UN ESPEJISMO

Le ha ido uno tomando cariño a U., el pueblo grande más cercano a éste en el que pasamos nuestros días de vacación. Al principio bajábamos a U. por razones exclusivamente utilitarias: para comprar todo aquello que no encontrábamos aquí. Eran visitas un poco accidentadas, que nos obligaban a circular con el coche por calles normalmente muy congestionadas, y a perder mucho tiempo en buscar aparcamiento. Luego, los ires y venires de la plaza de abastos al supermercado, de éste a la ferretería, de la ferretería al quiosco de prensa. Volvíamos de esas salidas agotados, estresados, y con el propósito firme de no repetirlas en semanas, si nos era posible. Pero poco a poco, ya digo, he empezado a tomarle cariño a este poblacho grande y un sí es no es destartalado, pero muy laborioso y serio para sus cosas. También, en los años que llevamos frecuentándolo, hemos descubierto su casco antiguo, que es uno de los caseríos más bellos de la Sierra, y que, frente a la zona comercial, respira una calma