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Mostrando entradas de enero, 2008

LOS MEJORES

Los mejores poemas suelen ser los que se escriben de un tirón; los mejores relatos, los escritos de una sentada; los artículos más satisfactorios, los que se resuelven en veinte minutos. En este espejismo tal vez influya no poco la sospecha de que todo este esfuerzo es vano; y que, cuanto menos ocupe, mejor.

REFERENTES

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En mis labores de bibliotecario escolar, me toca esta mañana fichar un lote de publicaciones oficiales relacionadas con la Generación (o lo que sea) del 27. Llama la atención que el horizonte, digamos, académico en el que todavía se mira la poesía española sea esta Generación, y que ningún poeta o grupo de poetas surgidos después hayan alcanzado semejante grado de notoriedad y estima. No digo que los del 27 no la merezcan; todo lo contrario. Pero sí creo que estamos en condiciones de definir sus logros con cierta objetividad y detectar sus carencias; y que es muy posible que esas carencias hayan sido resueltas o superadas por otros poetas posteriores; lo que, seguramente, se debe a que estos últimos contaron con tan valioso precedente y pudieron otear el panorama, por así decirlo, desde los hombros de un puñado de gigantes. El principal logro de los poetas del 27 quizá haya sido el de haber puesto en valor el conjunto de la poesía española precedente, superando las divisiones de perio

ELOGIO DE LA CALIGRAFÍA

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Nunca he sido un gran calígrafo. De niño, me costaba horrores copiar fielmente la muestra del cuaderno de caligrafía, y era ésa una tarea que odiaba de todo corazón. Pero, independientemente de la belleza y pulcritud del resultado, nunca hasta ahora me había costado escribir a mano, e incluso hubo un momento a finales de mi infancia o comienzos de mi adolescencia en el que me sentía relativamente satisfecho con mi letra: más o menos domeñada, y de un estilo más bien ecléctico, en el que se mezclaban rasgos de imprenta y vicios ya imposibles de erradicar, empezaba a parecerme razonablemente "adulta" y "personal". Durante los años de bachillerato y universidad, la machaqué a fuerza de tomar apuntes. Pero logré mantenerme inmune a todo ese galimatías de abreviaturas y apócopes que lastra para siempre la letra de los estudiantes. Y lo que no podía imaginar, en fin, es que esa bendita habilidad, tan trabajosamente adquirida y madurada, la iba a perder en la edad madura p

FRÍO

La imagen de una biblioteca llena porque fuera hace frío plantea no pocas dudas sobre la verdadera función de la cultura. Aunque tampoco hay que escandalizarse: si para algo sirven los libros, es para ofrecer un poco de calor a quien los lee (y no hace falta quemarlos, como creen algunos). *** No daba crédito esta mañana mientras oía la radio: un candidato a presidente del gobierno (y, para más señas, actual presidente del gobierno) me ofrecía engordarme el bolsillo con 400 € (cantidad nada desdeñable, por cierto, y con la que bien podría permitirme alguno de mis modestísimos caprichos) si ganaba las próximas elecciones. Creo que nunca me había sentido tan ofendido por una promesa electoral. Nunca había sentido sobre mí esa mirada viscosa con que los capataces de los antiguos caciques medían al jornalero de turno antes de ponerle en la mano las tres pesetas prometidas por volver a votar al amo. *** El frío obedece siempre a una misma impresión de haber abandonado una esfera reducida, c

CALCOMANÍAS

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Leo este fin de semana Calcomanías , la compilación de los tres primeros libros del argentino Oliverio Girondo, que acaba de publicar Renacimiento. Poesía divertida , en el sentido que le daba a esta palabra Gabriel Ferrater. Poseedora de esa alegría que preconizó la primera vanguardia. Descarada, algo indecente, irrespetuosa, fresca. Pero en ningún momento torpe o irrelevante. Girondo poseyó un excelente oído y, seguramente, practicó los metros clásicos hasta la extenuación en su prehistoria literaria. De modo que, cuando sale a la palestra enarbolando las formas libérrimas que había aprendido en los postsimbolistas y protovanguardistas franceses (Laforgue, Cendrars, Morand), le salen versículos o prosas poéticas de una sonoridad muy grata al oído formado en la tradición literaria, a la vez que dotados de la frescura y ligereza que exigían sus modelos y los asuntos tratados. Divierte también la satiriosis que parecía aquejar a este poeta que, según las fotografías y caricaturas, deb

