TAMBIÉN AQUÍ

También aquí los libros te salen al encuentro en la calle, e incluso más abiertamente que en otros lugares. En Bab al-Homar, la Puerta de Tierra de la medina de Asilah, hay un quiosco de prensa con una especie de trastienda que contiene una mínima librería donde pueden encontrarse, además de la inevitable sección dedicada al Corán y los libros de devoción, algunos libros en francés (clásicos de uso escolar, sobre todo) y algo de literatura marroquí, aunque no los nombres mayores de los que pueda tener conocimiento un lector europeo. En otro costado de la muralla, junto a la puerta principal o Puerta de la Alcazaba (Bab al-Kassabah), suele ponerse a veces un vendedor que extiende en el suelo una manta sobre la que expone unos pocos y muy desasistidos libros, entre ellos algunos manuales escolares españoles, y ejemplares muy baqueteados de las omnipresentes ediciones para estudiantes de obras de Balzac o Moliére. No puede uno evitar pararse a echar un vistazo, por más que la visión rec