Entradas

Mostrando entradas de enero, 2011

UNA MIRADA

Imagen
Un médico, un simple jefe de negociado, un empleado parapetado tras una ventanilla, incluso un portero o un bedel: durante el franquismo, había capas de la población para las que esas figuras podían representar la autoridad, el respeto debido, el poder omnímodo, por depender de ellas decisiones vitales para quien se ponía en sus manos, y porque en ellas estaba la posibilidad de actuar arbitrariamente contra los intereses del postulante, sin que, en el sistema jerárquico entonces en vigor, éste pudiera plantearse siquiera la posibilidad de elevar una queja.  Naturalmente, no estoy achacando conductas de esa clase a todos los integrantes de los gremios mencionados; ni, por extensión, a cualquiera que detentase entonces alguna clase de responsabilidad profesional o pública (no sé: abogados, profesores...) de parecido alcance. Pero ésa era la esencia de las relaciones sociales en la España de entonces; y por eso me han llamado poderosamente la atención, en estos últimos días, las notic

LO NUESTRO

Imagen
Al mismo tiempo que el cansino terrorismo de Eta se diluye en la irrelevancia, vuelven a aflorar en la vida política y social española otras formas de violencia de apariencia más espontánea y efectos quizá no tan letales, pero que, por eso mismo, constituyen un fenómeno casi más preocupante que el terrorismo declarado, porque su rápida extensión y arraigo en determinados ámbitos podría llegar a convertirse en plaga. Vuelven las brigadas de la porra, los petardistas, los piquetes amenazantes. De todo ello ha habido ejemplos en las últimas semanas. En Murcia unos indeseables le destrozaron la cara a golpes a un consejero autonómico, en Galicia se han reiterado los ataques con explosivos caseros a las sedes del Partido Socialista, en Andalucía ha suscitado serias preocupaciones el anuncio de que algunos colectivos podrían utilizar como arma de protesta el boicot a los actos políticos en la próxima campaña electoral. Salimos, en fin, de la espiral posmoderna del terrorismo preconizado po

DIEZ DEL SOL

Imagen
El sol de invierno constituye siempre un consuelo. Insuficiente, sí, pero que se agradece igual. *** Cada vez que nos paseamos con abrigo en un día soleado el sol siente que le hacemos un reproche. *** Los pusilánimes no serviríamos para hacer el oficio del sol: mediado noviembre, desistiríamos. *** Quienes mejor entienden el sol son los gatos. *** Nadie más solidario que estos gatos amontonados al sol: la parte alícuota de calor que recibe cada uno redunda en beneficio de todos. *** El color preferido del sol es el verde: es el que mejor le sale cuando pinta la mañana, y el que mejor luce cuando los demás aparecen ya un poco gastados o requemados, al mediodía. *** Al sol no le gusta que lo miremos cuando se proyecta en una pared blanca: se siente desnudo. Por eso nos ciega. *** Esas manchitas solares que quedan en la retina cuando nos deslumbramos: islas de un archipiélago incandescente, por el que navega Caronte. *** Cuando está nublado el so

CEJAS

Imagen
A mi nueva foto para el carné de identidad le falta justo uno de los rasgos definitorios de mi identidad: las gafas. Me dice la fotógrafa que la norma actual estipula que no se pueden llevar gafas que te cubran las cejas. De lo que se deduce, supongo, que las cejas deben de ser decisivas a la hora de establecer la identidad de uno. Más, en cualquier caso, que las gafas; aunque, modestamente, creo que en mi caso es justo al revés: para quienes me han tratado en los últimos treinta y cinco años seguramente mis gafas pesan más que cualquier rasgo facial que éstas mantuvieran más o menos oculto. Más importancia tiene, a estos efectos, el corte de pelo. Cuando sustituí mi ingobernable cabellera partida con raya al lado por un corte al uno, hubo gente que no me reconocía por la calle. Por esa misma época me dejé crecer la perilla, y algún gracioso me dijo que me parecía a esa autocaricatura de sí mismo -pelón, rapado, con perilla- con la que el pintor Pérez Villalta solía representarse en su

