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Mostrando entradas de septiembre, 2007

SUPERÁVIT

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En esto de los presupuestos del Estado siempre he tenido presente lo que decía el señor Micawber, el famoso personaje de Dickens: “Veinte libras de ingresos, diecinueve con seis de gastos, igual a felicidad; veinte libras de ingresos, veinte con seis de gastos, igual a miseria”. A eso atribuía yo el carácter, digamos, pobretón de nuestros servicios públicos: a que dependían de unos presupuestos permanentemente deficitarios. Tendía uno incluso a justificar esa penuria, algo impropia de un país que se jacta de ser la octava potencia económica del mundo: la función del Estado, pensaba yo, no es ganar dinero, ni ser rentable, sino estirar los presupuestos hasta donde sea posible para atender las justas demandas de la población. Y si, en ese empeño, se gastaba algo más de lo recaudado, no importaba, siempre y cuando el exceso no fuera irrecuperable ni afectara gravemente al conjunto de la economía. Las deudas se refinanciaban, y en paz: ése era, pensaba yo, el frágil equilibrio presupuestar

HUMOS

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Las curiosísimas expectativas que crea la literatura. Véase lo que escribe una tal lady Blessington en vísperas de conocer a Byron: "Espero que no esté gordo... Porque un poeta gordo es, en mi opinión, una anomalía". El mundo, queridísima lady Blessington, está lleno de anomalías. *** Y ya que estamos con citas, ésta del libro de la hispanista que citaba ayer: La semiosis resultante consiste en una metaforización ideada simbólicamente por la creación de un imaginario femenino-simbólico . No me pregunten qué significa esto. Me recuerda vagamente aquella retahíla de Marx (de Groucho, claro): "La parte contratante de la primera parte...". La pena es que la frase citada pertenece al prólogo de una biografía de una poetisa del 27 que merecería mejor suerte con sus biógrafos. *** Es bueno que de vez en cuando te pasen una liquidación de ventas: ayuda mucho a rebajar los humos.

DE SUPUESTO

Extraña, desconcertante imagen captada en la calle: una escalera de caracol suspendida en el aire, llevada por una grúa. La idea de encontrarse atrapado en esa escalera, y subir hasta arriba para encontrar el vacío, y desandar los escalones para volver a dar con el vacío. *** La gata. Se estira cuan larga es sobre sus patas traseras, extiende los brazos hasta el segundo estante de la librería del pasillo y saca a manotazos un tomito delgado. Nada , de Carmen Laforet. Que, bien mirado, es un libro algo gatuno, sí. *** Hispanistas. Ésta empieza el prólogo con la mejor voluntad, agradeciendo las becas y fondos dispensados por tales y cuales riquísimas universidades norteamericanas. Y uno la ve venir. Hasta que, en la décima línea, encuentra el primer grumo en esta sopa espesa: "de supuesto", en vez de "por supuesto". Y pasa como cuando, en medio de una obra de teatro seria, el actor comete una pifia que hace reír al público: ya es imposible tomarse en serio lo que sigu

UN BLANCO MEJOR

He perdido un reloj, he perdido unas llaves, he perdido un bolígrafo, he salido de casa sin la cartera... Y todos estos olvidos y despistes, a cambio de no poder quitarme de la cabeza las dos o tres preocupaciones de las que, de verdad, me gustaría desembarazarme. Esta necesidad de vaciar los armarios, como cuando llega el invierno y hay que sacar los abrigos y las mantas y ponerlos a ventilar. *** He leído que, en un experimento consistente en hacer que un cierto número de parejas formadas al azar se mirasen a los ojos durante unos minutos, un buen número de ellas desarrolló una evidente dependencia afectiva mutua, que algunas incluso convirtieron en una relación sentimental duradera. El peligro de mirar a los ojos. Por eso preferimos mirar otras cosas, si las hay y están de buen ver. *** Un chico de doce años me muestra, admirado, el comienzo de un conocido soneto de Villamediana. El efectismo de los versos, sin duda, ha facilitado que llamen la atención del chaval. Pero, con todo, n

