BUEN SENTIDO

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La anfitriona era joven y deseable. Y cuando nos fuimos todos (los matrimonios primero), los dos solteros del grupo no supieron cómo actuar; finalmente, se quedaron los dos. Uno se marchó a eso de las tres de la madrugada, convencido de que no había nada que hacer; el otro se quedó, sí, pero porque lo rindieron el sueño y el alcohol y hubo que acostarlo. Y es que hay deportes que un hombre, a partir de cierta edad, sólo debería practicar sobre seguro, o cuando no hay competencia, o cuando no hace falta trasnochar.
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Era gente sencilla y sin afectaciones: sólo hablaban de dinero.
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