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Mostrando entradas de mayo, 2011

PRIVATE WORDS

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Lo malo de lo que está ocurriendo últimamente es que se parece demasiado a las películas de Frank Capra; a Juan Nadie , por ejemplo. Y que conste que yo soy un incondicional del cine de Frank Capra. *** Por primera vez en mi vida unos amigos me piden que escriba un poema para ser leído en su boda. Tras varias tentativas insatisfactorias, doy por bueno un sencillo epitalamio en endecasílabos blancos que empieza así:  La vida tiene a veces estas cosas. Se pronuncian en alto, ante la gente, los fuertes compromisos del amor, sus palabras sentidas y solemnes, sus consagradas fórmulas civiles... Y termina así: ...y que este amor es cosa ya de todos, porque lo hemos celebrado juntos una noche de mayo, en amistad, y es algo ya tan suyo como nuestro. Lo de en medio son, por supuesto, private words addressed to you in public , como decía Eliot en su "A Dedication to my Wife"; siendo ese you , esa segunda persona ceremonial, el único receptor que puede entenderlas y a

VOLOVÁN

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Continúa este falso siroco que vuelve el aire pesado y la luz plomiza. Miro las aguas detenidas de la bajamar, la marisma surcada de meandros del color del cielo neblinoso, las palmeras inmóviles. Uno también está a la espera de algo que se insinúa y no viene. *** Se llega a la novela por escepticismo hacia todos los demás géneros, incluida la novela misma. *** Vol-au-vents rellenos de queso, anuncia el menú de esta inexcusable cena laboral. Hace años que me declaro alérgico al queso, para evitar dar explicaciones respecto a una sencilla cuestión de gustos: detesto ese alimento en todas sus variedades y formas. Lo que no deja de tener sus implicaciones simbólicas. En este caso, por ejemplo: aunque uno coma casi de todo, hay determinadas líneas rojas que nunca sobrepasaría. 

POR CONTRASTE

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Bochorno y nublado, y borrosos paseantes por la orilla, algunos (pocos) en bañador, otros envueltos en esas prendas holgadas que usan los viejos y el viento hincha como velas. Todo como en un fotograma de Muerte en Venecia . De la parte en que sopla el siroco y el protagonista enferma de una mortal melancolía. *** Al lado de las de este compañero mío, mis reservas respecto a las grandes cuestiones en candelero son levísimas, y lo poco que saco en claro y me atrevo a afirmar, en comparación con lo mucho que él matiza o pone en duda, cobra la apariencia de un desmesurado programa radical. Es lo que tiene juntarse con viejos -lo digo con todo respeto-: uno, que ya no es joven, casi lo parece. Por contraste, ay. *** El gato del vecino es tan flaco que sus patas pasan por el espacio que queda entre el portón y el suelo. Las saca por ahí, anhelante -dos apéndices negros, nerviosos, que más parecen tentáculos que patas de animal vertebrado-, cada vez que oye a alguien en el vestíb

ASERTIVO

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Será que con los años me voy volviendo asertivo. Ahora, cuando me toca al lado en el autobús un compañero ruidoso -alguien, por ejemplo, que lleva al oído uno de esos molestos aparatejos que emiten música ratonera-, me levanto y me cambio de asiento; lo que, por lo que veo, no deja de resultar chocante a los aludidos: algunos me miran como si mi gesto soberano supusiera una especie de menosprecio hacia ellos. La chica de este mediodía, por ejemplo: primero me midió con la mirada, como perdonándome la vida por haberme sentado a su lado con el indisimulado propósito de disfrutar de la proximidad de una persona dotada de muy evidentes atractivos. Y luego, cuando salí corriendo hacia otro asiento, debió de preguntarse qué mosca me había picado. La de siempre, debí decirle. La que molesta, no tanto porque pique, sino porque zumba. *** Quién dice que votar no sirve de nada. En mi pueblo hemos cambiado limpiamente de alcalde. Y, para ello, hemos retirado clamorosamente la confianza, no y

EMOCIONES PÚBLICAS Y PRIVADAS

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Fin de semana extraño, cuya nota distintiva ha sido un singular cruce de emociones públicas y privadas. Pude percibirlo ya el viernes en los vestuarios de la piscina: en vez de la consabida conversación de fútbol, hubo una animada tertulia política entre hombres desnudos o sucintamente cubiertos por una toalla, como el filósofo Diógenes cuando departía con Alejandro Magno... Hablábamos de las acampadas y concentraciones de descontentos (o "indignados", como los llama la moda política del momento) que han tenido lugar en numerosas plazas españolas. Y estuvimos todos de acuerdo en considerar que hay motivos sobrados para la protesta. Aunque cada cual aportó sus matices, y hubo quien afirmó -fue el único que aportó una nota de temor- que todo iría bien "mientras no se metiera la ceneté...". Lo que quise entender de este modo: "Todo irá bien mientras las protestas no queden contaminadas por gentes, propuestas y actuaciones de la vieja política".  Otro, el más

POESÍA AMOROSA Y POESÍA SOCIAL (y 2)

