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Mostrando entradas de septiembre, 2012

VOCES Y ECOS

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No tiene uno cuerpo de manifestante. Claro que, como a la fuerza ahorcan, he ido a más de una manifestación, y experimentado el vértigo que se produce cuando el pobre ego propio se ve centuplicado por el poder y las energías de una masa. Pero eso es más biología que política, y apenas explica el resquemor racional que los solitarios sentimos hacia esta clase de actos. Además, como tendemos a ser parciales en estas cosas, casi siempre nos parecen bien las manifestaciones que defienden lo que uno, y horrendas, gritonas y desaprensivas las que defienden lo contrario. Y es que eso es lo malo que tienen los actos de masas: igual de fácil es convocar uno para defender lo blanco que para defender lo negro, y tanta gente acude a lo primero como a lo segundo. Lo hemos podido ver muy recientemente: lo mismo acudió gente a una gran manifestación -que contaba con mis simpatías, para qué negarlo- en contra del actual establishment político (la convocada en los alrededores del Congreso de los Dip

INCONSTANCIAS

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El mar ya tiene color de otoño. En eso es como los noveleros, que sacan el terno correspondiente a la nueva temporada antes de que el clima imponga realmente ese cambio indumentario. Pero ya lo decían los poetas: el inconstante mar... *** La única limitación temática que me impongo a la hora de escribir un artículo de prensa es que venga a cuento de algún suceso reciente, aunque sea (mejor si lo es) nimio o intrascendente. Pero qué limitación. Y qué sensación de ligereza cuando uno regresa al ámbito libérrimo de la escritura privada. *** Los ánimos de uno son también inconstantes, como el mar. Cambian, a veces, en el tiempo que se tarda en pasar de una línea a otra. 

INSEGURIDADES

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Al hilo de lo de ayer: no hay que confundir el éxito mundano -que se obtiene de muchas maneras, además de con la literatura- con el éxito literario. Hay quienes viven muy a gusto en esa confusión; pero intuyo que la mayoría de los usufructuarios de esa clase de éxito saben muy bien la parte que corresponde a la habilidad, la suerte o el don de gentes y la que corresponde exclusivamente al valor de lo que escriben. En esto, sospecho, son muy pocos quienes se engañan. Otra cosa es que les guste oírlo en boca de otros.  *** Hay un tipo de inseguridad que se refiere exclusivamente a la valía absoluta del trabajo de uno en la escala de las aspiraciones humanas, e incluso a la de ese conjunto de aspiraciones y al esfuerzo, a menudo ingrato, que exigen; pero que nunca implica, digamos, la sospecha de que la obra propia pueda resultar menoscabada en su comparación con otras obras concretas y particulares. La clase de inseguridad, digamos, que suele ir unida a un secreto orgullo irrenunc

ARREBATOS

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Leo en el último número de Clarín un detallado ensayo de Miguel Sanfeliu sobre las distintas estrategias que los escritores emplean (o empleamos) para intentar recabar un poco de atención ajena sobre las obras propias y romper así la amenaza de la invisibilidad. Parte el texto de una evocación del escritor Felipe Alfau, al que Juan Bonilla consiguió localizar, ya senil, en un asilo neoyorquino, justo en el momento en el que el público y la crítica españoles empezaban a reparar en sus dos olvidadas novelas. ¿Cuántas obras maestras -se pregunta Sanfeliu- no pasarán desapercibidas, sin que ni siquiera merezcan el reconocimiento tardío que consiguió Alfau cuando ya no podía apreciarlo ni disfrutarlo? Sigue un amplio catálogo de trucos -la mayoría, conmovedoramente inanes, cuando no ridículos- con los que el autor invisible o novel trata de llamar la atención de su público potencial: desde colocar disimuladamente el libro propio en un lugar destacado de la mesa de novedades de una libre

