CANASTILLAS

Cuando se pasa revista a los cambios sociales habidos en España desde la muerte de Franco, se olvida siempre hablar del canapé. Hubo una época del canapé; es decir, del trocito de pan sin corteza, untado con alguna sustancia viscosa (normalmente, mahonesa o foie-gras) y coronado por una anchoa, un trozo de queso o cualquier otra porción de alimento sólido. Esa época pasó, y ahora estamos en la de la canastilla, que es un concepto distinto: la canastilla admite sustancias más líquidas: salmorejo, por ejemplo, o cremas, o “espumas” de esto y aquello, y no necesita justificarse con la presencia de ningún alimento sólido. A golpes de canapé hicimos la Transición, atravesamos la “movida” musical y artística de los ochenta, llegamos a los fastos del 92. Los gobiernos y administraciones de entonces presentaban sus logros y promesas entre bandejas de canapés, acompañadas a veces de un bebistrajo que llamaban “cóctel de champán”… Éramos pobres. En esos mismos años, centenares de personas se hab