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Mostrando entradas de mayo, 2013

LA RESEÑA DEL VIERNES (21): 'EN LA BARRERA', de GABI MARTÍNEZ

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Este viernes en  LA RONDA DEL LIBRO  nuestra colaboradora Ángeles Prieto Barba publica una reseña de En la Barrera , una excelente crónica viajera del periodista Gabi Martínez.   

CERVEZAS

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Deben de ir las cosas muy mal para que se produzca una noticia como ésta. El consumo de cerveza en España, leo, cayó un 1,5 por ciento en 2012, y en hostelería ha acumulado en los últimos cinco años un descenso del 21 por ciento. ¿Quién mide estas cosas?, se pregunta uno. Pero lo cierto es que cada cual mira por lo suyo, y es fácil imaginar la alarma de los empresarios del ramo al ver que incluso la bebida social por excelencia, la que no necesita de otro aderezo o excusa para su consumo que el mero hecho de contar con un rato libre en un bar, la que no suscita sospechas ni arroja sombras de duda sobre sus consumidores –como sí lo hace el consumo a destiempo de otras bebidas más espiritosas–, se bebe ahora menos; lo que parece, no ya un simple indicador económico –como podría serlo, no sé, la frecuencia con que la gente viaja–, sino un síntoma de atonía, de renuncia incluso a los placeres baratos, a esa sencilla y económica alegría de vivir que hasta ahora se asociaba a los países me

FUTILIDADES

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Después de años de una cierta contención, la retórica anda de nuevo desbocada. Sólo que esos años habían vacunado contra sus efectos a toda una generación, y ahora el espectáculo de esa verborrea desatada (ya sea para denunciar agravios, o infligirlos, o sacar a la palestra viejas causas en las que ya nadie creía) sobre los incautos que, por despiste o inadvertencia, no se inmunizaron contra ella, da un poco de risa, sí, y mucho miedo.  *** Al nivel que la ejerce uno, la literatura no es sólo una pasión inútil, sino sobre todo una tarea enormemente improductiva. Pero basta que un tercero inadvertido te oiga cuchichear de los compromisos contraídos, de las tardes comprometidas, de tus idas y venidas por esta causa, para que de inmediato sospeche que lo que te traes entre manos es una actividad no del todo lícita, de la que se derivan inexplicables beneficios tampoco del todo confesables... Cosa que nadie pensaría de uno si, simplemente, declarara que dedica las tardes..., no sé

SE ENCIENDE Y SE APAGA UNA LUZ

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Termino de leer Se enciende y se apaga una luz , la novela con la que Ángel Vázquez ganó el Planeta en 1962, cuando ese premio todavía significaba algo; aunque a su autor, que no estaba hecho para medrar en el proceloso medio literario, apenas le aportó prestigio o popularidad, y sí lo situó en ese peligroso despeñadero en el que se ven a veces los escritores de obra escasa y lenta cuando se sienten obligados a vivir a la altura de un logro más o menos azaroso. En el caso de Vázquez el desenlace es conocido: sus dos novelas posteriores tuvieron una difícil andadura editorial, y la mejor, La vida perra de Juanita Narboni , el título por el que hoy se le recuerda, sólo póstumamente obtuvo el reconocimiento que merece. Hay quien encuentra consuelo en estas historias de infortunio literario, tan halagadoras para muchos talentos despechados. Pero más inteligente sería, acaso, a la luz de estos ejemplos, renunciar incluso al espejismo de reparación tardía que ofrecen.  Ahí están, de to

MAYO

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Pintura de Manuel Morgado ¿Y qué dirán los más puritanos -que los hay- del delicioso espectáculo que ofrece un banco de iglesia ocupado por una fila de muchachas ataviadas con vestidos cortísimos, según mandan las convenciones de la moda y la etiqueta de estas curiosas fiestas sacro-profanas del mes de mayo? *** También el campo se ha engalanado de flores. Y, para no ser menos, la pila de leña, mojada por las últimas lluvias y resudada bajo los plásticos que debían protegerla, participa también de este estallido de vida y se ha cubierto de babosas. *** Varios gatos muertos en la carretera. Sorprendidos en sus cacerías nocturnas, en medio de alguno de esos cometidos urgentes y secretos en los que suelen andar siempre ocupados. Y en los que no estaba prevista la irrupción repentina de un monstruo mecánico, precedido de una luz cegadora. Y esa elegancia final con la que algunos aciertan todavía a tenderse en el arcén, como dormidos. ___________________________________

LA RESEÑA DEL VIERNES (20): 'CARTAS DE AMOR' DE DYLAN THOMAS

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¿Se estarán poniendo de moda los epistolarios de amor de los poetas? Hace poco reseñábamos el de Pessoa . Y hoy publicamos en LA RONDA DEL LIBRO la reseña de las Cartas de amor de Dylan Thomas. Y lo curioso es que en ninguno de los dos epistolarios sale demasiado bien parado el remitente. 