PLACERES

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Cuanto más cara es una cosa, mayor placer sentimos al poseerla o consumirla. Hasta tal punto que, si nos dan a probar dos copas del mismo vino, y nos dicen que una es un tintorro corriente y la otra un gran reserva carísimo, nos gusta mucho más la segunda que la primera, y al paladearla experimentamos placeres sensoriales superiores. Así de tontos somos, según un estudio dirigido por el investigador español Antonio Rangel para el Instituto de Tecnología de California. Ignoro el alcance de sus conclusiones, que tal vez expliquen por qué en política, por ejemplo, suele ser más atractiva la megalomanía populista que la sobriedad, o por qué en determinadas ocasiones condescendemos a beber bebidas que no nos gustan (caros champagnes , por ejemplo, o destilados dañinos), en vez de brindar con el tintorro que nos alegra las comidas. Lo primero es fácil de explicar: cuando vemos que un cargo público despilfarra su presupuesto, pensamos que tal vez podamos ser nosotros los destinatarios de ese

LLAVES DE AYER

Apertura de la ferretería: media docena de hombres esperando en la puerta, cada uno con su cuita técnica o doméstica. La ferretera, suelta y hombruna, nos despacha a todos con fría eficiencia. Uno le pide una llave de ayé . Súbito misterio. ¿Qué puertas, qué castillos, qué secretos escondrijos no habrá abierto esa "llave de ayer" que este hombre solicita? Pero la ferretera no duda ni un segundo: lo que le piden es una llave Allen, uno de esos ganchos en forma de ele y sección hexagonal, que sirven para hacer girar cierta clase de tornillos. Qué pena de metáfora estropeada. *** Finalmente, la súbita iluminación de la memoria en que se resolvió el lapsus del otro día no fue tan exacta ni resolutiva. La obra en cuestión no era Memorias de un ladrón , sino Diario de un ladrón ( Journal du voleur ). Bueno. Lo curioso del caso es que el trabajoso proceso mental que me llevó, tras angustiosos minutos, al nombre recuperado (el del autor, Génet) ha seguido funcionando inconsciente

LUNAS

La de anteayer: un mascarón ensangrentado, medio emboscado tras una nube deshilachada; la de ayer, resplandeciente y limpia como una moneda de dos euros recién acuñada; la de esta mañana, invisible tras la niebla (o, mejor, diluida en la niebla, y prestándole a ésta su cualidad luminosa); la de esta noche, en fin, visible sólo en su parte superior, mientras una tiniebla maligna la iba devorando. *** J. sobre el ejército: "Es como un colegio interno". Lo dice ufano, en fin; él , que nunca ha estado en un colegio interno... Puede ser. Pero que no se enteren nuestros potenciales enemigos de que, llegado el caso, quienes habrán de hacerles frente no son más que una partida de... colegiales. *** Y ese jovencito que, hace años, previamente aleccionado por un adulto, me preguntaba, al verme con un ejemplar del ABC bajo el brazo: "Profesor, ¿es usted de derechas?".

ECONOMÍAS

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Una laguna en la memoria; o, mejor dicho, la imposibilidad momentánea de completar una de esas cadenas que surgen al azar de las conversaciones. La de esta mañana, por ejemplo, mientras tomábamos café: la ciudad de Brest (mencionada por un compañero que ha estado allí), la película Querelle de Fassbinder, el libro de memorias de un conocido autor francés en el que está basada, el título de ese libro (irrelevante, de momento), el nombre de su autor (angustiosamente ilocalizable, por más que alcanzo a vislumbrar casi el recoveco de la memoria en el que está ubicado, la extensión de la palabra, sus consonantes)... Torpemente, doy algunas pistas, por si alguno de mis interlocutores puede sacarme del apuro: delincuente, vagabundo, homosexual, anduvo por España, estuvo incluso en nuestra ciudad, escribió una obra de teatro llamada Elle , sobre el Papa ... El compañero que inició estas deriva de la conversación dice saber de quién hablo, pero tampoco logra recordar el nombre. Cambiamos de t

CHANTAJE SENTIMENTAL

Lo malo de llegar al final de un día como el de hoy no es la sensación de haberlo perdido en mil tareas más o menos forzadas; sino la conciencia de que, a pesar de todo lo que presuntamente hemos hecho, no tenemos casi nada que contar. Días que, más que llenar, vacian. *** Internet gratis para todos... Lo que no incluye esta estrambótica promesa electoral, sin precedentes en ningún país del mundo, es la necesaria coda: ¿para qué? Un pueblo semiletrado, producto de un sistema escolar deficiente, no cambia su condición por el mero hecho de disponer del último juguete tecnológico. Seguiremos siendo analfabetos, sí, pero informatizados. *** También un gato puede hacernos chantaje emocional. Lo que dice mucho, no tanto de los gatos, como de nosotros mismos.

