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Mostrando entradas de enero, 2012

ZEN

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Tendría que haber indicadores gráficos del silencio, y que fueran más expresivos que el mero espacio en blanco -del que tanto abusó, hasta llegar a la autocaricatura, la llamada "poesía del silencio"-. Que este cuaderno, por ejemplo,  fuera un diario zen , lleno más de resonancias que de enunciaciones, más atento a la escucha que a imponer sus palabras. Tiene uno ese ánimo a veces. Pero también ha aprendido uno a desconfiar de esa forma de la pedantería consistente en callar para aparentar inteligencia o una insondable vida interior, ajena al ruido de este mundo. Así que más vale aplicarse a construir, palabra tras palabra, el pobre sonsonete propio, antes que acogerse a ese privilegio de la duda del que tanto abusan los silenciosos.   *** Dentro de ese sonsonete, la cantinela de los achaques. Mi garganta, quebrada otra vez. Los malestares aparejados a esos recurrentes colapsos de las ventilaciones de uno. La sospecha, en fin, de que cuando los bronquios, la garganta o

IRISHTOWN REVISITED

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Tiene algo de efeméride volver aquí, a la hacendosa y recogida calle Irishtown de Gibraltar, porque la primera entrada de este diario íntimo la motivó una visita a la simpática librería de lance que allí se ubica. Fue -tengo que mirarlo, porque lo he olvidado- el 7 de diciembre de 2005.  La calle -mi favorita de Gibraltar- sigue más o menos igual: una calle en la que hacen vida los naturales de la colonia, y no, como la paralela Main Street, dedicada en cuerpo y alma al turismo peninsular, ávido de tabaco y licores a precios económicos. No; lo que aquí florece, amén de alguna que otra venerable oficina de seguros más o menos orientados a lo naval, como la añeja Lloyd's, son las tiendas de barrio: una frutería, por ejemplo, terrosa y oscura, como ya casi no se ven en España, y acaso más marroquí que europea, según la apariencia del hombretón barbado y adusto que la atiende; o una tienda de todo-a-cien que aquí, por eso de mantener  a toda costa los caracteres identitarios, llaman

DE MAÑANA

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Me convocan a una reunión que me saca momentáneamente de mi rutina. Y como no le tengo tomada la medida al trayecto de llegada a este destino ocasional, me veo en la calle a primera hora de una mañana fría, sin otra alternativa que refugiarme en algún bar, a pesar de haber ya desayunado. Así que heme aquí en este viejo establecimiento que, pese a estar en una zona que la ciudad engulló hace decenios, sigue manteniendo un cierto aire de bar de carretera. En estos bares de desayunos llama siempre la atención la presencia de un extraño. Y esta impresión inicial de desconfianza quedará confirmada cuando, a la hora de pagar, yo malentienda el precio y deje en el mostrador un euro, por haber creído oír que el coste de la consumición era noventa (céntimos, se entiende), y no uno veinte , que es lo que el camarero me dijo. Me desagrada la brusquedad con la que éste me interpela cuando estoy ya casi en la puerta. Luego suaviza un poco el tono, tal vez por haberse percatado que mi intención

SANTOS Y DEMONIOS

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Quizá el rasgo que más atrae de Chesterton, más incluso que su ingenio y elocuencia, sea su insobornable optimismo. Que también tiene, como no podía ser menos en él, un fundamento retórico: la pirueta en la que se basa la conversión de la botella medio vacía en la botella medio llena. Véase, si no, su modo de argumentar a favor de la bondad humana:  Aunque es verdaderamente difícil encontrar en el mundo a un hombre completamente bueno, es aún más raro, raro hasta el extremo de la monstruosidad, encontrar a un hombre que no desee serlo o no imagine que ya lo es. (De Tipos diversos . Trad. de Victoria León) *** A lo mejor todo este revuelo respecto al tráfico de contenidos culturales y/o recreativos en Internet se debe a una obstinada negativa a admitir que las condiciones han cambiado. Todo se reduce a que, pongo por caso, un cantante que haya tenido un éxito no tiene asegurado ad aeternam los réditos derivados del mismo, originados por las especiales condiciones de distribu