MOSQUITOS

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Ya Quevedo les dedicó un soneto en el que les achacaba lo más molesto de su acción, que no es picar a la víctima, sino zumbar a su alrededor para que ésta experimente la angustia de la picadura inminente. Que no es dolorosa, todo hay que decirlo; y de la cual, si ocurriese sin previo aviso, no tendríamos otra noticia que algunas rojeces ocasionales en la piel, como las que causan esos centenares de miles de arácnidos microscópicos que habitan nuestras tapicerías y nuestras sábanas sin que nos inquieten lo más mínimo. Vivimos, ya se sabe, rodeados de monstruos de todos los tamaños, pero las limitaciones de nuestros sentidos nos ayudan a soportar la amenaza constante de todas esas criaturas que nos acechan para saciar su apetito con las células muertas que desprende nuestra piel o la sangre que logran chuparnos. Y por eso odiamos al mosquito: por romper ese tácito pacto de silencio. Y por convertir la confortable noche urbana en una prefiguración de selva, y hacernos sentir añoranza d

CALORES

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Entre palmera y palmera, esos tres adolescentes han extendido una de esas cintas que se usan para acotar obras y recintos cortados al paso, y sobre ella prueban a hacer ejercicios de funambulismo. No lo hacen mal: los tres -una chica, dos chicos- consiguen recorrer sin caerse más de la mitad de la extensión de la cinta. Los veo desde mi ventana, vagamente molesto, no sé por qué. La verdad es que no hacen daño a nadie, ni siquiera a las palmeras, que son gruesas y no parecen sufrir por ese trato quizá un tanto abusivo. Quizá el motivo de mi incomodidad sea una vaga añoranza: ahí, dedicados a un ejercicio perfectamente inútil, se les ve inmensamente relajados y felices. Tal vez, me digo, se les podría reprochar que no estén estudiando, como corresponde a la fecha. Pero qué demonios. Ya quisiera yo que algún que otro ejercicio de funambulismo figurado que efectúo al cabo del día me resultara tan satisfactorio. Aunque a mitad de camino diera, como ellos, con mis huesos en el césped.  

GATOS Y PIEDRAS

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La semana se presenta relativamente tranquila -es decir, sedentaria y laboriosa-, después de los trasiegos de la anterior. No, esta semana no hay que vender nada, ni exhibirse, ni incurrir en esa tolerada forma de la descortesía consistente en reclamar más o menos sonrientemente la atención ajena. Aunque ya se sabe que lo uno es fruto de lo otro. y que el resultado acumulado de estas tardes de paciente laboreo no es otro que los libros que, si nada tuerce su curso natural, habré de respaldar en público cuando les llegue su momento. Pero quede aquí constancia que la parte más grata del proceso es la que transcurre en soledad, ante esta pantalla, sin otra compañía que la de la gata que, de cuando en cuando, abandona su letargo en el sofá y viene a ver qué demonios me traigo entre manos con estas digitaciones incesantes... Ella -la gata- no sabe que también su nombre -mejor dicho, su inicial- ha sido también parte de estos públicos trajines de los últimos días. Y que quizá cuando más ce

LA FERIA

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Un insidioso viento de poniente se arremolina en el centro del recinto, que es un antiguo baluarte costero, y empuja a los visitantes a refugiarse en las casamatas, ahora convertidas en casetas de la siempre animosa Feria del Libro local. Y eso parece la clientela: hojas empujadas por el viento a estos depósitos donde otras miles de hojas previamente acumuladas se han compactado en esos cúmulos de materia vegetal que son los libros.  *** J., antiguo profesor mío, ya jubilado, y que ha cambiado su paso nervioso y enérgico de cuando era joven y disfrutaba encandilando a sus alumnos por una trabajosa pero enhiesta y digna -aunque algo dubitativa- lentitud de anciano: "Éste es el último año que nos vemos en la Feria". ¿Y por qué?, le pregunto. "Hombre, porque a mi edad ya es difícil que llegue a otra". No sé si habla en serio o si todavía conserva resabios de su humor cínico y chocante de otros tiempos. Y le digo: "Venga ya, J., no me des el día".