FRÍO

Imagen
El frío que sentimos en estas latitudes donde damos por sentado que éste es una excepción es siempre reminiscente: es frío de otro tiempo, y llega siempre en el momento justo en el que parecía que dábamos por extinguido su recuerdo, o por improbable su reaparición. Y es un frío admonitorio: viene a hacernos sentir la posibilidad -sólo la posibilidad, en fin- de que podría sorprendernos alguna vez sin abrigo, sin techo o sin dinero,  como ahora, a lo mejor, nos ha sorprendido momentáneamente con calcetines finos o sin camiseta interior. Y entonces sí que aprenderíamos a tomárnoslo en serio. *** La verdadera pregunta que se hacen los escritores que, además de mantener un blog , han escrito y publicado libros, es la siguiente: estas notas gratuitas, libremente ofrecidas a la curiosidad del lector, ¿atraerán la atención de éste hacia alguno de nuestros libros? Y, en tal caso, ¿hará por comprarlos? Teniendo en cuenta siempre, en fin, que el escritor que se halla en la tesitura de hacer

GOTAS

Imagen
Abrazo a esta amiga escritora que acaba de sufrir una inesperada y dolorosísima pérdida familiar. Y sólo en ese momento, el de la percepción del contacto algo trémulo de la persona que abrazo, se interrumpe el gran hiato que separa al que sufre de quienes simplemente asisten a su dolor. Ante el dolor ajeno, en general, no podemos ser otra cosa que intrusos o espectadores más o menos impotentes. Y eso, a pesar de que ciertas causas de dolor apelan muy directamente a nuestra percepción de cuánto sufriríamos nosotros mismos en esas mismas circunstancias. Hay en esa reacción algo de egoísmo, o de puro instinto de conservación: algo que da gracias, en fin, por no ser uno el receptor de ese terrible golpe que acaba de recaer sobre otro. Por suerte, y en bien de nuestra propia humanidad, hay resortes de nuestra sensibilidad que no se atienen a ese cálculo egoísta, y que son los responsables, supongo, de los accesos de emoción que nos embargan en casos como éste; y que, si no confortan al doli

ALEMANIA

Imagen
No se esperaba uno que volviera el día en el que emigrar a Alemania fuera la única salida para quienes no encuentran medios de vida aquí. Nada más hacerse pública la noticia de que una empresa de formación ofrecía quinientas plazas para quienes deseasen trasladarse a ese país y adquirir la preparación necesaria para vivir y trabajar en él, centenares de desempleados españoles acudieron al reclamo; y eso a pesar de que hace apenas unos meses un anuncio similar, referido a unos presuntos puestos de trabajo en Dubái, demostró ser una estafa. Lo de Dubái, al fin y al cabo, llamó poco la atención: el emirato y su portentosa economía, basada en su riqueza petrolífera, nos resultan más bien lejanos y exóticos: un mundo de rascacielos de cristal y de pulcras oficinas presididas por ejecutivos con turbantes de seda. Nada que se decida allí nos concierne demasiado, más allá del peso que ese pequeño país de millonarios pueda tener en las subidas periódicas del petróleo, que el común de los m

LIRÓFORO CELESTE

Imagen
La gripe ha hecho su entrada en casa. Y uno, que se siente ahora mismo pletórico de fuerzas, interroga las motas de polvo y los rincones sombríos, por si son portadores del fatídico virus. Esquivarlo no depende de mí. Pero, por si acaso, intento ofrecerle mi perfil mejor guarnecido. Le tiene uno cierto respeto ya a esos previsibles días en el limbo de la fiebre y el malestar general. Cruzo los dedos. *** Leo en esta monografía sobre cierto conocido autor: "cultiva en Madrid el trato con intelectuales como Rubén Darío, Juan Valera, Menéndez y Pelayo...". Y me choca el uso de la palabra "intelectuales", cuya aplicación a éstos y otros nombres supone casi hacerles un demérito. No lo fue Menéndez Pelayo, en todo caso, a quien conviene más el apelativo de "sabio", si no termina de convencernos el de "erudito". Tampoco creo que lo fuera Valera, en su condición de autor de novelas algo cínicas y ligeras. Y, por supuesto, nunca Rubén Darío, a quien,