DIGNIDAD

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Termino de leer, sin pena ni gloria, los Cuentos completos de Truman Capote. Algunos me han gustado, otros no; ninguno de ellos me ha parecido especialmente original, aunque quizá eso sea lo de menos. Los dos que tratan de mujeres empobrecidas que venden sus abrigos de pieles me han parecido buenos cuentos de Chéjov. El del matrimonio maduro que intercambia confidencias sobre las respectivas infidelidades de cada cónyuge resulta una versión amanerada de las historias de Cheever. Los de ambiente sureño son... eso, cuentos sureños. Capote no se tomó demasiado en serio el relato. Escribió pocos a lo largo de su vida, y la distancia entre ellos es tan grande que no llega a crearse la esencial continuidad de tono y mundo con la que se manifiesta la verdadera personalidad literaria, cuando la hay. Decepción, ma non troppo . Ha sido una lectura grata. No se ha perdido el tiempo, después de todo. ¿Y ahora? *** En aquella fiesta todo el mundo se mostró bastante comedido y educado hasta que apa

NOVEDADES

La palabra que más se ha oído en el comienzo del nuevo curso escolar ha sido “novedades”. Se anuncian de todo tipo, a nivel nacional, autonómico, e incluso local. Se estrenan asignaturas, se amplía el horario de otras, cambia algún que otro requisito para pasar de curso o para volver a cursar los cursos no aprobados… Puede que yo sea un pesimista (muchos me lo dicen), y lo vea todo negro. Pero el caso es que, cuando alguien anuncia muchas “novedades”, lo que pienso es que está haciendo un reconocimiento tácito, y casi siempre tardío, de que muchas cosas iban mal. Rectificar es de sabios, dicen. Por eso parece lógico que, si se ha constatado que los escolares españoles, después de pasar un número considerable de años en la institución escolar, no salen familiarizados con las normas básicas por las que se rige una sociedad democrática, se cree una asignatura específica para subsanar esa deficiencia: la que se ha venido a llamar Educación para la Ciudadanía. Que puede ser muy oportuna,

LA DELICADEZA

Me consta que Eduardo Galeano es un escritor celoso de su imagen y su papel, y al que le molesta extraordinariamente -más de lo que sus fans de extrema izquierda puedan llegar a imaginar- que lo tomen por una especie de agitador callejero. En una ocasión crucé unas cartas con él: yo le pedía un texto sobre Borges para un número cuasimonográfico de La Ronda del Libro dedicado al entonces recién fallecido autor argentino; y él se excusó y me mandó un extenso ensayo inédito en España sobre los males de América Latina... Fue un modo elegante de soslayar el encargo sin desairar al solicitante, lo que le agradecí (agradezco siempre la delicadeza)... También M. A. lo ha tratado: lo entrevistó una vez, hace años, y fue precisamente en esa entrevista donde el escritor uruguayo le confesó que andaba un poco harto de la peña que arrastraba. Saco todo esto a colación a propósito de una anécdota que acaban de contarme, sobre una reciente conferencia de este escritor. En el coloquio posterior, al

EVASIÓN

¿Por qué hay tantos prejuicios contra la literatura "de evasión"? ¿O, más aún, contra la consideración de que una de las funciones de la literatura sea... distraer? Lo pienso después de leer uno de esos amanerados cuentos sureños de Truman Capote . Capote no es un genio, ni siquiera un autor demasiado original, pero sí suele resultar agradable. Y eso es lo que me produce el cuento: una muy satisfactoria impresión de agrado, bienvenida después de una mañana plena de mezquindades laborales. ¿Por qué rechazar esa amabilidad sobrevenida¿ Ya sé que algunos sacarán aquí a colación la literatura "que no hace concesiones" y demás... Pero incluso esa literatura "dura" no deja de proponer, a la postre, motivos de reflexión de alcance mayor (o menor) que los insidiosos problemas cotidianos; y halaga la inteligencia del lector, lo que constituye, quizá, la mejor manera de elevarlo por encima de esos problemas.