HIMNOS

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No sé en que parará lo de la letra del himno nacional. La verdad, no creo que haya muchos países en los que, para disponer de himno, haya habido que convocar un certamen literario. Lo normal es que se adopte el cántico que acompañó una gran victoria militar o una revolución triunfante. La reciente historia de España ha conocido algunas importantes victorias cívicas (el aplastamiento del golpe de estado de Tejero, por ejemplo) y quizá alguna que otra revolución silenciosa. Pero ni unas ni otras, ay, vinieron acompañadas de una marcha airosa, al estilo del Himno de Riego, o de una melopea anticipadora de futuras nostalgias revolucionarias, como lo fue el “Grandola vila morena” de la Revolución de los Claveles (que, por cierto, no es todavía, que yo sepa, himno de Portugal). Puestas así las cosas, ha habido que convocar una especie de juegos florales; a los que, como a los viejos certámenes que se premiaban con una flor natural, lo mismo han concurrido autores consagrados que animosos ver

PIEZAS COBRADAS

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Historias adivinadas al oír de refilón un comentario en la calle. Por ejemplo, la que intuyo detrás de estas terribles palabras oídas hoy mismo, que una señora de aspecto inofensivo decía a su teléfono móvil: "Bueno, si mañana veo que no está hecho el ingreso, pongo la denuncia". *** El mejor elogio posible a un político, y de difícil aplicación, me temo, a la mayoría de los de hoy: "el único hombre que conozco que, hablando mucho, no fuera al mismo tiempo un detestable prometedor" (Daudet, en sus Memorias , refiriéndose a Gambetta). *** Cacerías de K.: una jirafa de peluche, una foca de lo mismo, cobradas ambas en la sabana que constituye la cama de C., su cazadero favorito. Todos los días, cuando llego a casa y veo las piezas junto al recipiente de comida para gatos, constato que la imaginación no es, en absoluto, un don exclusivo de los humanos.

PALMADITAS

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La luz sucia de estos días. *** El acierto de Roger Corman en sus adaptaciones (mejor, reinvenciones) de los relatos de Poe: confiar más en la atmósfera, en las asociaciones de ideas y en la falibilidad de la memoria que en la literalidad de las historias en las que se basan sus películas. Así The Premature Burial : en la historia original, Poe hace un lúcido análisis de ciertas obsesiones morbosas, y depara a su protagonista una especie de irónica cura de choque. Pero eso no es lo que recordamos del relato, sino las angustiosas sensaciones que experimenta el protagonista al creerse enterrado vivo. Y eso es lo que toma Corman; salpimentándolo con detalles e ingredientes de toda la obra de Poe (de "El tonel de amontillado", "El gato negro", "Ligeia", etc.); e integrándolo, para hacer digerible el conjunto, en una trama melodramática. Hoy estas películas nos parecen un poco envejecidas (más, incluso, que las de la Hammer), pero se ven con simpatía, y nos hac

MERCADILLO DE INTERCAMBIO

La biblioteca local organiza un "mercadillo de intercambio" con los libros resultantes de su expurgo anual, que pueden ser canjeados por libros recientes. Es, junto con el mercadillo que organiza Manos Unidas en la Feria del Libro, una de las pocas válvulas de alivio para la imparable afluencia de libros que soportamos en casa. Como sólo admiten dos canjes por persona, le pido a C. que me acompañe, con lo que podremos cambiar cuatro libros. No dejan de darme pena los sentenciados: un estudio histórico local, una disparatada antología poética reciente, una biografía "feminista" de una poeta menor del 27, una especie de biografía de Proust para lectores de novela rosa... Engendros editoriales, que no admiten siquiera la consideración de curiosidades, ni invitan al hojeo distraído de un cuarto de hora, que es lo menos que se le puede pedir a un libro, la única condición que les pongo para obligarme a cargar con él de por vida. Los dejo en el mostrador de la biblioteca

