las nuevas tecnologías. Se diseño un complejo programa para archivar y leer las aportaciones de miles de colaboradores anónimos. En pocos años, cuenta Manguel, ese programa y los archivos a él asociados quedaron inservibles, al resultar incompatibles, incomprensibles o irrecuperables para posteriores generaciones de ordenadores. El viejo Domesday Book sobrevive en su urna y es perfectamente legible, mientras que el nuevo no ha durado ni una década. Buena parábola para todos esos beatos de la tecnología que pronostican, e incluso preconizan, la destrución del papel. (Claro que, para que no se me suba la soberbia antitecnológica a la cabeza, ahí tengo, a la espera de ser leído, La biblioteca de los libros perdidos , de Stuart Kelly: un amplio compendio de libros

ZONAS INTERMEDIAS

Vengo escuchando en la radio del coche un apasionado debate entre partidarias de regularizar la prostitución y partidarias de prohibirla (o "abolirla", como dice alguna de las participantes). Las dos partes están bien informadas y argumentan bastante bien, con lo que mis simpatías van cambiando según interviene una u otra. Pero al final, inevitablemente, se agotan los argumentos y no queda más que la repetición machacona de determinadas muletillas. Lástima: frente a los que dicen que todo se puede debatir, y que el debate es enriquecedor, yo a veces siento que aquellos debates en los que las posturas enfrentadas están muy claras y nadie parece dispuesto a avenirse a las razones del contrario son tan agotadores como estériles. Se me ocurren varios ejemplos: el que nos ocupa, las drogas, las corridas de toros... Y, como suele pasar, termino por adoptar una postura a la que, seguramente, las dos partes se opondrían encarnizadamente. ¿Por qué ese afán de regularlo todo o prohibir

FANTASÍAS

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Por desgracia, los malos tratos a las mujeres no suceden en el mundo estilizado de fantasías sadomasoquistas que propone el denostado anuncio de Dolce Gabbana, sino en la más estricta cotidianidad. Y los protagonistas de esos lamentables sucesos, víctimas y maltratadores, no van, no suelen ir, enfundados en cuero, ni adoptan poses coreográficas, sino que se camuflan en los muy socorridos disfraces con los que habitualmente pasamos desapercibidos entre la multitud. Por eso no conviene confundir churras con merinas, ni buscar nuevos argumentos para reclamar la vuelta de la censura. Porque, a este paso, veo que pronto Justine (y, con él, quizá Lolita y Las once mil vergas ) volverá al Index Librorum Prohibitorum . Lo que no significa, en fin, que esa estética de matones de discoteca me guste lo más mínimo. Pero para exigir que algo se retire o se prohíba no bastan las preferencias de cada cual.

HUIR HACIA ADELANTE

Hay momentos en la historia de un país en los que se hace perentoria la necesidad de que toda la clase política se jubile. No me refiero ya a crisis revolucionarias ni a cosas así, sino a periodos en los que se hace manifiesta la sensación de hartazgo, de tedio colectivo, y lo único que se desea es que cambien la película; o, al menos, que la hagan otros actores. *** ¿Qué dura más, un libro nuevo en la mesa de novedades o la expectativa (la ilusión, diríamos), por parte del autor, de que ese libro tenga una andadura medianamente satisfactoria, que justifique, si no el esfuerzo que conlleva, sí al menos el gasto de tinta y papel? Y también, ya que nos hemos vuelto todos muy ecologistas, los árboles sacrificados para elaborar ese papel. *** En periodos así, volver a escribir es, más que nada, una huida hacia adelante.

