CONTESTATARIOS

Vi la película con extrema simpatía, pero sin tomármela demasiado en serio. Y con cierta pena, también, ante la constatación de que ese estado ideal y absoluto del cine, plasmado en el gran clasicismo norteamericano que va, en sentido lato, desde el estreno de Amanecer al de El hombre que mató a Liberty Valance, no podía durar eternamente. Como nada en este mundo.
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Me cuenta un pajarito que cierto inminente ciclo literario local dedicado a jóvenes (o quizá no tanto) escritores rebeldes y protestatarios va a costar... 40,000 euros. Por ese precio, trae uno a Vargas Llosa y a García Márquez y los reconcilia definitivamente con una semana de cenas en el Ritz. Y es que la rebeldía, últimamente, se cotiza alto.
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Pero me reconcilia definitivamente con la humanidad el encuentro que tuve esta mañana con una profesora mía de bachillerato a la que hacía años que no veía, y que me dice que su autor preferido en la actualidad es... Andrés Trapiello. Y me comenta los méritos de este escritor con el mismo entusiasmo con el que, hace treinta años, ponderaba los de Cortázar o Vargas Llosa. Lo que dice mucho, pero que mucho, a su favor.
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Un abrazo