EL MECANISMO

La gata perdida de la que hablé el otro día ha aparecido: leo la noticia en un periódico gratuito que me trae M. A. Una compañera de trabajo se la había mostrado, irónicamente, como ejemplo de "noticia importante"; y ella, que estaba al tanto del interés que los carteles de la búsqueda habían despertado en mí, le espetó que, efectivamente, le parecía una noticia importante; más que las que daban cuenta de laúltima promesa demagógica de tal o cual ministro. *** También me manda M. A. -al fin y al cabo, buena parte de su trabajo consiste en hojear la prensa- un suelto sobre un fulano que, literalmente, ha demandado a Dios por los males que permite que sucedan en el mundo. La verdad es que la noticia no me sorprende: la primera reacción de todo creyente -incluso de los ateos que creemos que una cierta lógica causal rige, o debería regir, el mundo- es exigirle cuentas a Dios en cuanto el mecanismo falla; lo que sucede, ay, muy a menudo. Pero lo de llevarlo a los tribunales me pa

EL PIANO

Lo mismo que ahora nos asombramos de las onerosas obligaciones y la clamorosa privación de derechos que padecía la clase trabajadora en otros tiempos, me gusta pensar que llegará una época más feliz de la humanidad en la que las condiciones actuales de trabajo, la agresividad competitiva, el estrés y la falta de control real del propio tiempo se verán como perversiones particulares de nuestro siglo, intolerables extralimitaciones de las atribuciones de jefes y empresarios. Es una fantasía privada, claro, y me imagino que de difícil traslación al terreno de las convicciones políticas e ideológicas. Pensar que el trabajo es básicamente esclavitud, ¿es de derechas o de izquierdas? Hubo un tiempo en que cierta izquierda hizo suya la idea del "derecho a la pereza" (título de una famosa obra de Paul Lafargue). Pero hoy al perezoso lo miran con el mismo recelo los partidarios del capitalismo calvinista que los del socialismo bananero. Y si ese perezoso no es tal, sino alguien que si

CUMPLEAÑOS

Ordenando cajones, con el propósito declarado de ganar espacio a toda costa, aparece una vieja libreta de mi adolescencia en la que copiaba letras de canciones. Al principio, me niego a tirarla. Pero luego, previendo que habrá que acomodarla en otro cajón para que duerma otro cuarto de siglo, me digo: "Si alguna vez quiero recordar alguna de estas letras, seguro que la encuento en Internet". A la basura con ella. Y ya estoy arrepentido. *** Tres cuarentones en un rincón, sosteniendo nuestras bebidas, en medio de la que, seguramente, será la última garden party de este verano. Cumpleaños de alguien mayor. La fiesta pertenece a los coetáneos del homenajeado, que intercambian chistes privados y cuentan viejas batallitas. En otro extremo del jardín, los hijos de los viejos celebran su propia fiesta, furtiva y silenciosa. Nosotros, los de la generación intermedia, constatamos de nuevo que estamos igualmente fuera de lugar con unos y con otros. *** Y esas seis muchachas marroqu

TURBULENCIAS

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El presidente del gobierno dice que España está preparada para resistir las turbulencias económicas que vendrán como consecuencia de la crisis del mercado hipotecario en Estados Unidos… Hablamos en metáfora casi sin darnos cuenta, e igualmente nos sometemos a un continuo bombardeo de mensajes metafóricos sin haber tomado las más mínimas precauciones. Por ello, nadie debe extrañarse de que los avatares de la economía nos parezcan tan naturales e inevitables como las turbulencias meteorológicas. No sé si es eso lo que el presidente del gobierno ha querido dar a entender: que los fenómenos económicos y financieros no se deben a decisiones concretas de hombres concretos, sino a indeterminadas series de trastornos que acaecen en alguna remota capa superior de la atmósfera. Pero ya sabemos que ni siquiera la meteorología está totalmente desprovista de relación con lo que hacemos los habitantes del planeta: nuestros humos, nuestras talas masivas de árboles, etc. influyen poderosamente en que