MEDIA SEMANA

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Aun sabiendo la respuesta -esto fue el jueves-, le pregunté al librero de viejo si había notado algún repunte en la demanda de libros del que fuera prolífico novelista José Luis Martín Vigil, después de que algunos columnistas se hicieran eco de su muerte en el más absoluto olvido, acaecida hace alrededor de un año. Lo pregunto porque he visto una pila de novelas de este autor cuidadosamente entresacadas del limbo de libros desahuciados en el que se encontraban. Y mientras ojeo las portadas llamativas, escandalosas, y leo los títulos no menos sensacionalistas de esas novelas, mi interlocutor me confirma que sí, que le han llegado últimamente pedidos de esos libros. Por qué extraña ley de la oferta y la demanda se rige este fúnebre mercado. Probablemente las mejores páginas que podemos asociar a este autor son las tardías necrológicas -de Villena, de Lamet, de Elvira Lindo- que ha suscitado. Cuando uno tropezaba con sus novelas en los expositores de libros de bolsillo de los grandes a

LEVERTOV Y OTRAS SORPRESAS

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Para preservar el tiempo libre, cargarse de obligaciones. Escribir tres novelas seguidas, por ejemplo, y no levantar la cabeza del ordenador hasta haberlo conseguido. Porque, de lo contrario, son otros los que te llenan el tiempo. Miro mi agenda de las próximas dos semanas y se me cae el alma a los pies. Y pensar que sólo un mísero prurito higiénico me separa de la declaración solemne de estar embarcado en un nuevo proyecto, que me pondría a salvo de todo lo demás... *** Pero también es grato abandonarse a los vaivenes del capricho y a esos azares que te van llevando de una devoción a otra. Ayer por ejemplo: recién terminado Tribute to the Angels y antes de embarcarme en The Flowering of the Rod , la segunda y tercera partes respectivamente de la Trilogía de H.D., me distraigo leyendo algunos poemas de la anglonorteamericana Denise Levertov (1923-1997). Me lleva a ellos el hecho de encontrar su nombre al pie de alguno de los estudios sobre H.D. citados en la bibliografía del

CHESTERTONIANO

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La espera del autobús ha durado lo que se tarda en leer quince páginas de Chesterton. *** "El poeta puede ser un hipócrita en su metafísica, pero jamás en su prosodia". Brillante, desde luego. Y, además, por lo que se me alcanza, verdadero. Pero ¿qué quiere decir exactamente ? *** Y esta amiga que se me acerca en la parada y, al ver lo que estoy leyendo, declara también su entusiasmo por el escritor inglés. Pero, ¿quién que tenga alguna noción de Chesterton no se declarará chestertoniano , incluso contra toda evidencia? *** La que sí ha leído a Chesterton, y con aprovechamiento, es mi gata. *** Contra lo que parece, un sofista católico no es un oxímoron, sino una  definición bastante ajustada a su objeto.  *** El filósofo que más debieran odiar los católicos no es Marx, ni Nietszche, ni Voltaire, sino... Platón. De haber vivido en la era cristiana, hubiera sido un antagonista invencible en cualquier polémica teológica. (Y no sé por qué se me ocurre