LA RESEÑA DEL VIERNES (19): IGNACIO VIDAL-FOLCH

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El crítico, poeta y diarista José Luna Borge nos ofrece hoy, en LA RONDA DEL LIBRO , una detallada reseña de Lo que cuenta es la ilusión , una muestra de la labor diarística de Ignacio Vidal-Folch.

OMNIPOTENTES

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Sí, los hechos demuestran que, uno a uno, en nuestra debilidad y desamparo, somos simples marionetas en manos de poderes contra los que poco podemos hacer. Pero basta asomarse a las páginas de curiosidades de los periódicos para comprobar que la aspiración humana a la omnipotencia sigue siendo un poderoso acicate. ¿Que Supermán hacía caer aviones con un gesto? Un joven científico español ha desarrollado una aplicación de teléfono móvil capaz de interferir con los sistemas informáticos de los aviones en vuelo; y lo ha hecho, dice, para poner en evidencia los puntos vulnerables de esos sistemas. ¿Que, en un arranque de misantropía, siente uno nostalgia de los tiempos del salvaje Oeste, en los que los niños se destetaban con pólvora? Un pirado de Texas ha inventado una pistola de plástico que cualquiera puede reproducir en casa mediante una impresora tridimensional. No hay atributo heroico que no esté a nuestro alcance, no hay impulso megalómano que no pueda satisfacerse. Algunas de es

'LA NOVELA DE K.' EN LA FERIA DEL LIBRO DE CÁDIZ

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La novela de K. se presenta hoy, a las 18.30, en la Feria del Libro de Cádiz. 

PRESENTACIÓN EN SEVILLA DE 'LA NOVELA DE K.'

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PRIVATE WORDS

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Creo que ha sido la primera vez que he asistido al pregón de la Feria del Libro de Cádiz. Y lo hice, entre otras cosas, porque la presentadora de la pregonera era M.A., que oficiaba por primera vez en público como periodista de El Independiente. Así que era un acto de cierta significación para nosotros, y me alegró que, sin que ello suponga rebajar el mérito de la pregonera, muchos amigos, e incluso uno de los representantes institucionales que intervino en ese acto inaugural -en concreto, el de los libreros- repararan en ese detalle. M.A. estaba guapa: le sientan muy bien las gafas grandes que usa ahora, y que contrastan favorablemente con el óvalo de su rostro, más delgado por efecto de las extenuantes jornadas que conlleva el nuevo periódico. Y se la veía aparentemente serena, dueña de la situación. En su intervención dejó caer una discreta nota personal, que reflejaba bien lo que ahora pasa por su cabeza: dijo que la pregonera -autora de una sola novela, escrita en la madurez

(INTERMEDIO)

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(Volvemos después de la publicidad...)

LA RESEÑA DEL VIERNES (18): 'ANTES DEL NOMBRE', de ELOY SÁNCHEZ ROSILLO

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Este viernes en LA RONDA DEL LIBRO una reseña mía de Antes del nombre , el último y esperado libro de poemas de Eloy Sánchez Rosillo. 

BEATUS ILLE

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En otros tiempos, el ciudadano atareado que se paraba en el Paseo Marítimo a contemplar los cuerpos de los bañistas no sentía otra cosa que envidia, tocada quizá de un punto de melancolía si esos cuerpos pertenecían a personas bellas, jóvenes, desinhibidas, gloriosamente indiferentes a las miradas más o menos resentidas o anhelantes de los transeúntes. En otros tiempos felices el mirón pensaba que quienes gozaban del privilegio de tomar el sol casi desnudos mientras otros apuraban la media hora del desayuno o acudían presurosamente a sus quehaceres eran, simplemente, ciudadanos afortunados, que disfrutaban de horarios laborales más clementes o de profesiones o situaciones vitales que les convertían en dueños y administradores de su tiempo. Lo mismo cabía decir de los eternos figurantes en las terrazas soleadas, de los demorados lectores de periódicos, o de quienes sacaban a pasear el perro a la misma hora en la que otros se afanaban en cuadrar un balance o en desmontar un carburado