EN EL BALCÓN

Desde que llegó al piso, la gata se ha sentido especialmente fascinada por el balcón. En esta época del año, lógicamente, las puertas de cristal están siempre abiertas. Pero ella se limita a sentarse tras la cancela, sin franquear los barrotes (aunque cabe holgadamente entre ellos), y mirar melancólicamente el cambiante marco de luces y ruidos que tiene por delante. A veces, sí, obedeciendo a un impulso muy gatuno, intenta descabezar una siestecita al sol. Pero la distrae el paso de un coche, el tintineo de una risa, los ladridos de un perro, la reverberación del cristal de un parabrisas en la pared. Ella lo mira todo con curiosidad insaciable. Luego vuelve a su empeño de serenidad, a su imposible intento de sueño en medio de la vorágine. Curiosa mezcla, en fin: conformidad y ansiedad, afán de abarcarlo todo y renuncia anticipada. Siento una extraña conmiseración por esta gata. De vez en cuando, le arrojo su ratón de trapo. Y en el momento mismo en que salta a atraparlo, sé que es feli

UNDERRATED

Estos jueves en los que el ánimo, insistentemente, se cree en viernes. Quién le explica mañana (o esta noche) que no, que estaba equivocado, que hay que esperar veinticuatro horas más. *** Me comenta un editor amigo que en este país la crítica no considera la figura del underrated , del escritor infravalorado, que no alcanza el reconocimiento que merece. Ingenuamente, me comenta que la función de los suplementos literarios debería ser reivindicar y dar a conocer a estos escritores. Pero aquí la situación es justo la contraria: los suplementos culturales están, más bien, monopolizados por los overrated . Y a ver quién es el guapo que no los ratea como creen merecer. *** Esta sucesión de chaparrones más o menos otoñales y recalmones asfixiantes te deja, literalmente, agotado. Pero la tierra no huele ya como olía cuando aquellas inoportunas lluvias de agosto, ni la luz es la de entonces. Ánimo mullido, como la tierra mojada. Conformidad. Y el consuelo de que el tiempo, en estas épocas i

RECOMPENSA

Nada más deprimente que el optimismo injustificado, esa modalidad del voluntarismo que desestima, en un gesto aparentemente amable y conciliador, la posibilidad del descontento y la crítica. Y qué sospechoso resulta cuando, además, supone un puntal a favor de ciertas situaciones abiertamente injustas. Esa modalidad del optimismo que actúa como una consigna para acallar al oponente. *** Tras escuchar un informativo. La sensación de que la práctica totalidad de la clase política de este país, y una parte considerable de los dirigentes económicos, sociales e intelectuales, se pasan la vida promoviendo la discusión de estupideces. *** Y una fotocopia que apareció esta mañana pegada en todas las paredes del barrio: una gata que se ha perdido; muy parecida, por cierto, a la nuestra... El esfuerzo, la paciencia de haber fijado todos y cada uno de estos carteles con cuatro tiras de cinta adhesiva, seguramente entre dos personas: una que sujetaba y otra que cortaba, en lo que parece un largo y

DONANTES

Si alguien quiere hacer una investigación sobre la caducidad de ciertos libros, que pida donaciones para una biblioteca escolar, o de barrio, o de una asociación de vecinos: en cuestión de semanas se verá con juegos completos de títulos de Isabel Allende, de Pérez Reverte, etc., por no mencionar los de Dan Brown o Michael Crichton. Habrá casos, incluso, en los que las primeras donaciones incluirán algunos títulos recientes de García Márquez, por ejemplo. Es la resaca de todo lo que se vendió mucho, se leyó con más o menos complacencia y después... quedó para ocupar espacio en las estanterías. Quienes padecemos de bibliomanía en mayor o menor grado no comprendemos del todo la facilidad con que estos donantes se desprenden de libros que un día leyeron con aparente placer. Pero ya se sabe que hay placeres que sólo sirven para una vez, y que es mejor no intentar repetir.

RATONES

A pesar de todo, en fin, cuando resuelve uno alguna dificultad erudita a base de Google , no deja uno de sentirse un impostor. *** En el estudio del pintor J. M. Cuadros para una futura exposición: una exhaustiva indagación en los colores de la noche, en la gama de azules, tal como se plasman en un paredón azotado por las olas o en una masa de árboles, irreconocibles uno y otros a primera vista y, sin embargo, tremendamente realistas, de un realismo fotográfico incluso, en cuanto uno acierta a descifrar el enigma de sus formas en la penumbra azulenca. Ejercicios de virtuosismo, al servicio de una visión casi intransferible de las cosas. Y todo ello, desde una igualmente intransferible modestia. Otros, con menos recursos y una palpable impotencia imaginativa, han alcanzado puestos mucho más altos en el cursus honorum de la gloria pictórica local, regional y... nacional. Pero no hablamos de eso. Ni siquiera de la extraña relación que tienen estos ejercicios de visión purísima con las ás