PATUSÁN

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Este lamentable capitán de trasatlántico que abandona su barco a punto de naufragar, y que lo hace incluso antes que los propios pasajeros... Su rasgo de cobardía es el de Jim, el personaje de Conrad, cuando abandona el Patna . Sólo que a Jim la literatura -y, de la mano de ésta, la espléndida panoplia de posibilidades de realización individual que ofrecía el siglo XIX- le tenía reservada una oscura, pero definitiva, oportunidad de redención: su labor, hoy diríamos que humanitaria, al frente del misérrimo villorrio de Patusán, y su muerte poco menos que heroica cuando esta aldea sucumbe a unos piratas y él asume toda la responsabilidad de la tragedia... El capitán del Costa Concordia no tendrá tanta suerte .Lo que le espera es el indeleble desprestigio mediático ante la opinión global. En este mundo de hoy no quedan patusanes donde perderse. *** Chesterton en el autobús: Tipos diversos . Como siempre, lo leo con gran placer, con demasiado placer incluso. Porque a la alegrí

NOCTÁMBULO

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Me veo extraño con este sombrerito de pescador que me pongo cuando llueve. Como disfrazado de hombre a quien no sientan bien los sombreros. *** Leo con inmenso agrado The Walls Do Not Fall , la primera de las tres entregas de Trilogy , el triple poema que la poeta H.D. (así firmaba quien en la vida civil se llamó Hilda Doolittle) publicó durante la Segunda Guerra Mundial. Es gran poesía en un sentido inverso a como lo son, por ejemplo, los Cuatro cuartetos de Eliot o los Cantos de Pound. Porque, mientras estas dos últimas obras representan, en cierto modo, el fracaso del programa vanguardista con el que ambos poetas iniciaron su trayectoria literaria, y son, en más de un sentido, un regreso a los modos discursivos de la poesía meditativa del siglo XVII, el extenso poema de H.D. es todo lo contrario: una demostración de que las propuestas retóricas e ideológicas de aquel programa podían utilizarse para obras de gran aliento. Y eso es Trilogy : un muestrario de los recursos y ma

ARCADI Y CHAVES

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Nuestro admirado Arcadi escribió hace unos días sobre el maestro Chaves Nogales, a propósito de la reciente publicación en libro del casi perdido reportaje seriado de éste titulado La defensa de Madrid , originalmente publicado en la prensa mexicana entre agosto y noviembre de 1938 y referido a lo acontecido en la capital a partir de noviembre de 1936, fecha de la llegada de las tropas rebeldes a sus alrededores y del comienzo de la "batalla de Madrid" propiamente dicha. Y esta vez, miren por dónde, discrepamos de Arcadi.  En esas fechas, le reprocha el periodista de hoy al de ayer, "el maestro Chaves no estaba allí" . Porque, como el propio periodista sevillano se encargó de proclamar urbi et orbe en el ya célebre prólogo que antepuso a A sangre y fuego , "cuando el Gobierno de la República abandonó su puesto y se marchó a Valencia abandoné yo el mío. Ni una hora antes ni una hora después". Desde luego, es bastante improbable que, como sugiere Ma

DISTRACCIONES

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Poemas como "Winter Trees" (´"Arboles de invierno") y "Sheep in Fog" ("Ovejas en la niebla") representan la culminación del arte de Sylvia Plath; y, si se quiere, la culminación del programa que se propuso la poesía norteamericana del siglo XX, según quedó éste enunciado por la entusiasta caterva imaginista : acuñar poemas que aunasen la inmediatez visual y el complejo emocional asociado a esa imagen. En ese sentido, de haber perseverado esta poeta en esa dirección, habría llegado a representar, respecto a la vanguardia norteamericana, lo que Federico García Lorca fue para el surrealismo europeo: un poeta verdaderamente dotado, original, capaz de extraer todo su potencial al nuevo campo abierto. Sabido es que la poesía de Plath frecuentemente se decantó por otros derroteros, a los que debe su actual popularidad (que la poeta no llegó a disfrutar en vida) y su capacidad polémica. Pero eso no resta mérito, en absoluto, a la evidencia de que llegó