SEXTETO DE MADRID y otros cuentos

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Por segunda vez desde que inicié este cuaderno, lo utilizo para dejar constancia de la aparición de un libro mío. Espero que no se me achaque ninguna clase de afán publicitario: no es más que un modo de anunciarles a los amigos la novedad. Ojalá les interese y les guste. No es la primera vez que nombro a Madrid en un título: también se mencionaba en mi cuaderno Madrid y otros sonetos (El toro de barro, Cuenca, 2001), y uno de los cuentos de Lluvia ácida (Algaida, Sevilla, 2004) se titulaba precisamente así: "Madrid". ¿A qué se debe esta querencia madrileña? Quizá haya que remontarse a los primeros ochenta, cuando una de las puertas de salida de la provincia era el vetusto y ya desaparecido tren "expreso", que te dejaba en la capital al cabo de una noche mal dormida o sin dormir en absoluto, sobre uno de aquellos duros asientos de gutapercha de los compartimentos de segunda, entre macutos de soldado y maletas de estudiante. No se trata de hacer romanticismo barato

CONNOR

Connor tiene ocho años y pesa ochenta y nueve kilos. Una vez, dice su madre, probó una manzana y no le gustó. Además de la fruta, odia las ensaladas y la verdura. Le encantan las chuletas, las hamburguesas y las patatas fritas. Tiene dificultades para vestirse y lavarse. Y, no hace falta decirlo, es blanco de las burlas de sus compañeros de colegio. Los servicios sociales británicos han amagado con acusar a su madre de un delito de maltrato por dejación de responsabilidades. Pero ésta explica ante las cámaras (no faltan cámaras que registren este triste fenómeno de feria) que, ya que Connor se niega a comer otra cosa que no sean los alimentos antes mencionados, no puede dejarlo morir de hambre. No, no puede. Y los servicios sociales, si ahondasen un poco en la cuestión, encontrarían difícil ver en dónde empieza el grotesco ciclo de dejaciones que culmina en que un niño quede abandonado a sus caprichos hasta el punto de poner en peligro su salud y su vida. La última de ell

ÁNIMOS EXPANSIVOS

El optimismo es un estado de ánimo tan intenso como su opuesto. Pero, por algún motivo, tendemos a menospreciarlo, o a encontrarlo menos justificado que el pesimismo. Para éste último siempre tenemos razones de peso. En cambio, en qué poca cosa se fundamenta el optimismo: un rato de risas, alguna satisfación profesional menor, la mera expectativa de estar entre los tuyos... Agrada llegar al fin de semana con este ánimo expansivo. Y, sin embargo... *** Perdonar los agravios, pero no olvidarlos... O, mejor: no tener siquiera que perdonarlos, porque ya los has olvidado. *** Y pensar que medio país (o, digamos, la representación sociológica de medio país) se va a manifestar mañana, con caras largas y bajo lemas seguramente sombríos, para protestar por algo que ninguno de los manifestantes sabe si los convocantes de la manifestación hubieran sabido resolver mejor...

PARAÍSOS

Los paraísos, me dice una amiga, están cada vez más al sur. Pero -añado yo- sólo son paraísos para los visitantes. Y parte del encanto que tienen es lo baratos que salen, al cambio.

DÍAS INDECISOS

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La comprensión de la realidad es, básicamente, un problema artístico. Sólo unos pocos -Velázquez, Rembrandt, Tiziano, Van Gogh, Cervantes, Shakespeare- han logrado entrever algo de la complejidad y el misterio de lo que tenemos delante. Pensar que un proceso burocrático-industrial, como es el periodismo, o una proyección estadística, como la que asigna el reparto de escaños en un parlamento, puede derivar en algo mínimamente parecido a un reflejo exacto de la realidad es una quimera. De ahí esa distorsión que diariamente advertimos entre lo que sucede y lo que los periódicos y los políticos dicen que sucede. Aunque tal vez eso sea lo bueno: que la vida, en su irreductible complejidad, sea inasequible al relato estandarizado del periodismo y a las consignas simplistas de la política. O que sea... otra cosa, sobre la que los graves sucesos de actualidad flotan como manchas de aceite que nunca acaban de diluirse en el líquido que las sustenta, pero que lo manchan y afean. *** Doris Day y

