UNANIMIDADES
Una de las grandes paradojas de la democracia es que, siendo un sistema basado en la consecución de mayorías, cuanto más amplias mejor, sin embargo no tolera la unanimidad. Si un partido ganara las elecciones con el noventa y nueve por ciento de los votos, habría que echarse a temblar, porque seguramente esa cifra no corroboraría una gran victoria democrática, sino el fin de la propia democracia. Lo mismo puede decirse de cualquier convocatoria que apele a la libre decisión de los ciudadanos. Si responden muchos, será un éxito de los convocantes; pero si responde absolutamente todo el mundo, y nadie se atreve a llevar la contraria, malo: seguramente es porque muchos piensan que no existe la posibilidad de disentir. Pienso en estas cosas a raíz del "rotundo éxito" de la huelga general que los sindicatos convocaron en la Bahía de Cádiz el pasado día 18, en protesta por el anunciado cierre de la factoría de Delphi en Puerto Real. No es que no me alegre de lo que parece ser una m