FANTASMAS

Imagen
No suelen gozar de muy buena prensa las películas de episodios, y parece un poco abusivo incluir en un lote de títulos de Lubitsch la titulada Si yo tuviera un millón , en la que éste sólo ha dirigido un brevísimo fragmento en el que un oficinista interpretado por Charles Laughton, al recibir la noticia de que le ha correspondido uno de los millones de dólares que un excéntrico millonario anda regalando, se levanta de su mesa, asciende a la planta noble del edificio de oficinas en el que trabaja y... le dedica una sentida pedorreta a su jefe. La payasada, no obstante, forma parte de una muy bien trabada amalgama de episodios dirigidos por distintos cineastas, entre los que destacan los dos firmados por un tal Stephen Roberts, al que yo no conocía.  Dejo para otro día anotar algo sobre el segundo de los dos, referido a un asilo de ancianas en las que el inesperado regalo del cielo posibilita que éstas se rebelen contra la absurda tiranía a la que les somete la gobernanta de la instit

MÉNAGE Á TROIS

Imagen
Ven conmigo, lector, por estos secarrales , dice Enrique Baltanás en el poema prólogo de sus Trece elegías y ninguna muerte . Esa misma palabra, "secarrales", la encuentro luego en otro poema del libro; y, por eso, y por ser una palabra que yo uso poco o nada y, por tanto, me llega con la resonancia peculiar de lo que pertenece netamente al idiolecto o estilo de otra persona, me parece que a partir de ahora la asociaré siempre con este autor y  este libro, del mismo modo que asocio "barrunto" y "barruntar", por ejemplo, con la poesía de Caballero Bonald, o "cacaseno" con la de Gil de Biedma... Ya sé que este análisis peca de basto y de poco científico, pero la huella que la poesía de cada cual deja en uno se parece mucho a la que deja el modo de hablar de los individuos a los que vamos tratando, y a los que asociamos determinadas inflexiones, tonos, palabras, etc. En este caso, además, la palabra resulta -y en eso sí creo que no me equivoco- bast

CHIVATOS

Imagen
Se ha comentado mucho el presunto llamamiento que ha hecho una ministra para que los ciudadanos denuncien a quienes incumplen la nueva ley antitabaco, y hay quien lo ha considerado una incitación a la delación anónima generalizada, similar a la que hubo contra los judíos en la Alemania nazi... Esto último es una exageración, claro: por mucho que se empeñen los fumadores, su causa no es la de una minoría social acosada, sino un simple problema de regulación de convivencia entre quienes se saltan ciertas prevenciones sanitarias y quienes prefieren respetarlas, en bien de su propia salud y la de su entorno. No es moco de pavo, de todas formas. Siempre que un gobierno intenta regular los comportamientos individuales, surge la sospecha de que se está extralimitando. El fundamento de esta sospecha es antiguo: ¿debe un gobierno limitarse a arbitrar desde lejos la convivencia entre los ciudadanos, para que ésta no genere demasiados conflictos, o debe, por el contrario, aspirar a crear ciudadan