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A MRT, tras la lectura de su libro La ecuación poesía amorosa = poesía social  sólo puede ser cierta si también lo es poesía amorosa = lírica de la individualidad . *** ¿Serán estas lágrimas de C. al leer el libro de M.R.T. iguales a las que Agustín de Foxá buscaba en los ojos de las mecanógrafas como prueba irrefutable de la bondad de un poema? *** Si Propercio, el gran poeta amoroso romano, fue también el primer poeta social propiamente dicho, es por lo que tiene de antisocial : puso en solfa los valores en los que se sustentaba la pax augusta , el primer periodo de la Historia conocida regido por una asfixiante corrección política. *** También Garcilaso entendió que ser confinado a una isla del Danubio por decisión del emperador no era más que una metáfora del dolor que sentía ante la ausencia de la amada. O viceversa.  *** La verdadera finalidad de un poema amoroso no puede ser nunca transformar la realidad, es decir, seducir a la amada renuente. La verdadera

15-M

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Llama la atención el nerviosismo con el que los políticos españoles -y muy especialmente los de izquierda- han acogido las manifestaciones del pasado domingo. En la madrugada del martes la policía acabó contundentemente -es decir, a palos- con la "acampada" que unas pocas decenas de manifestantes llevaban a cabo en la Puerta del Sol... Lo que no deja de ser un tanto sorprendente, teniendo en cuenta la singular tolerancia de la que han gozado hasta ahora otras acciones similares llevadas a cabo en la capital, en la que desde hace años no ha habido semana en la que algún colectivo agraviado no organizara un encierro, una sentada, un campamento reivindicativo...  No es que uno espere mucho de este tipo de protestas; más bien, no espero nada. Pero, insisto, me llaman la atención las reacciones de auténtico pavor que ha suscitado la del pasado domingo. Si las autoridades españolas tuvieran que bregar con una oleada de auténtica insurrección social, como la que conoció Grecia ha

POESÍA AMOROSA Y POESÍA SOCIAL (1)

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"La poesía amorosa es también poesía social", afirmó mi amigo Manuel Ruiz Torres en la presentación de su poemario El inicio del mundo , con el que vuelve a la poesía después de veinticinco años. Y lo explicó -es una pena que yo no recuerde ahora sus palabras exactas- diciendo que la manera en la que cada cual organiza su mundo sentimental inmediato determina también su modo de relacionarse en sociedad y concebir las relaciones sociales en general.  Todo esto lo dijo en el preámbulo del que fue, sin duda, el acto más intenso y emotivo de la Feria del Libro; y el más concurrido también. Yo ya había disfrutado de una lectura silenciosa de esos poemas, y escucharlos en labios del autor les añadió, si acaso, una modulación más personal, unos matices que a mí me habían pasado desapercibidos. Nunca antes había asistido uno a una resurrección poética tan manifiesta, y el acontecimiento en sí tenía algo de milagro. Tanto, que uno casi no quería discutir nada, plantearse ninguna ob

PALÍNDROMOS

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Para aprovechar el viaje, llego a la Feria del Libro con M.A., que tiene que estar allí unos minutos antes de la hora oficial de apertura. Y, para ocupar el tiempo hasta el comienzo del acto al que quiero asistir, me siento a leer en un banco estratégicamente situado a la sombra del alero de una de las casamatas o galerías que albergan los puestos de libros. El levante no se ha ido del todo, pero este día ha optado por manifestarse en forma de una brisa fresca, muy agradable. Estoy leyendo el libro de mi amigo Manuel Ruiz Torres. Y, de pronto, sin motivo aparente -hoy no hay animaciones para niños en el recinto, ni nada por el estilo-, la megafonía empieza a emitir una música feroz, que me hace abandonar a toda prisa mi hasta ahora agradable asiento y refugiarme en la casamata, tras un muro de un metro de espesor... Lo que me hace plantearme, de paso, si toda esta estrategia consistente en rodear la lectura de circunstancias ruidosas y aparentemente festivas es la acertada. Ese mismo d

NÁUFRAGOS

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Decididamente, es en los días de viento de Levante cuando más detesta uno físicamente esta ciudad. La propia Feria del Libro, que debiera ser un lugar sosegado, anda revuelta: el viento juega incluso con la megafonía algo destemplada que acompaña los juegos infantiles que se desarrollan en el recinto, haciéndola aún más áspera y desabrida (¿quién dice que los niños necesitan todo este estruendo para estar contentos?). En el salón donde se desarrollan las presentaciones, la puerta parece querer salirse de su marco, y de cuando en cuando emite unos golpes secos y amenazantes, como si alguna criatura aciaga hubiera quedado fuera e insistiera en entrar. Somos todos -libreros, libros, escritores, público- un poco más insignificantes bajo esta ira desatada de los elementos. El propio guardia de seguridad se lo dice a M.A., cuando ésta abre su caseta: "O dejamos la puerta abierta de par en par o la cerramos del todo. Ahora, esto de tenerla entreabierta, y andar entrando y saliendo...&q

