PIJOAPARTE

En su trayectoria de escritor, Marsé ha bregado con no pocas fantasías megalómanas: ayer, la cerrazón ideológica de los intelectuales de entonces, que, de no haber sido felizmente ignorada, hubiera acabado con la posibilidad misma de hacer novelas; hoy, el fundamentalismo lingüístico, para el que resulta incomprensible que un catalán sea uno de los mejores novelistas vivos en castellano. Sólo a los viejos se les perdona retrospectivamente esos pecados. Marsé ya lo es, y por eso le dan hoy el mismo premio que le tendrían que haber dado diez o quince años atrás. Nunca es tarde, etc.
Comentarios