EL LESULA

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Quizá lo más llamativo de la noticia del descubrimiento de una nueva especie de mono en el Congo haya sido el hecho de que el espécimen que atrajo la atención de los científicos vivía en cautividad –era la mascota del maestro de una aldea–, y sus congéneres, una vez identificadas las poblaciones correspondientes, han sido ya declarados en peligro de extinción, pues son cazados y comidos por los nativos.  Y el caso es que a uno, ante la inquisitiva mirada del ejemplar que fue fotografiado para los periódicos, se le ocurrió la idea de escribir un artículo que se alejase un poco de la habitual y deprimente actualidad noticiosa y se remontase a los ámbitos de la especulación gratuita, el asombro compartido, las constataciones gratas. Y todo porque, en fin, no todos los días tiene uno ocasión de responder al reto mudo de una fisonomía levemente familiar, que parece plantearnos, desde su mirada franca y desde la compostura de su rostro barbado, el gran reto que nos plantean siempre esta

NO IDEAS BUT IN THINGS

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No está mal este precepto de la llamada "escuela literaria" de la pintura china, que cita Harold Acton en su libro: "Un poema en la pintura y una pintura en el poema". Cernuda creo que decía algo parecido al recordar un consejo que le dio un maestro suyo: que el poema tenga siempre un fundamento plástico. O como lo formulaba William Carlos Williams: No ideas but in things . Lo demás es... viento. *** Me dejan a la entrada de la ciudad, con tiempo para dar un largo paseo hasta el trabajo. Todavía no ha amanecido, y a esa hora tan desacostumbrada me encuentro a M., que pasea a su perro. Los dos nos mostramos sorprendidos de cruzarnos a horas tan intempestivas. A modo de excusa, explico lo que antecede: que me han dejado a la entrada de la ciudad, etc. Y él me comenta que tiene el día libre, pero que se ha levantado temprano para no variar su costumbre, y porque el perrillo tiene sus exigencias, claro. Hubo un tiempo en que frecuentábamos mucho la compañía de M

UN CASO PERDIDO

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Uno está hecho a lo que está hecho; y fuera de este mundo no es nada, como dentro tampoco. Yo me explico. *** A ver cómo me las arreglo para decir algo a favor de Ishtar , el disparate con el que se cierra la breve pero brillante filmografía de Elaine May. Y no sólo porque le guste a mi amiga E., sino porque yo mismo me empeño en ver alguna concordancia entre esta chusca despedida y las tres obras maestras que la preceden. Tiene esta película algo de broma entre amigos, al estilo de las que se permitían John Ford ( La taberna del irlandés ) o Howard Hawks ( Hatari! ); y es, al mismo tiempo, un logrado conjunto de guiños cinéfilos, a cuál más irrespetuoso; siendo el más evidente de ellos el que conduce al modelo mismo de los dos cantantes y compositores protagonistas, que no es otro que la pareja de músicos aficionados que protagoniza Bésame tonto , la celebrada película de Wilder. Es como si los poco escrupulosos personajes de Wilder -recuérdese que uno de ellos llega a contrat

UN ESTRENO

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Nos gustó  Contra el tiempo , la película que ha dirigido nuestro paisano José Manuel Serrano Cueto. La vimos en Alcances, la añeja Muestra Cinematográfica gaditana de la que fuimos en su día muy asiduos y de la que llevábamos desconectados varios años, por motivos que ahora no vienen a cuento... El caso es que el acto tuvo, para mí, cierto valor de reencuentro. Y también, por supuesto, de agridulce constatación de que los años, también para nosotros -y no sólo para los actores secundarios del cine español sobre los que trata este hermoso documental- no han pasado en vano. Tampoco la Muestra ha envejecido bien, y prueba de ello era la escasa presencia que su programación, cartelería, etc. tenían en el propio cine donde tenían lugar las proyecciones, ubicado en un desangelado centro comercial. De hecho, no encontré indicación alguna sobre la sala en que había de proyectarse la película que íbamos a ver, así que me dirigí directamente a la taquilla y, con cierto azoramiento, pedí a la

CARBÓN ARDIENDO

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Siempre es difícil saber qué está en juego en los asuntos de intimidad violada. Hay siempre una primera víctima, que es la persona que ve su intimidad expuesta. Pero hay otras víctimas indirectas, que son aquellos que se ven convertidos en espectadores involuntarios de lo que quizá nunca quisieron ver, o en forzosos sabedores de secretos ajenos, o en encubridores necesarios de aquello que, habiendo llegado a su conocimiento, piensan que no ha de ir más allá. Por eso, en casos como el del eufemísticamente llamado “vídeo íntimo” de la concejala de Yébenes, que ha circulado sin conocimiento ni permiso de su autora y protagonista y ha terminado siendo piedra de escándalo entre sus vecinos y objeto de investigación policial y de polémica política, uno distingue entre lo que dicta el sentido de la justicia y lo que le impone una consideración más o menos ponderada de la naturaleza humana. No es que ambas cosas tengan que ser necesariamente divergentes, pero sí plantean cuestiones de muy di