MEDITACIÓN PREELECTORAL

Cada vez que se convocan elecciones pienso lo mismo: he aquí una oportunidad de pasar factura a los políticos por todas las insatisfacciones y disgustos que debo a su gestión. Pero, a poco que lo pienso, constato que las responsabilidades por esas insatisfacciones y disgustos están tan diluidas, tan repartidas entre administraciones controladas por distintos partidos políticos, que no es posible orientar el voto por el simple procedimiento de decir: "si éstos lo hacen tan mal, démosles una oportunidad a estos otros". La verdad es que, a estas alturas, tengo la absoluta certeza de que todos lo hacen igual de mal. Pongo un ejemplo concreto: a la desastrosa organización de los transportes interurbanos en la Bahía de Cádiz se debe el molestísimo hecho de que el breve trayecto de quince kilómetros que he de cubrir diariamente para llegar de mi casa al trabajo sea una auténtica carrera de obstáculos. Este desastre compete a la Junta, titular del servicio, administrado por una empre

MAULLIDOS

K. sufre mal de amores; de la peor clase: la que no tiene objeto definido. Maúlla tristemente y acepta nuestras caricias como un consuelo insuficiente, que no afecta al motivo de su malestar. Que tiene carácter fisiológico, sí, pero se manifiesta más bien como una nostalgia infinita de algo que no puede ser mera fisiología, y que debe de parecerse mucho, en su mente gatuna, a un anhelo de selvas lejanas, de carreras ardorosas tras un topillo o una lagartija, de olores intrincados y rumores espesos... Yo también me sentía como ella cuando tenía el equivalente a su edad. Y también ahora, en fin, en ocasiones. Pero he aprendido a no maullar innecesariamente . *** Excursión campestre en compañía de dos amigos. Quedamos poco antes del amanecer, en una esquina del pueblo. No hay un alma en la calle, y nuestros pasos resuenan con esa indiscreción característica de lo que contraviene las convenciones de una comunidad tranquila y biempensante. Nos adentramos en el monte. En la oscuridad sólo se

PEPÍN BELLO

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(Valga esta reseña de su reciente libro-entrevista, publicada el pasado 5 de mayo en El Cultural, como homenaje a Pepín Bello, fallecido ayer.) CONVERSACIONES CON JOSÉ «PEPÍN» BELLO David Castillo y Marc Sardá. Anagrama, Barcelona, 2007. 229 pp. Pepín Bello (José Bello Lasierra, 1904)) resulta un personaje familiar para quienes frecuentan las bibliografías del 27. Sin apenas obra propia, más allá de algún escrito juvenil publicado en revistas de la época, su nombre resulta inseparable de los de Lorca, Dalí o Buñuel. Su presencia no sólo fue decisiva para que los tres trabaran amistad en la madrileña Residencia de Estudiantes, sino que aportó al imaginario compartido del trío un buen número de ocurrencias propias. Su creatividad, su buen humor y su falta de aspiraciones artísticas constituyeron la argamasa que mantuvo unidos estos temperamentos disímiles durante sus años formativos; lo que también contribuyó a deparar a Bello esa extraña clase de fama que, en la Literatura, correspond

DESERTORES

Cada uno vive donde puede y, dentro de sus posibilidades, donde quiere, o donde entiende que se vive mejor. Así hay que interpretar los datos del censo, que certifican que muchos habitantes de grandes ciudades han decidido trasladarse a otras más pequeñas. Y así hay que entender el hecho de que Cádiz haya perdido población un año más, a favor de otros municipios de su entorno. Hay quien lamenta estos datos, y los aprovecha para criticar a la administración de turno; y hay quien, como el ayuntamiento de Cádiz, se resiste a admitirlos y estudia el modo de refutarlos. Son maneras de intentar sacar partido de un hecho incontestable, del que las sociedades abiertas deberían más bien enorgullecerse: que sea la población, con sus decisiones libérrimas, la que genera realidades que sorprenden y desconciertan a los políticos, y no al revés. La gente quiere vivir en ciudades abarcables, y no en laberintos en los que, literalmente, se pasa uno la vida en trenes y autobuses, cuando no en atascos.

