ALGUNOS HOMBRES BUENOS

Siempre que coincido con estos amigos bromeo con ellos a propósito de su militancia política: representan casi el estereotipo del izquierdista bueno, según suele mostrarse en ciertas películas y libros sobre la República y la Guerra Civil, donde estos personajes normalmente aparecen bajo la figura de un maestro de escuela rural o un obrero impresor. No levantan nunca la voz, tienen modales pausados y todo lo que dicen parece obedecer a una reposada reflexión, o ser la decantación final de largas meditaciones sobre la naturaleza humana. Representan, en fin, lo que podríamos llamar el fundamento moral de la orientación política que encarnan, tan ausente, ay, en quienes comparten esa misma orientación por puro voluntarismo desinformado, frecuentemente adobado con una amplia dosis de intolerancia y bilis. Y uno, que ha aprendido a evitar a estos últimos casi con el mismo esmero con el que procura distanciarse de la carcundia exasperante, siente que con los otros podría formarse alguna vez,