ECONOMÍA LITERARIA

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Acabaremos vendiendo lo nuestro -libros, cuadros, lo que sea- en un tenderete callejero. Y puede que hasta nos guste. Al tiempo, si no. *** No publicarlo todo. Tener al menos un par de inéditos guardados, como quien guarda unos sacos de patatas, para cuando llegue la sequía. *** A ese inminente lector que, llevado por la amabilidad, está a punto de empezar a leernos  por lo primero nuestro que encuentra, que suele ser algún libro perdido desde hace años en los estantes de una biblioteca o en un remate de libros viejos, ponerle en las manos lo antes posible lo último que hayamos publicado, para resarcirlo. *** Guardar lectores que nunca nos hayan leído para nuestro gran libro futuro, si es que llega. *** Nunca se ha sentido uno más profesional de esto que en aquellos tiempos heroicos en los que el cobro de una colaboración te permitía llegar a fin de mes.  *** Quien te roba una idea -ay de las confidencias entre escritores- más bien te hace

POSTDAM

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La (grata) rutina del artículo semanal. En contra del elemental principio periodístico que aconseja inmediatez, me gusta darme cierto margen de seguridad para escribirlo con calma. Tal vez, pienso, porque en los veintitantos años que llevo escribiéndolos, nunca he perdido del todo el miedo a quedarme en el último momento sin saber qué decir. O porque esa distancia, quizá, es connatural a mi modo de ver las cosas. No sé. Cuando las circunstancias han impuesto premura, tampoco me he arredrado. Pero... *** Después de las ferreterías, las papelerías son las tiendas que más me fascinan. Acudo hoy a una, comisionado por mis obligaciones, para encargar algún material que necesito para mis deberes sobrevenidos de bibliotecario escolar. En estos casos, en vez de atenerme a mi fatalista actitud de conformarme con lo que haya, describo meticulosamente lo que busco y hago que el dependiente tome nota y haga un pedido a su proveedor. Tampoco es que me ponga demasiadas pegas. Al fin y al cab

DESCUBRIMIENTOS

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Quizá lo que me ha llamado tanto la atención de The Heartbreak Kid ( El rompecorazones , 1972), la segunda película de Elaine May que veo en este improvisado ciclo veraniego, es que nos muestre un panorama humano desolador, sin que el tono de la historia se aparte ni un momento de los moldes y convenciones de la pura comedia. Y no es que nos riamos, no, al ser testigos de la desilusión de una pareja de recién casados desde prácticamente su noche de bodas, o al asistir a los ímprobos esfuerzos del novio por contener la irritación y el tedio que le causa la mera presencia de su cónyuge, o al intuir las perspectivas de liberación que se le abren en cuanto conoce, en una playa de Miami, a una desinhibida y bellísima muchacha que flirtea con él desde el primer momento, y a la que él se empeña en seguir hasta el hogar de ésta, en Minnesota, para proponerle matrimonio, una vez divorciado de la esposa con la que apenas ha convivido unos días, y colocándose él mismo en la arriesgada posición

FINLANDIA

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Esta "playa urbana" nuestra se parece mucho en septiembre a la calle principal de cualquier pueblo. Recorrí un buena tramo de la misma, descalzo y con los zapatos en la mano, el viernes a primera hora de la mañana, camino del trabajo, y me extrañó la sensación de que la distancia, recorrida de este modo, se hizo mucho más corta que por las aceras del Paseo Marítimo, y eso a pesar de que a esa hora la marea estaba alta y no había apenas espacio de arena dura sobre el que caminar, lo que dificultaba un tanto la marcha. Pero imagino que estos cálculos subjetivos de distancias no tienen otro fundamento que el ánimo de quien las recorre, y el mío suele ser más partidario, en estas escasas mañanas laborales de cierta flexibilidad horaria, de las sensaciones que depara la orilla del mar que de las algo encanalladas aceras del Paseo, con sus detritos de la noche anterior y su deprimente panorama de terrazas desiertas y comercios con la baraja echada. También al día siguiente, sába

