ZEN

Tendría que haber indicadores gráficos del silencio, y que fueran más expresivos que el mero espacio en blanco -del que tanto abusó, hasta llegar a la autocaricatura, la llamada "poesía del silencio"-. Que este cuaderno, por ejemplo, fuera un diario zen , lleno más de resonancias que de enunciaciones, más atento a la escucha que a imponer sus palabras. Tiene uno ese ánimo a veces. Pero también ha aprendido uno a desconfiar de esa forma de la pedantería consistente en callar para aparentar inteligencia o una insondable vida interior, ajena al ruido de este mundo. Así que más vale aplicarse a construir, palabra tras palabra, el pobre sonsonete propio, antes que acogerse a ese privilegio de la duda del que tanto abusan los silenciosos. *** Dentro de ese sonsonete, la cantinela de los achaques. Mi garganta, quebrada otra vez. Los malestares aparejados a esos recurrentes colapsos de las ventilaciones de uno. La sospecha, en fin, de que cuando los bronquios, la garganta o