DE VACÍO

Hace años era uno de los últimos en abandonar cualquier fiesta; ahora soy de los primeros. En eso me parezco al pescador que ya ha aprendido que, si los peces no pican en la primera hora, no merece la pena pasarse toda la noche con el aparejo tendido, para volver de vacío. *** Me comenta esta compañera que le apetece leer algo de Pessoa, un autor, dice, del que sólo conoce "cosas sueltas que ha leído aquí y allá", y de las que ha entresacado frases que copia en sus cuadernos. Ignoro qué frases son ésas, o qué densidad tienen esos cuadernos; pero, atendiendo a la recomendación que me reclama, la animo a leer el Libro del desasosiego , del que le procuro un ejemplar. Ahí lleva frases, pienso, para llenar doscientos cuadernos. Claro que, cuando se lee a un autor con ese afán de espigar pensamientos más o menos ingeniosos o elevados, lo mismo da leer a Pessoa que, pongo por caso, a Paulo Coelho. Por eso odia uno las citas -aunque en este diario haya algunas-: fuera de su contexto