PECHOS

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El topless , leí al inicio del verano, está en franca decadencia. Y la verdad es que la noticia me llenó de preocupación. Dirán ustedes que cosas más graves y urgentes han ocurrido en las últimas semanas. Pero está uno convencido de que el pulso de la realidad es mucho más perceptible en lo nimio que en lo aparentemente importante. ¿Qué tiene que ver un huracán con la realidad? ¿Qué tiene que ver con ella, si me apuran, la cotización de la deuda? Lo uno es un accidente de la naturaleza, lo otro de la voluble economía; pero en ninguno de esos asuntos captarán ustedes la deliberación, la confluencia de voluntades, que encierra la noticia que motiva estas líneas. En Francia, decía, que es donde se estableció la convención de que las mujeres podían y debían tomar el sol a pecho descubierto, esta práctica está en franco retroceso. Y en Estados Unidos, donde la defienden influyentes grupos feministas, ni siquiera ha llegado a cuajar. Aquí en España la cosa sigue más o menos como estaba, po

OJOS DE PALLADIO

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Cambia el sentido de la realidad en función de las horas dormidas o no, y del estado de ánimo resultante. Y bastan dos días de horarios laborales para que la bendita lucidez de las primeras horas de la madrugada en los días de ocio desaparezca. Ayer ya casi no fui capaz de permanecer despierto mientras duraba la habitual película de después de cenar. Claro que era Ocho millones de maneras de morir , la última y peor de las que hizo el malogrado Hal Ashby. Pero ni siquiera eso, ay, me rehabilita ante mis propia conciencia de persona que vende, como casi todo el mundo, lo mejor de su tiempo.  *** Consejos atípicos de un padre a su hija: cuando no hay futuro, es el mejor momento para elegir carreras que nunca lo han tenido, y disfrutarlas. *** Harold Acton sobre la crisis (la del 29): Los políticos predicaban el ahorro, de modo que todo el mundo se puso nervioso y dejó traslucir su determinación de escatimar en la elección de su propio entorno. Sin embargo, mi hermano seguía v

ÍNTIMOS

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Como voy cansado y no tengo ganas de leer, pego el oído -en realidad, no me queda otro remedio- a la conversación telefónica que mantiene la pasajera del asiento de atrás. Entiendo que va a casarse, e intenta dejarle claro a su interlocutora -su madre- que el almuerzo que ha organizado para la ocasión será "íntimo y modesto": "sólo cincuenta personas", dice, frente a las ciento treinta que hubo "la vez anterior" -y no sé si esa vez se refiere a la boda de otro pariente o a una propia-. No me atrevo a volverme para mirar a mi parlanchina compañera de viaje, pero, por el tono de voz, deduzco que no es una chiquilla. "Será una cosa modesta", insiste. Y luego atiende a lo que deduzco que es un intento de su madre por repasar la lista de los invitados. "No, no, a X. la quiero mucho, pero... no puede ser. Y a Z. no le voy a pedir que se pague el cubierto, con la que está pasando...". Yo ignoraba que, entre las prácticas modernas aparejadas

YEGUA NOCTURNA

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El mercadillo de pintura que estos amigos organizan en el pintoresco Callejón del Norte, en Ubrique, se parece mucho a lo que uno considera que debía ser el prototipo de la actividad cultural: sencilla, simple, modesta, entusiasta, surgida de la iniciativa particular y sin otra intervención de las autoridades que la aprobación sincera, cuando procede, y la eliminación de trabas que compliquen innecesariamente su realización. Si, además, como hizo el ayuntamiento de este voluntarioso pueblo, el alcalde hace una visita de cortesía y manda a la banda de música a poner una nota festiva en el ambiente, mejor que mejor. Todo lo demás se debió al esfuerzo de los pintores implicados: ellos llenaron el callejón de obras de pequeño formato, algunas firmadas por artistas que se cotizan bien en el mundillo, y todas ellas a precios muy módicos; ellos llevaron las bebidas y viandas -tomates recién cogidos de la huerta, delicadísimos chicharrones que se deshacían en la boca, sencillos guisos de l