GUIÑOL

En el autobús. Los asientos de delante van ocupados por dos adolescentes que deben de ser extraordinariamente menudas, pues sólo alcanzo a ver de ellas las respectivas colas de caballo en las que llevan recogidos el pelo. Una no para de hablar, la otra calla y asiente. La que habla afecta un desgarro algo impostado, salpicado de palabras gruesas: entre sus hazañas, la de haberse gastado setenta y nueve euros, dice, en su última salida: quince en la comida; el resto, da a entender, en copas; con lo que no me salen las cuentas: sesenta y cuatro euros en copas equivale, según la tarifa media vigente por estos aledaños, a unas veintidós copas... Una de dos: o toda la pandilla ha bebido a costa de ella, o esta chica tiene el aguante de un regimiento de legionarios. O la han timado en todos los bares en los que ha entrado, que también es posible Pero no era esto lo que yo quería anotar, sino el curioso efecto visual resultante de oírlas hablar y ver cómo el moño de la más charlatana no para

CULTURA MEDITERRÁNEA

Quizá no hay verdadero motivo de orgullo en que nos elogien por nuestra discreción, por nuestra parquedad, por el distanciamiento y la ironía que sepamos infundir a nuestros dichos y hechos. Quizá alguna vez nos gustaría que se nos elogiara por nuestra energía, nuestra resolución, nuestro entusiasmo. Aunque sepamos que esa energía, esa resolución, ese entusiasmo, sólo son el resultado de arrinconar todo lo demás, y no nuestra verdadera naturaleza. *** Vuelvo a ver El Padrino , por enésima vez, aprovechando que los Reyes Magos me han traído la trilogía completa en DVD y ya puedo arrumbar las viejas cintas de vídeo. En estas revisiones influye mucho el estado de ánimo del momento, y lo que podríamos llamar la coyuntura moral y estética que esté uno atravesando. La de ahora debe de ser enormemente afín al fondo y forma de esta magna obra, ya que su visionado me produce un sentimiento de exaltación casi preocupante. También, un cierto regocijo, ante la sospecha de que este soberbio ejercic

PREFERENCIAS

Oigo en la radio una entrevista con la alcaldesa de París, que se queja del exhibicionismo del presidente de su país y hace votos porque éste fuera tan discreto y reservado como... el jefe de gobierno español. Cada uno, en fin, es libre de proponer como modelo a quien quiera. Pero qué poco francés se me antoja este preferir la sosería extrema, la grisura, la rigidez y la inexpresividad antes que la nonchalance y el descaro. Yo ya me lo temía, a la vista de la sucesión de bodrios políticamente correctos que nos ha deparado el cine francés de la última década. Hay quien atribuye esta súbita caída de popularidad del presidente francés a la mala situación económica. Puede ser: la pobreza material, en fin, deviene a veces pobreza de espíritu; aunque también, a veces, ocurre lo contrario. Ah, la France.

UNA RAYA EN EL AGUA

Miss Dent, la protagonista del cuento de Cheever "The Five Forty-Eight", de 1955, reaparece casi treinta años después en un cuento de Raymond Carver , "The Train", incluido en Cathedral , su colección de 1984... Que yo me haya apercibido de este fuego cruzado entre dos maestros de la narrativa breve norteamericana es un hecho puramente casual: hace cosa de un año leí los dos tomos de Relatos de Cheever publicados por Emecé, y hace un par de semanas tropecé con un ejemplar de Cathedral en el Fnac de Sevilla. No hay que darle mayor importancia a la coincidencia, ni alardear del dato erudito. Sin embargo, no puede uno dejar de pensar que estas rayas en el agua que trazan los escritores no adquieren sentido hasta que la paciencia de un lector o la mera casualidad cuadran el círculo. Cheever hizo que su señorita Dent le diera una buena lección a su jefe, un ejecutivo nihilista que, después de haberla seducido, la puso de patitas en la calle. La despechada ex-secretaria

HUMILDAD

La aceptación de un regalo exige siempre humildad. La suma de todas esas cosas (esos calcetines, esa colonia, ese libro, ese jersey) es la imagen que los demás tienen de ti. Para ellos, eres alguien capaz de llevar esos calcetines y ese jersey, de oler como esa colonia, de leer ese libro. No los defraudes.

