Entradas

Mostrando entradas de julio, 2011

ACABO

Imagen
Acabo de enviar al editor el mecanoscrito de mi novela. Ahora sí, ahora empiezan las vacaciones.

COSAS VIEJAS

Imagen
Este camarero había dejado su copa de cerveza en el escalón del umbral de una casa abandonada, colindante con el bar. De vez en cuando, discretamente, daba la espalda a la clientela de la terraza y se echaba al coleto un trago largo. Y daba cosa ver esa jarra en el suelo, sobre el escalón sucio, al nivel en el que las miasmas de la calle, levantadas por la brisa suave que estaba entrando a media tarde, son más densas y abundantes, y llevan entre sus partículas restos de pis de gato y polvo de materia deshecha bajo las uñas de las ratas... *** Sucedía esto, anoto, mientras hacíamos tiempo para entrar en la sala Galileo, donde representaban una extraña obra de Jardiel, Las siete vidas del gato . Una comedia presuntamente de intriga policial, resuelta de aquella manera, y cuyo encanto reside en jugar con las presencias fantasmales de esas viejas casonas madrileñas siempre cerradas, con los dueños eternamente ausentes. Y que también huelen, ay, a polvo de ratas y pis de gato. ***

SOME UGLY THINGS

Imagen
Lo mejor, la ubicación del auditorio y el panorama que se disfrutaba desde allí: la línea de horizonte que abarca, en un golpe de vista, desde la cúpula de San Francisco el Grande, a la derecha del espectador, a los "rascacielos" venidos a menos de Plaza de España, pasando por el perfil de repostería fina de la Almudena y la serena y algo apastelada horizontalidad del Palacio Real, con sus columnatas y belvederes orientados al mar verde que se extiende a sus pies, y que, según va cambiando de nombre conforme se aleja del palacio -Jardines de Sabatini, Campo del Moro, estribaciones de la Casa de Campo- alcanza a envolver el lugar en el que nos encontrábamos. La transparencia del atardecer madrileño y la luz polarizada del último sol, virada a una gama de amarillos y anaranjados intensos, prestaban volumen y contundencia a las formas arquitectónicas, a la vez que las sutilizaban e infundían en ellas un cierto brillo de figuras impresas en papel couché: el decorado perfecto para

VÍSPERAS

Imagen
Vísperas del nuevo viaje a Madrid, esta vez con C. y un puñado de entradas en el bolsillo para diversos espectáculos y distracciones, a las que sumo el propósito de recorrer una vez más -a primera mañana, con la fresca- los pasos de los personajes de mi novela en marcha. Ningún otro libro mío se ha prestado, y ha respondido tan bien, a este cortejo insistente. Ninguno ha dado tanto juego, aun sin estar terminado. Me duele esa inminencia: hay trabajos, me digo, que es mejor no acabar. *** Odiosas las comparaciones, sí, pero la mejor manera de afianzar una impresión en el cambiante sistema de nuestras sucesivas apreciaciones y recuerdos. Por eso se me ocurrió ayer, mientras releía con gran placer las páginas previamente desbrozadas de las Canciones de Lorca, que la valía de este libro se entiende mejor si lo comparamos con otros libros señeros de esta primera fase de la Generación del 27. Es, digámoslo ya, tan moderno y elegante como Cántico de Guillén, pero sin sus rigideces y ap

REALIDADES CONTADAS

Imagen
El contraste entre el apocalíptico panorama económico (éste, de dimensiones planetarias) y político que ha dibujado el boletín informativo matinal, por un lado, y la esplendorosa y serenísima mañana que tengo delante, por otro. Hay algo en la realidad contada que casi nunca coincide con la que experimenta el ánimo. Otra cosa es que el ánimo esté influido por las palpables e ineludibles realidades económicas. Pero la sensación es ésta: si amanece todos los días, si el amanecer nos encuentra con la misma predisposición de siempre para acudir a nuestros menesteres, ¿qué es lo que efectivamente ha cambiado para que nuestra percepción de la realidad, y de nuestra capacidad de incidir en ella, sea otra? Una crisis económica, lo he pensado siempre, no es otra cosa que un periodo de tiempo en el que todo el mundo dice que hay crisis. Y en el que algunos, por cierto, obtienen pingües beneficios de ese estado de ánimo colectivo. Una crisis es, ante todo, un espejismo, porque la propia economí