PRESENCIAS

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Anoto aquí la emoción que me causa  "Presencias", uno de los relatos que componen el libro  Zona de incertidumbre , de Antonio Serrano Cueto. Me atrapa desde el principio su atmósfera, que es la de una casa de vecindad (Antonio la llama "casa comunal") muy parecida a las dos de la gaditana calle Arbolí en las que pasé mis primeros cinco años de vida, o a la de la calle de la Merced donde vivían mis abuelos. Y no me conmueve sólo porque sus menciones a la cocina común, al retrete compartido y a los ratos de forzosa convivencia entre los vecinos coincidan con toda exactitud con mis recuerdos de esos años, sino porque el autor tiene el raro acierto de derivar de esa atmósfera -evocada en términos diríamos "realistas"- el elemento fantástico con el que articula y resuelve su cuento. Nada más natural -ni más asombroso, para quien sepa sorprenderse de lo milagroso cotidiano- que el fenómeno de sugestión colectiva en el que se basa el relato. En él no es neces

LA PIEDRA PARDA

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Primavera anticipada. Algarabía de pájaros, a la que aporta su nota ronca y monosílaba una hembra de jilguero que apenas se inmuta cuando pasamos bajo su árbol (sé que es hembra porque no sabe cantar: en esta especie, como en otras, el canto es privilegio del macho). Estamos recorriendo el sendero que llaman "de la Piedra Parda", una breve ruta que transcurre siempre a la vista del pueblo, muy próxima a la carretera; y que, sin embargo, apenas se ha adentrado uno en ella unas decenas de metros, te hace sentir en plena naturaleza, lejos de cualquier interferencia humana. Y es que hay parajes que son como los juegos de muñecas rusas: desde fuera -desde la carretera- parecen una cosa; y luego, cuando uno se adentra en ellos, descubre que esa apariencia primera esconde otras, y éstas otras, y así casi indefinidamente.  El sendero nos ha llevado hasta el pie del peñón calizo que le da nombre. Y allí, bajo la sombra generosa de una gran encina, nos topamos con la carroña de un

LOOK

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Voy dando fin al programa gastronómico con el que he ido distrayendo las vacaciones: hoy, tartar de atún y guiso de patatas con mejillones. Las mañanas se me han ido en eso: en buscar las recetas, ir al mercado, aviar los platos. Acostumbrado a medir los días en función de otra clase de rendimientos, el balance me desconcierta; y, a la vez, me produce cierta satisfacción, porque, a pesar de la dosis de bienhumorada impostura con la que he asumido mi papel de cocinero (podría haberme atenido a platos más simples y cotidianos), ello no ha contaminado el propósito esencial de mi labor: tener lista la comida para los míos. Y en ello he empleado las horas que, en circunstancias normales, habría dedicado a mis afanes habituales. Creo que he salido ganando con el cambio. Lo otro, sin las debidas pausas, empacha. *** Mientras escribo, el punto con el que acabo de rematar una frase echa a andar por la pantalla... Tardo unos segundos en darme cuenta de que es una de esas mosquitas inverni

FAISANDÉ

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Vengo escuchando en el coche un programa de Radio 3 en el que invitan a alguien a elegir una selección musical. El invitado, en este caso, es el escritor Ismael Grasa. Y aunque no comparto todas sus elecciones, me conmueve que una parte de ellas sean músicos y bandas de su ciudad natal, y que el resultado tenga un aire de biografía en canciones, en la que hay algún hueco también para los ausentes. "Cuando llegábamos a esta canción, Félix Romeo me pedía siempre que subiera el volumen", dice en la presentación de un arrastrado rock'n'roll arrabalero de un grupo local. La banda sonora de uno está hecha de esas cosas. Para lo otro, para adornarse con elecciones prestigiosas, siempre hay tiempo. Y hay que tener ganas también. *** Veníamos de almorzar con unos amigos. Un almuerzo accidentado, todo hay que decirlo, porque el elemento principal del mismo -un lomo de venado de magnífico aspecto- resultó incomible. Demasiado faisandé quizá. O no lo suficiente, quién sab