PELMAZOS

"Al cabo de la semana hemos conversado con un centenar de pelmazos; en cambio, si nos hubiésemos limitado a uno de ellos, quizá nos habríamos encontrado conversando con un nuevo amigo, un humorista, un asesino o un hombre que ha visto un espectro". No sé qué pensar de esta aseveración de Chesterton *, tan oportuna en vísperas de volver a la rutina laboral. Añade una sombra inquietante a la levedad de los pelmazos. Y no sé si, de verdad, me interesa conocer a un asesino o a un hombre que asegure haber visto un espectro. Tal vez sí a un humorista (quiero decir, a un hombre dotado de un genuino sentido del humor), siempre que sea yo quien llegue a la conclusión de que lo es, y no él quien se empeñe en demostrármelo. En cuanto al posible nuevo amigo, prefiero que llegue siempre acompañado de un paisaje nuevo, de una renovación de mi propio panorama vital, y no impuesto por la mera circunstancia de haberme quedado a solas con un pelmazo y haber tenido que ahondar en su trato. C

UN MILLÓN EN LA BASURA

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Un millón en la basura (José María Forqué, 1967), o la huella de Capra (y también, la de De Sica , por qué no) en un periodo del cine español que no es tan desdeñable como algunos se figuran. El desgarro social y la desolada poesía del suburbio (espléndidamente fotografiada por Juan Mariné) vienen del italiano; el sentimentalismo y los trucos melodramáticos, del italoamericano; hasta tal punto, en fin, que el argumento de la película (las cuitas provocadas en un matrimonio pobre por el hallazgo de un millón de pesetas en el cubo de la basura) se basa en la explotación de una sugerencia de Qué bello es vivir : la pérdida de ocho mil dólares por parte del contable de la empresa de empréstitos en la que trabaja el atribulado George Bailey/James Stewart. Como en la película de Capra, una apoteosis de bondad solidaria viene a ser la recompensa que reciben los protagonistas después de haber sido duramente probados . Sólo que, a diferencia de la película americana, aquí el elemento religioso

RELATIVISMOS

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La lluvia ha confundido los límites entre tierra y mar. Y ya no sabemos si ese pajarillo que corretea, algo desconcertado, entre los charcos, es un correlimos o un gorrión. Quizá él tampoco lo sabe. *** Curiosa película la que se marca Sean Penn sobre el bien y el mal: The Indian Runner (en español creo que se llamó Hermanos de sangre ). Una feroz requisitoria contra el nihilismo: aunque la vida te haya tratado mal -parece decirnos-, aunque hayas combatido en Vietnam, aunque tu hermano y tu cuñada rebosen convencionalismo y aburguesamiento (y, para colmo de males, el hermano se haya metido a policía), y aunque te dejes tentar por un demonio en forma de dueño de garito y con la cara de Dennis Hopper, la asunción de responsabilidades es siempre mejor salida que el relativismo moral o el nihilismo simplista. Aunque la moral resultante admita también matices y excepciones: el policía protagonista, que no dudó en disparar, al comienzo de la película, contra un alborotador, al final de la m

LIMBO

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Lecturas. El color de España y otros ensayos , de Chesterton: un paseo ligero, periodístico, por las paradojas de la modernidad. Simpatiza uno con la mayoría de las provocativas formulaciones que Chesterton va lanzando aquí y allá: la negación de la Historia como progreso constante e infinito, la denuncia de las muchas cegueras que pueden afectarnos cuando nos aferramos a las estrechas nociones en boga... Pero el caso es que la brillantez de Chesterton, a la postre, resulta agotadora. Hay algo de gesticulación innecesaria en toda esta poderosa gimnasia mental. Y la impresión, algo paradójica, de que esa modernidad que Chesterton denuncia con tanto encono es el único medio en el que un personaje como él podría haber prosperado. Cuando lee uno a Chesterton y a otros antiliberales de su época, simpatiza uno, digamos, con la música de lo que dicen, pero no con la letra. Porque lo que Chesterton condena, ay, es, desde nuestra perspectiva, uno de esos "lo que pudo haber sido" a los

MORLOCKS

Salvo algún detalle de poca importancia -un jirón de nube, un silencio unánime de mañana de domingo, una gaviota tardía cortando el aire gélido-. el primer día de 2008 se parece como una gota de agua a otra al último día de 2007. *** Los excesos, como todo en esta vida, también se rigen por teorías y principios absolutamente personales e intransferibles. Como los de la gata K., por ejemplo: pasó buena parte de las horas previas a la cena pendiente de los preparativos, encaramada a una banqueta de la cocina y relamiéndose anticipadamente ante los excitantes olores que iba percibiendo. Apiadada de ella, M.A. le pone junto a su bandeja de comida unos recortes de salmón, que ella recibe con gran entusiasmo. Pero, apenas los ha probado, vuelve a su banqueta, a seguir acechando los preparativos y, si es posible, aprovecharse de algún descuido nuestro para robar algo de la encimera. Para ellas, las presas verdaderamente valiosas son ésas: las debidas a su paciencia y agilidad, y no las otras,