HISTORIAS DE LA HISTORIA

Ante casos como el de De Juana, literalmente no sabe uno qué decir, ni qué escribir. Ante disyuntivas como la que se le planteaba al gobierno, cualquier decisión que se tomase inevitablemente resultaría una mala decisión. A su favor se puede decir que, antes que optar por el aplazamiento o la remisión a otras instancias, este gobierno ha tomado una decisión clara. Y quizá sea éste el único hecho que la ciudadanía deba tenerle en cuenta: quien tenía que decidir lo ha hecho, y ha asumido la responsabilidad que esa decisión conllevaba. Si no estamos de acuerdo con ella, ya tendremos ocasión de elegir a otros gobernantes. Pero lo que no se entiende es la lógica perversa que se ha instaurado en este país desde mediados de la anterior legislatura, por la que las decisiones que legítimamente toma el gobierno elegido por todos son contestadas desde la calle por el partido llamado a sustituirlo; es decir, por el partido que, llegado el caso, habrá de tomar decisiones igualmente difíciles ante u

ECLIPSE

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Entiendo que esta luna ensangrentada, que tan nerviosos pone a los perros y a las gallinas, fuese considerada por los antiguos un mal presagio. Hoy nuestro racionalismo y nuestros, llamémosles así, "conocimientos científicos" (que el común de los mortales maneja del mismo modo acrítico con que un antiguo consideraba las leyendas de santos) contrarrestan eficazmente esos temores. Y, sin embargo, quien haya tenido ocasión de contemplar el eclipse desde campo abierto, sin luces intrusas, y haya visto cómo la luna abandona durante algo más de una hora su aspecto de adorno plano (ese "abanico" de la poesía japonesa, del que se hace eco Antonio Machado en un conocido poemilla) para presentarse como una poderosa esfera de roca rojiza incongruentemente suspendida en el vacío; quien haya percibido el fenómeno en esos términos, tal vez haya experimentado el vértigo de saberse a bordo de otra pelota flotante, con el sol detrás proyectando la sombra de la misma (y qué mejor tes

DELPHI

A veces, el contraste entre noticias leídas en un mismo día ofrece resultados más que curiosos. Los científicos, leo, no se muestran especialmente alarmados ante el hecho de que un asteroide, el Apofis, vaya a pasar rozando la órbita terrestre el año 2029 y tenga alguna probabilidad de estrellarse contra nuestro planeta en el 2036. “Haberlo detectado con tanta antelación —dicen— nos permite estudiar el modo de desviarlo”. Y eso es justo lo que les ha faltado, según leo ese mismo día, a los trabajadores de Delphi de Puerto Real: la decisión de su empresa de cerrarles la fábrica les ha cogido desprevenidos, y los resultados prometen ser tan catastróficos como si un asteroide les hubiese caído encima. Quienes urden esta clase de cosas fingen, a menudo, que sus acciones son tan implacables como las evoluciones de los cuerpos celestes. En los últimos años, dicen los responsables de la empresa, la factoría no había hecho otra cosa que acumular pérdidas. Lo que no aclaran es de quién es la cu

EMOCIONES CÍVICAS

Ayer me confesaba vulnerable a las manipulaciones sentimentales a la que nos someten ciertas películas. Y hoy hago lo mismo respecto a ciertos sentimientos de orden, digamos, cívico. Es obvio que no confío en los políticos, en los simplismos ideológicos, en los tópicos que arreglan el mundo entre copa y copa. Pero me emociona ver que sigue existiendo una cierta capacidad de respuesta colectiva, aunque sea puramente testimonial, ante ciertos acontecimientos. La comarca donde vivo anda conmocionada estos días por el anunciado cierre de la factoría de Delphi, que cuenta con mil seiscientos empleados. La gente, en general, andaba ya escarmentada de este tipo de conflictos. Otros más antiguos y de más compleja andadura (el de la construcción naval, por ejemplo) se habían cerrado en falso en ocasiones anteriores, y habían llevado a sospechar que la administración juega con inteligencia al divide y vencerás, y sabe desmovilizar a los más protestones para que éstos, en cuanto ven el futuro má