JAZZ

Imagen
Mientras oigo a esta banda de jazz que se declara devota de Charlie Parker, y cuyo repertorio está formado casi exclusivamente por versiones de temas del genial saxofonista, se me ocurre que es una pena que la imitación declarada esté tan mal vista en otras artes; y que, cuando se da, lo sea siempre de modo vergonzante, o como un estadio previo a la conquista del estilo propio y la originalidad. Que no haya poetas, por ejemplo, que se declaren abiertamente cernudianos, nerudianos, albertianos, byronianos, etc., y dediquen su vida y obra a utilizar aplicadamente los recursos de sus maestros a poemas que, sin ser originales ni aspirar a ello, sean tan placenteros de leer como es grato escuchar a unos buenos músicos recreando la música de sus maestros.  *** Solos de contrabajo: en relación a la voluntad que pone quien lo toca, el instrumento siempre da mucho menos de lo que se espera de él. Y, aun así, da mucho. *** Esta vocalista no sabe o no dice que estos versos que acaba de

PELOS DE GATO

Imagen
Bette Davis en Más allá del bosque (Beyond the Forest) del grandísimo King Vidor. Qué malvada. Y qué ajustado el retrato que la película hace de la bella inadaptada, dispuesta a hacer cualquier cosa por salir del villorrio que la ahoga. Leo en alguna parte que este personaje tan desagradable (que incurre en todo lo reprobable: adulterio, asesinato, aborto, intento de suicidio) le costó a la Davis la popularidad, y fue el directo causante de que permaneciera en barbecho durante años, hasta que resucitó en Qué fue de Baby Jane ... A estas malas-malísimas las vemos hoy con cierta condescendencia, e incluso nos hacen reír. Pero no estoy muy seguro de que sea sólo porque la grandilocuencia moralista de estas películas haya envejecido. En el fondo, somos más simples que el público de aquellos años. Hoy habríamos rechazado la película, no por mostrarnos los aspectos más desagradables de la realidad, e incluso por exhibir (e inducir) cierta fascinación ante ellos, sino por... políticamente in

ACIERTA SIEMPRE

Imagen
De esta crisis, como de las otras, saldremos por... saturación. *** Llamo a esto trabajar. ¿Qué vas a hacer esta mañana?, me preguntan. Trabajar en mis cosas . La diferencia la marca el complemento. ¿No fue Marx quien definió la situación de alienación del hombre respecto a su trabajo? Aquí no: trabaja uno en lo suyo. Que es nada. Trabaja uno en su nada; o, lo que es lo mismo: no trabaja uno nada. *** La esencia del estilo lorquiano, se ha dicho muchas veces, es el uso que el poeta hace de la metáfora elevada a la segunda o tercera potencia: metáforas de metáforas, con las que logra una suerte de feliz transmutación de la realidad. Lo constato ya en algunos textos de su juvenil Libro de poemas . Por ejemplo, en el titulado "Campo", fechado en 1920. Hay metáforas convencionales, obvias, meramente descriptivas, aunque muy bellas: "el papel incoloro / del monte está arrugado". Pero hay también metáforas de segundo o tercer orden: "y la noria materna / a

IN THE MOOD

Imagen
Hojeo la edición de la Poesía Completa de Federico García Lorca que ha preparado Miguel García Posada para Círculo de Lectores. De la poesía de García Lorca creo que no me falta nada importante por leer. Pero, ¿qué quiere decir uno cuando dice que ha leído a determinado poeta? En mi caso, que tengo una idea cabal de la totalidad de su empeño. Y eso sólo lo puedo decir de muy pocos poetas; en el caso de la Generación del 27, quizá sólo de Cernuda, Gerardo Diego y Alberti (lo que no quiere decir que los tres me gusten en igual medida). A otros (Salinas, Guillén, el mismo Lorca) también los he leído, pero algo, una íntima falta de sintonía quizá, ha hecho que de esas lecturas quede en mí el recuerdo de una serie más o menos larga de descubrimientos parciales, antes que una idea de esa totalidad de la que hablaba antes. En ese aspecto, no tengo "leído" aún a Lorca. Y me pesa, porque, en su caso, todos y cada uno de esos "descubrimientos parciales" que me han deparado