CANSADO

Imagen
Cuando uno tenía veinte o veinticinco años, una diferencia de edad de entre tres a cinco años respecto a otras personas suponía con frecuencia gustos y experiencias muy distintas. La edad borra esas diferencias, e insistir en ellas a estas alturas sólo podría entenderse como una manifestación de extemporánea coquetería... Sin embargo, el hecho diferencial sigue ahí: aquello que, a los veinte años, nos parecía ya viejo o lejano o pasado de moda en quienes tenían veinticinco probablemente quedó entonces fuera de nuestro acervo personal, y cuesta aceptar que ahora, en nombre de esa inevitable simplificación de cuentas que nos convierte en coetáneos de quienes antes eran simplemente nuestros mayores, se nos endose sin más. Aceptamos esa herencia impuesta, en todo caso, por solidaridad generacional, y porque ya nos sentimos más cercanos a esos mayores de entonces que a los jóvenes que nos vienen pisando los talones, y porque, con el tiempo, hemos suavizado notablemente nuestros juicios y ab

INTIMIDADES

Imagen
¿No estaré / deshaciéndome a golpes / de transparencia y autobiografismo? , se pregunta Enrique García-Máiquez en un poema de su último libro, Con el tiempo . Y es una pregunta muy pertinente para todos los que utilizamos la propia vida como fuente principal de nuestros escritos; en una época, además, en la que la no-literatura, la que copa las listas de best-sellers y gana los grandes premios comerciales, se nutre de todo lo contrario: de fantasías más o menos inanes, o de esa otra clase de fantasía encarrilada que depara la frecuentación recreativa de la Historia. Y es una pregunta, también, que no puede pasar por alto quien mantiene un cuaderno como éste, que se define como "diario abierto". La respuesta que le da García-Máiquez es coherente con el mecanismo del poema en el que se inscribe; y, en ese sentido, es satisfactoria desde un punto de vista poético. Pero no sé si lo sería igualmente en una discusión abierta. Siempre queda algo -no sé qué- que no se alcanza. / Ser

PELIGROS

Imagen
A las seis de la tarde del sábado la tormenta está justo encima de nuestras cabezas. El intervalo entre los rayos y los consiguientes truenos es mínimo, lo que me hace suponer que es también escasa la distancia que media entre nosotros y el origen de esos rayos. Ni siquiera los vemos: sólo unas intensísimas explosiones de luz cegadora que envuelven la casa. La gata anda asustada, no es para menos. También nosotros sentimos cierto respeto ante la furia de los elementos. El agua golpea furiosamente el canalón y corre a raudales por la calle en cuesta.  De noche, nuestra amiga S. nos cuenta que la tormenta la sorprendió en la calle, camino de la iglesia. En una plazuela vio a una anciana refugiada en un portal. Supuso que iba también a misa, así que se ofreció a acompañarla. Pero la anciana no se decidía a abandonar su refugio, y no paraba de repetir que le daba mucho miedo la tormenta. Así que nuestra amiga desistió de intentar convencerla y siguió su camino. Mientras tanto, la tormen

INVENTOS

Imagen
Con los tópicos no hay quien pueda, como ha venido a constatar un estudio, efectuado en el Reino Unido, según el cual cuanto mayor es el desarrollo económico de un país, mayor es la incidencia de las enfermedades mentales en su población; y, entre ellas, las que se traducen en depresión y neurosis. Es decir, que los ricos también lloran, como viene demostrando ampliamente la literatura folletinesca de todos los tiempos. Las apostillas a ese estudio no tienen desperdicio, y destilan, a primera vista, un incontestable y muy británico sentido común. En 1900, dicen los investigadores, necesitábamos desarrollo económico, como lo necesita África hoy. Pero lo que no parece necesario es que ahora tengamos que estar sometidos a la presión de tener televisores más grandes o coches que corran más. De lo que se desprende que el desarrollo tiene un techo, y que, una vez alcanzado éste, lo razonable sería no plantearse nuevas metas que, a su vez, pudieran traducirse en mayores tasas de insatisfacció