COMPARSAS

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De nuevo bajo el peso de la astenia primaveral. La mañana se me hace increíblemente larga, me cuesta concentrarme en las tareas más elementales, y mi única aspiración es llegar al sueñecillo reparador de la hora de la siesta, tras el que sé que me esperan nuevas tareas. La tarde, de todos modos, es otra cosa: siempre me he sentido mejor, más activo y despierto -y puede que más ágil de mente- en el intervalo que va, pongamos, de las cinco a las nueve de la tarde -eso sí, tras la preceptiva siesta- que en el mismo número de horas en el hueco de la mañana. O tal vez esto, como tantas otras cosas de uno, se deba simplemente a la costumbre -que es también la adaptación de los biorritmos propios a las imposiciones algo desconsideradas de la realidad-, que es la que ha querido que el tiempo del ocio creativo -llamámoslo así- no tenga otro hueco que la tarde. Benditas sean. *** Primera entrevista sobre La novela de K. Y, por tanto, primera ocasión en la que, con antelación a las presen

GANAS

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La primavera se afianza en sus tópicos. Al peso cierto de la astenia se unen las no menos manifiestas cuitas del alma encogida. Ritos de la estación: la conquista progresiva de los espacios abiertos, la creciente desinhibición corporal -ese frente de playa lleno ya de mujeres con los pechos al aire-, la pereza anticipada ante las obligaciones aparejadas a la fecha, desde el deber de rendir cuentas ante el fisco a la no menos obligada cita, para quienes todavía no hemos salido del medio académico, con los exámenes finales y la burocracia del fin de curso... También, para quien puede permitírselos o está en edad de ello, los amores y desamores primaverales, ese explosivo cóctel de sentimiento y hormonas, si es que ambas cosas no son lo mismo. Y la evidencia de que algunas de estas cosas -excluida, naturalmente, la cita con Hacienda- son hermosas principalmente sobre el papel, y puede que retrospectivamente, pero no tanto en el día a día. Quien lo vivió lo sabe. *** Leo o me llega

DESCARGO

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En el hueco de la mañana hubo espacio para que luciera un sol rabioso, se nublara, lloviera, granizara y volviera a salir el sol. Nos habíamos unido a la improvisada fiesta con la que un grupo de vecinos y amigos habían decidido "inaugurar" por su cuenta y riesgo la plaza recién reformada, que había estado en obras durante meses. Habían comprado un jamón a escote, al que había que sumar otras viandas más o menos de la tierra, aportadas por los participantes: desde un queso artesano que, a decir de quienes lo comieron (yo no: padezco una involuntaria pero insuperable aversión a este alimento), estaba delicioso, a un sospechoso mosto oscurecido con moscatel, pasando por una sabrosa butifarra y un celebrado revuelto de huevos y tagarninas... El cielo se aclaraba y oscurecía sobre el animado grupo, e incluso dejó caer unos fríos y gordos goterones muy espaciados, a modo de advertencia. Para cuando se decidió a llover, ya habíamos dado buena cuenta de la mayor parte del banquet

LA RESEÑA DEL VIERNES (17)

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Este viernes en LA RONDA DEL LIBRO Antonio Serrano Cueto publica una reseña del libro de microrrelatos Las gemas del falsario de Raúl Brasca. "Una de esas raras flores que de vez en cuando nacen en un claro del bosque editorial español".

PESCADOR

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En la playa, a primera hora de la mañana, un hombre sentado en una silla plegable, entre dos cañas de pescar con los aparejos tendidos al mar en calma. Hace un frío intenso, cortante, impropio de la estación, y se me antoja que, por muy abrigado que ese hombre esté, es imposible que ahí, sentado a la intemperie, el frío no termine calándole hasta los huesos. Aunque se me ocurre que este poco piadoso pensamiento mío viene dictado por el rencor que el hombre ocupado, sacado de la cama por sus obligaciones, siente hacia el ocioso que, simplemente, dispone de su tiempo a su antojo. Y justo cuando llego a su altura, por la acera del Paseo Marítimo, veo que el pescador deja su asiento y comprueba algo en una de las dos cañas. Ese movimiento en apariencia inútil me confirma mi impresión de que el frío hace mella en él, y que por eso se levanta, para infundir un poco de calor en sus miembros. Pero no: hecha su comprobación, vuelve a repantigarse en su silla, en plena intemperie, de cara al