SOLOS

Sé que lo que corresponde, después de que las lluvias interrumpieran el otro día las comunicaciones entre Cádiz y Sevilla, sería protestar por la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras y por la sensación generalizada que tenemos últimamente los españoles de vivir en un país en el que todo es contingente e inestable. Otros columnistas lo habrán hecho, y a ellos remito. No es para tomárselo a broma: por la carretera cortada nos llega a quienes vivimos en este extremo de la Península casi todo lo que necesitamos, por lo que cabe imaginar que ese simple corte seguramente significó que miles de pedidos no fueron entregados puntualmente, que otros tantos trabajos dependientes de esos suministros no pudieron realizarse… Sí, tendría uno que haber puesto voz, desde esta columna, a la legítima indignación de muchos. Pero sucede que hay días en que este columnista se levanta con la cabeza a pájaros, y en los que cualquier suceso que se salga de lo normal despierta en él unas incontrolables a