MURMANSK

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Este coleccionista de radicalismos irredentos: hasta ayer, venía al trabajo con una camiseta en la que se veía a Bush con una nariz de payaso (que tenía su gracia, todo hay que decirlo); y hoy, en sintonía con la actual coyuntura política, viste una camiseta del Atlético de Bilbao.
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De todas las películas de guerra podría decirse que las invalida el hecho de que conocemos de antemano su final: la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, la perdió el totalitarismo nazi y la ganaron las democracias liberales en coalición con el totalitarismo estalinista, por lo que cualquier película en la que aparezca algún episodio, real o ficticio, de esa guerra tendría que resentirse de nuestro conocimiento del desenlace. No sucede así, por suerte para nosotros y para el esforzado género bélico, que ha deparado no pocas películas memorables. Sin embargo, viendo ayer los primeros minutos de Firefox, la rutinaria incursión de Clint Eastwood en el cine de espionaje de la Guerra Fría, me siento tentado a reconsiderar la validez de la tesis inicial; quizá porque, de todas las guerras habidas y por haber, ésta ha sido la única que se ha desarrollado íntegramente en un plano hipotético: las batallas se ganaban sobre la mesa o el papel, a fuerza de órdagos, como en una partida de mus. Y ahora que sabemos que al menos uno de los contendientes en esa guerra tenía los pies de barro (de qué sean los del otro está aún por ver), la posible emoción que subyacía a todos esos órdagos, entonces tan trascendentes, se reduce a poco menos que nada... Qué poco nos importa que Eastwood consiga o no hacerse con ese avión soviético, cuando ya sabemos que, de haber existido, hoy estaría pudriéndose en un hangar semiabandonado en Murmansk, pongo por caso...
Comentarios
se me antoja endeble y quizá un pelo superficial la afirmación:
"la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, la perdió el totalitarismo nazi y la ganaron las democracias liberales en coalición con el totalitarismo estalinista, por lo que cualquier película en la que aparezca algún episodio, real o ficticio, de esa guerra tendría que resentirse de nuestro conocimiento del desenlace."
Ya sé, es un detalle insignificante. Pero me llama la atención como, con tu habitual lucidez -por regla general convincente- has sobrevolado el tema bélico de tal manera.
En todos los bandos enfrentados en una contienda se dan la victoria y la derrota, sin que por ello, tengan que ser ganadores o perdedores. Quizá, estemos hablando de una de las temáticas más ricas en filones que nos ha dejado la historia. Aún cuando conocemos su final.
Repito, un detalle insignificante. Pero bueno, hacía tiempo que no te comentaba nada de tu blog y fue lo que más me llamó la atención.
Por cierto, me gustaría comentarte cierto proyecto que me traigo entre manos y en el que un buen consejo podría aportar mucho a una mejor causa.
Un saludo,
Eduardo Flores