NUBLADOS

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Opresión de día nublado sobreañadida a la opresión del domingo y a otras opresiones que lleva uno dentro. Que pase pronto. *** Cuentos completos de Truman Capote. Trabajosa porfía por hacerse un estilo propio, copiando a unos y a otros. Y ese estilo sólo aflora en frases sueltas, inesperados destellos poéticos que condensan una situación y la elevan por encima de sus, a menudo, onerosas y demasiado detalladas circunstancias. Así, una muchacha que mira, abstraída, como bailan otras dos muchachas negras: "Era como si estuviera dormida y las negras fueran su sueño". Con este tipo de frases clava el relato. *** A menudo he dicho que, para tomar la decisión de no leer los libros de alguien, me basta con haberle leído un mal artículo en prensa: quien no sabe resolver un texto de un folio, difícilmente sabrá resolver una novela (aunque no pueda decirse lo mismo del proceso inverso). Añado ahora: para no leer más a alguien, basta con haberle leído una mala traducción; como las de J

DISIDENTES

Si hay algo difícil en esta sociedad aparentemente abierta y tolerante, es la disidencia. Ocurre en todas las esferas: en la laboral, en la vecinal, incluso en la familiar. No es que no pueda uno quejarse: por el contrario, quejarse se considera de buen tono, y los propios responsables de las inconveniencias de las que protestamos son los primeros en darnos la razón. Es su modo de decir que, para que haya progreso, para mantener el mito de que las cosas evolucionan siempre a mejor, es necesario que previamente estén mal. Es la política del goteo: “el paro ha bajado en tantos miles de personas”, “este año han muerto en las carreteras tantas decenas de personas menos que el anterior”. Nos consolamos con estos “avances” y fingimos ignorar lo que realmente indican: que el paro sigue siendo altísimo, o que la siniestra ruleta mortal que gobierna nuestros desplazamientos sigue plenamente operativa. Lo mismo ocurre en la política: desde los comienzos mismos de nuestra democracia venimos fiand

LA MÁS BELLA

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Nada más sencillo que ahorrarse una decepción: basta no abrigar expectativas demasiado elevadas; incluso no abrigar expectativas de ninguna clase. *** La más bella , de Kurosawa: una antipática película de propaganda bélica de retaguardia, de 1944. Que se salva, quizá, por su hermosa factura, y por la sensibilidad del director a la hora de captar detalles realistas sobre la vida de estas muchachas que trabajan denodadamente en una fábrica de sistemas ópticos para aviones. Pero lo que estremece de la película es la tosquedad del mensaje totalitario: estas chicas son felices mientras cantan canciones patrióticas, desfilen a paso marcial por las calles y asumen como propios los objetivos de producción marcados por los jerarcas, y son intensamente desgraciadas cuando los compromisos familiares o las enfermedades les impiden cumplir con sus obligaciones. Tal vez Kurosawa fuera consciente, mientras filmaba este atractivo engendro, de lo grotesco de esa realidad. Pero más llama la atención l

EL PARAÍSO

Después de una de esas mañanas sin rumbo y más bien descorazonadoras, decidimos gratificarnos un poco y tomar unas cervezas en la calle, en vez de comer en casa. La primera opción, como suele ocurrir, resulta casi tan deprimente como la mañana previa: uno de esos lugares que podrían estar bien, incluso muy bien; pero que, por una inexplicable serie de dejaciones y descuidos, acaban por resultar bastante decepcionantes. No hay aire acondicionado; y nuestro primer impulso, instalarnos en el patio, es inmediatamente abandonado ante la implacable calima que azota el pavimento y reverbera en las paredes blancas. Lo atienden dos muchachas cuya sola aparición, en otras circunstancias, le habría alegrado la vida a cualquiera; pero que, en este contexto de desidia, denotan más bien la voluntad del dueño de servirse de un personal inexperto y mal pagado. Como uno no sabe todavía, a estas alturas, salir echando pestes de un lugar que no le agrada, tomamos una cerveza por compromiso, pagamos y s