BARBARIDADES

Imagen
Sigo viendo películas viejas que me hacen reconsiderar viejas tesituras ideológicas y morales. ¿Será el signo del año nuevo? Ayer, el musical Brigadoon , de Vincente Minnelli. Qué barbaridad. Un argumento muy común en el cine musical americano es el que cuenta las vicisitudes del bailarín de feria empeñado en hacer un espectáculo "con clase", lo que invariablemente se traduce en una revista con trajes caros, decorados amanerados y melodías empalagosas. Pues bien, ese argumento no hace sino reflejar una querencia natural del cine musical hollywoodense: renegar de sus orígenes canallas para "dignificarse" en espectáculos pretenciosos y cursis. Tal es el caso del que hoy me ocupa. No entiende uno qué hace Gene Kelly, habitualmente tan gracioso en su característico papel de dandy salido del arroyo, en esa Escocia de pastelito, plagada de esos tópicos bucólicos que los yanquis gustan de atribuir a los lejanos terruños europeos de los que muchos de ellos proceden. Per

COORDENADAS

Imagen
Primera lectura del año y primeras películas vistas, y también primer paseo por el centro de la ciudad desde hace dos meses: se superponen los rituales de comienzos de año a la reanudación de las rutinas de siempre después de un largo intervalo. Nada de esto tiene verdadera importancia; pero uno concede cierto crédito a la idea de que, si bien el arranque de un año nuevo no es más que una fecha convencional, que no implica ningún cambio real en las circunstancias de uno, la vida humana está sujeta, como casi todo lo existente, a ciertos ritmos cíclicos, que implican repeticiones y recurrencias, pero también un cierto grado de renovación al comienzo de cada ciclo. Y uno debe de estar atento a esos pequeños indicios; o, al menos, a lo que indican respecto a los cambios experimentados por el propio observador, que es uno mismo. Pero volvamos a lo que motivaba estas líneas. Entre las lecturas, Baroja, del que no había leído ni releído casi nada en el último lustro. La lectura reciente d

PURGA

Imagen
Sale uno algo maltrecho de estas fechas, y heme aquí, purgando los excesos en mi particular banco de galeote, que es el ordenador. Sufro de un amago de faringitis, de una dispepsia intermitente y de una acentuada, aunque quizá no del todo justificada, misantropía. Todo empezó en las vísperas: cena en casa de esos amigos tan británicos, durante la que hojeo un interesante catálogo de fotos de skinheads londinenses -no he hablado aquí de esa parte de mi pesquisa novelística, centrada en Londres-, tengo en las manos la discografía completa de la Velvet Underground y canturreo con el anfitrión la que él dice que es su canción favorita de los Beatles -y que no compusieron ellos, por cierto-: Till there was you . Una velada deliciosa, en la que los anfitriones también nos piden nuestro parecer sobre su último proyecto: poner en marcha una sociedad de debates, como las que florecen en el mundo anglosajón. M.A. pregunta si no creen que no estamos preparados para eso, y que lo más seguro es

ILUSIONES

Imagen
Se esperaba que el pasado jueves se batiera el récord anual de pago con tarjeta. Suele suceder esto en determinadas fechas claves del intervalo navideño. Y coincide la noticia, leo, con la que da cuenta de que el comercio local anda de capa caída. La realidad suele ser así de contradictoria: en un mismo día es noticia que la gente está dispuesta a no gastarse un duro y que esa misma gente está a punto tirar la casa por la ventana. Ha salido uno a la calle a constatar los hechos, porque, aunque algunos de estos artículos parezcan estar escritos al amor de la mesa camilla –y, de hecho, lo están–, tiene uno la fantasía de que lo tomen alguna vez por un intrépido reportero, de los que salen a la calle libreta en ristre y sacan en sus columnas, no el producto de sus rumias, sino el pulso palpitante de la realidad… Ah, la realidad. Lo difícil es saber dónde encontrarla. Y, desde luego, donde no aparece casi nunca es en los periódicos. En los periódicos, a lo sumo, aparece lo que determinadas