INDISCRECIÓN

Imagen
La tragedia del rey Lear llevada disimuladamente al cine: Odio entre hermanos , de Joseph L, Mankiewicz. Extrañamente pertinente hoy esta historia de una quiebra bancaria resuelta con paños calientes y ofreciendo a la ley una oportuna cabeza de turco. Una película negra, negrísima, de una espeluznante violencia contenida: la escena penúltima, en la que tres de los hermanos (el dandy , el tarado, el calculador) tratan de defenestrar al cuarto, es de las que pasan con facilidad a nutrir las pesadillas del espectador. Como si la realidad, en fin, no cumpliera sobradamente este cometido. *** Pesaba sobre el ánimo el recuerdo de la mañana de hospital del viernes. Había acudido allí para acompañar a un familiar cercano. A los parientes de los pacientes en quirófano y UCI nos concentran en una sala de espera especial, a la que se accede desde la calle, y en la que se ven claras trazas de que hay gente que ha pasado la noche allí: mantas, bolsas, envases de comida. Hay quien me dice qu

PÁJAROS Y PLANTAS

Imagen
A raíz de lo que anoté el otro día a propósito de los nombres de los pájaros, repaso mis Cuatro nocturnos , de 2004, un libro escrito bajo el influjo directo de mis veranos en Zahara de la Sierra, que fueron los de la infancia de C., y en el que se habla mucho de pájaros, porque éstos eran un elemento importante de la música, los ritmos, el modo de despertarse e irse a dormir, de esos veranos. La familiaridad adquirida con ellos, y apoyada en la información aportada por gentes del lugar, me permitía entonces hablar con propiedad de algunas especies, de sus cantos, de su modo de hacerse presentes y más o menos visibles. Así arrancaba el poema final del libro, que lo es por describir uno de esos característicos "coros del alba" que establecen los pájaros al romper el día: Primero, la disputa matinal de los grajos, su estruendo de enseres arrastrados, de tejas percutidas por el viento. Luego, el gorrión y su  gorjeo cauto, como quien se asegura de no estar solo entre ext

INTERCAMBIOS

Imagen
"Mercadillo de intercambio" en la biblioteca pública: llevo uno de los malhadados aspirantes a best-seller que me  mandan algunas editoriales y traigo, a cambio, un librito de Josep Pla que no tenía... Y un disgusto: el de haberme encontrado, entre los libros desechados, una novela mía.  *** En el episodio diario de The Simpsons que veo, como lección práctica de inglés, con C., una parodia de El conde de Montecristo . Y recuerdo cuánto me apasionaba esa historia en mi infancia: las angustias del falsamente acusado y condenado Edmond Dantès, su complicada y casi suicida fuga del castillo de If, la implacable venganza que emprende bajo su nueva identidad... No he leído, sin embargo, la novela de Dumas: me bastaban aquellas ingenuas adaptaciones televisivas -recuerdo al menos dos-, que seguíamos puntualmente y luego comentábamos en los corrillos del patio del colegio, en una época en la que sólo había un canal de televisión y todos veíamos los mismos programas... Más tard

IGNORANCIAS

Imagen
Como aún no me han sido presentados, ignoro el nombre de estos pájaros que se han avecindado en las inmediaciones de mi balcón. Cantar, lo que se dice cantar, no es lo suyo: más bien se embarcan en largas parrafadas, que rematan en una especie de pedorreta, como políticos cínicos... Y lo más curioso es que esas charletas, como los discursos de los borrachos, cesan en cuanto sale el sol. *** Estos otros tampoco cantan: tejen. Y se diría que la mañana está pintada -bordada, más bien- en la tela que han urdido. *** De todas mis ignorancias, la que más siento es ésta: no saber los nombres de los pájaros.

RUTINAS

Imagen
Acabo de recoger en correos el ejemplar de Clarín con mis notas sobre Proust. Con este paseo matinal inauguro las semivacaciones de julio. Las llamo así porque, aunque en este mes no tengo obligaciones laborales, mi horario y  ritmo de trabajo se adaptan un poco a los de M.A., que sí las tiene; quiero decir que me levanto temprano -aunque sin prisas-, y que, después de desayunar parsimoniosamente, ordenar la casa y salir a correos y a por el pan, me siento a trabajar en mis cosas el resto de la mañana. No sé exactamente cuándo se instauró esta rutina. Calculo que hace unos diez años, cuando a raíz de mi colaboración semanal en Diario de Cádiz, me impuse la obligación de adelantar en julio los artículos correspondientes a agosto. Ése y otros compromisos acumulados hicieron de julio un mes dedicado casi exclusivamente a la escritura, en contraste con agosto, el mes lector por excelencia. La colaboración con el Diario se le llevó el viento de la crisis, mis compromisos ahora son mínimos,