NOTICIAS

Una prueba palpable de la clase de tejido del que está hecha la naturaleza humana es la curiosa mezcla de noticias que uno recibe cada vez que reanuda el contacto con un grupo de personas a las que llevaba algún tiempo sin ver. Basta un verano por medio, por ejemplo, para que, al reencuentro, entre un sinfín de noticias banales sobre los placeres vacacionales, etc., tenga uno conocimiento de alguna enfermedad terrible, de alguna desgracia familiar o alguna muerte súbita. La de este año es un suicidio. No abundaré en detalles, por discreción; pero baste decir que las circunstancias, por sí mismas, son tan insólitas que uno sólo recordaba haber visto algo así en el cine; algo parecido, en fin, a lo de esos millonarios americanos del 29 que se tiraban por el balcón al saber que sus acciones habían perdido todo su valor. Ese miedo insuperable a perder, junto a la solvencia económica, el crédito moral, acaso más difícil de recuperar. Día extraño. Y luego, esta incómoda sensación de estar co

UNA TARDE CUALQUIERA

Lo mejor es acudir a estos sitios sin ideas preconcebidas ni demasiado ambiciosas. Eso, inevitablemente, conduce a la decepción. Lo mejor es ir directamenta a uno de esos departamentos bien abastecidos de nimiedades que tengan su intríngulis: por ejemplo, la sección de herramientas, o de pinturas. Uno podría pasarse horas estudiando los distintos tipos de barnices y decapantes, o admirando la amplísima gama disponible de destornilladores. Pero lo mejor viene cuando a uno le entra hambre y acude a la cafetería, o al bar de comida rápida, o a la barra de tapas, o a la bocadillería; y luego entra en uno de esos magníficos cuartos de baño llenos de espejos, de secadores, de surtidores de jabón, y atendidos por una señora solícita que borra tus huellas con una mopa húmeda que huele a lejía. Podrías ir luego al quiosco de prensa, a ojear impunemente una decena de periódicos que no piensas comprar, o a la sección de libros, y leer, con gesto de asombro e incomprensión, la primera página de lo

COHETES

J. acaba de llegar de San Diego, en los Estados Unidos. Nos cuenta que, durante una comida informal, le preguntó a un desconocido, por tal de hacer conversación: "Have you ever been to Europe? You know, Rome, Paris, the Eiffel Tower...". "¿La torre Eiffel?", le dijo el desconocido. "No merece la pena ir a Europa para verla. En el mall de la esquina tienen una reproducción a escala. No es tan grande, pero es idéntica al original." *** Primera página de La silla de plata , uno de los tomos de Las Crónicas de Narnia , de C. S. Lewis : una niña llora en un rincón. Es alumna de cierta "Escuela Experimental", donde aplican los métodos pedagógicos más modernos. En ella, los gamberros y camorristas son considerados "casos psicológicos especiales" y se les deja actuar a sus anchas, y a veces, en virtud de esa atención especial de la que se hacen acreedores, hasta se hacen amigos del director. Sólo hace dos semanas que empezó el curso, pero la n

MELANCOLÍAS DE AGOSTO

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Si hubiera que equiparar los meses con los días de la semana, está claro que a agosto le correspondería el domingo, por las mismas razones que septiembre se igualaría con toda naturalidad a un prolongado y fatigoso lunes. A diferencia de los lunes, en fin, que lo son de pies a cabeza, los domingos son de naturaleza ambigua y contagian al ánimo esa ambivalencia. Las mañanas de domingo son luminosas y alegres, invitan a disfrutar del aire libre, a leer los densos suplementos dominicales en una terraza y a paladear una cerveza. Y éste es justo el carácter que tienen las primeras semanas de agosto: va uno a la playa, inicia la lectura de algún novelón y se permite ciertas expansiones. El tiempo, tanto en las mañanas de domingo como en estos primeros días de agosto, parece remansarse y adquirir la misma textura espesa que tenía en nuestra infancia. Cuánto dan de sí las horas que se extienden de once a tres, antes de que el domingo inicie su fatal declive; igualmente, cuánto cunden los prime