CÁMARA INDISCRETA

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Dejo para más adelante el anotar las anécdotas que me cuenta M.A. sobre su novísima experiencia de librera en la Feria del Libro. Hacerlo ahora convertiría este cuaderno en una especie de "cámara indiscreta". Y no se trata de eso. *** "¿Ha sido ya lo tuyo", me preguntan estos amables compañeros, algo confundidos por haber yo mezclado en una misma invitación las fechas de la pasada firma y la inminente presentación. Parece que preguntan por un parto, o por el vencimiento de un  ultimátum. Y alguno mueve la cabeza, como apesadumbrado, cuando le digo que no, que todavía quedan unos días. *** Nos hemos acostumbrado ya a ese gato que suele dormir la siesta a media mañana en el alero de su ventana, justo enfrente del aula en la que doy clase. Al principio, provocaba el regocijo de los alumnos, que hacían lo posible por llamar su atención. Ya no. Ahora, como antes, se limita a mirar despectivamente en dirección a la abertura de la que sale el desapacible ronroneo

TOCO MADERA

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Me siento ante la mesa en la que el librero ha dispuesto una amplia representación de lo escrito y publicado por mí: una vida entera dedicada a esto; lo que, a la luz de los resultados obtenidos (esta montaña de papel), parece un sacrificio un tanto desmesurado. Pasa ante la mesa el río de gente que ha empujado hasta aquí la tarde finalmente clemente; y uno, en este trance de exponer a la vista de todos aquello a lo que ha dedicado sus últimos treinta años, casi lamenta no tener algo mejor que ofrecer..., no sé, una de esas gruesas novelas que las adolescentes leen en los autobuses, o unos versos cuya excelencia viniera certificada, como quería Agustín de Foxá, por su capacidad de hacer llorar a las mecanógrafas... Miro todos estos libros míos aquí reunidos y pienso que, en su educada reserva, resultan un poco egoístas, y que por eso mismo les cuesta tanto recabar la atención de las decenas de potenciales lectores que pasan ante ellos y apenas les dedican una rápida mirada, seguida de

SEÑUELOS

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Acabo -me quedaban unas páginas al terminar mi trayecto de autobús, y no he podido esperar hasta mañana- Madrid Underground . Y, con ella, pongo momentáneo final a la intermitente dieta de lecturas madrileñas que me había impuesto desde el inicio de la redacción de mi actual novela. Ha sido un experimento curioso, sobreañadido a un experimento anterior: tras la buscada regresión real, in situ , a impresiones y recuerdos de hace veinticinco años, añadir los sucesivos reconocimientos inducidos por una serie más o menos impremeditada de lecturas, películas, canciones, etc.; a lo que hay que añadir esos benditos hallazgos que el azar depara a quien se halla excesivamente predispuesto en determinado sentido. Quiero decir que, en los últimos seis meses, he tenido la mente -y, durante unas semanas, el cuerpo- en el tiempo y el escenario de mi novela en marcha. Quizá un cierto distanciamiento convenga ahora a la revisión de lo ya escrito. Pero sé ya, por experiencia, que ahora es cuando la cas

MÁS SOBRE 'VIDA NUEVA'

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La editorial ha enlazado a su página esta reseña de Vida nueva ( página 1 y página 2 ), aparecida en la revista Clarín . 

UNA CABEZA ENSANGRENTADA

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Extraña sensación al leer en Madrid Underground , la novela de "David Serafín" (pseudónimo del irlandés Ian Michael), un capítulo en el que se describe un trayecto de metro que yo solía hacer con frecuencia en mis días madrileños: el que va de Plaza de España a Aluche, en lo que ahora exige combinar las líneas 10 y 5 y entonces, en la época en que está ambientada la novela, era una sola, el llamado "ferrocarril suburbano", en consonancia con su carácter periférico y con el hecho de que gran parte del recorrido transcurría (y transcurre) en superficie. Es una línea poco frecuentada a partir de cierta hora; lo que, unido a la desusada extensión de los tramos que la forman, y al hecho de que en ellos el viajero perciba la elevada velocidad que adquiere el convoy y el acusado desnivel del recorrido cuando éste se lanza, desde la relativa altura de la estación de Príncipe Pío, a salvar por debajo el cauce del inmediato río Manzanares, hace que la soledad y la sensación d

ASPHODELUS ALBUS

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Me emplazan a ir a cortar gamones - Asphodelus albus - para la fiesta de esa noche, en la que encenderán una hoguera y se procederá al curioso rito de hacer estallar contra una piedra los extremos de esos juncos, previamente tostados hasta que la savia les hierve dentro y se vuelve materia explosiva. El tiempo amenaza lluvia, por lo que es bastante improbable que el rito llegue a celebrarse. Pero allá vamos mi amigo y yo, en el coche de éste, hasta un prado cercano donde abunda esa planta. Ha empezado a lloviznar y el campo está encharcado, por lo que la labor se revela penosa. No está uno tampoco acostumbrado a trabajar agachado. Pero la idea de ocuparme en un asunto tan alejado de mis quehaceres habituales resulta por sí sola estimulante. ¿En qué otra cosa mejor puede uno emplear una mañana festiva?  Previamente nos habían citado en la plaza, donde unos cuantos vecinos procedían a decorar una "cruz de mayo". No parece que esta costumbre, aquí como en otras partes, obedezc