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Mostrando entradas de abril, 2014

DESNUDEZ: UN DECÁLOGO

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Nacemos desnudos y quedamos en disposición de ser desnudados cuando morimos. Que, en el intervalo, la desnudez esté fuertemente connotada por la voluntad de placer obedece evidentemente a un calculado olvido de esas otras dos circunstancias. *** La primera mujer que descubre sus pechos en la playa al llegar el buen tiempo tiene algo de pionera. Cuando se le suman otras y acotan, como suele suceder, todo un tramo de playa, ya están dados los ingredientes para la constitución de un deseable estado utópico a medio camino entre el paraíso terrenal y el reino de las amazonas. *** Hay quien, después de desnudarse al aire libre, siente un irrefrenable impulso de bailar. *** Siempre queda algo de niñez demorada en la redondez inocentona de las nalgas. *** En las playas con espacio suficiente, la desnudez nos hace equidistantes. *** Por lo mismo, un cuerpo desnudo bajo el sol y contemplado a una distancia de, pongamos, veinte o treinta metros parece siempre hecho

EN PRECARIO

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Hace un espléndido día primaveral, las terrazas están llenas de gente y por los comercios ha corrido la consigna de abrir en festivo porque hay tres trasatlánticos atracados en el muelle y habrá centenares de turistas, dicen, recorriendo las calles del centro... Se percibe en estos días de post-crisis, o de crisis atenuada por un cierto hartazgo de la gente hacia las penurias recientes, como una especie de alegría impostada: todo el país es, literalmente, un puerto engalanado a la espera de turistas, de inversores, de dinero que fluya. Al reclamo acuden también los mendigos, los tullidos, los vendedores de baratijas; y esa exhibición del dolor humano en coincidencia con la apertura a deshora de las tiendas y la impresión general de desorientación en la multitud que va de un lado a otro dan a la ciudad un aire de puerto norteafricano, de zoco donde todo se compra y vende en precario y donde sólo se tasa alto una especie de alegría de vivir que parece responder, más bien, a los dones d

LA RESEÑA DEL VIERNES: 'LUZ DE HOY', de ÁNGEL MENDOZA (RESEÑA de RICARDO RODRÍGUEZ)

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Este viernes LA RONDA DEL LIBRO publica la reseña que Ricardo Rodríguez hace de La luz de hoy , el quinto libro de poemas del poeta portuense Ángel Mendoza, publicado por Libros Canto y Cuento . 

MÚSICAS CELESTIALES

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¿Qué decir en la recogida de un premio como el Cervantes? Música celestial. Claro que unos lo tienen más fácil que otros. Para un hispanoamericano, por ejemplo, nada más sencillo que interpretar ante el respetable el papel de escritor hispanoamericano y decir lo que la gente espera oír de un espécimen de esa particular división del mundillo literario, por más que sus representantes más lúcidos hace tiempo ya que se rebelaron contra ese encasillamiento. A Poniatowska, por cierto, se le conoce algún oportuno desaire al poderoso de turno en el momento en el que éste la emplazaba a recoger un premio de su mano. Hace bien en no repetirlo, siquiera sea porque la humildad bien entendida obliga también a saber encajar con naturalidad los reconocimientos. Pero no estoy muy seguro de que toda esa pompa le sea del todo beneficiosa, en un momento en el que al ciudadano medio se le indigesta el almuerzo cuando, a la hora del telediario, aparecen sus gobernantes convertidos en ángeles guardianes d

EN EL DÍA DEL LIBRO

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Puede que esté mal decirlo precisamente hoy, en el Día del Libro, pero la verdad es que nunca he sentido el impulso de hacer proselitismo a favor de la lectura. Creo, eso sí, en la necesidad de que los libros estén al alcance de quienes los reclaman; pero no en la de convencer a quienes no leen de las bondades de hacerlo. ¿Para qué? El gusto de la lectura no se transmite con argumentos, sino más bien por ósmosis... En mi caso, creo que mi afición a leer se debe a un deseo más o menos inconsciente de participar en la felicidad que adivinaba en otras personas que leían sin hacer de ello ostentación alguna. Una felicidad que era también una deseable forma de autosuficiencia, porque leer es una manera de hacer confortable la soledad. Y quizá por eso el número de lectores necesariamente ha de disminuir en un mundo cada vez más gregario y en el que la soledad voluntaria y aceptada resulta incluso sospechosa. *** Lo mejor de nuestra literatura -quiero decir, el medio centenar de clá

GARCÍA MÁRQUEZ Y LAS GLORIAS DE ESTE MUNDO

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Si a la persona de Gabriel García Márquez la ha matado la muerte -digámoslo así-, al escritor que fue lo están matando las exequias con las que los poderes de este mundo andan celebrándose a sí mismos con la excusa de honrar al muerto. Siempre ha sido así y no hay de qué extrañarse. Pero me cuesta creer que, después de, digamos, esta sobreexposición mediática, quede en el mundo un solo lector en condiciones de acercarse desprejuiciadamente a la obra del difunto. Tampoco parece posible que quienes nos iniciamos en la lectura cuando esa obra era ya un lugar común casi ineludible de nuestra actualidad literaria podamos ahora pronunciarnos serenamente sobre su valía; es decir, sobre lo que esa obra ha dejado en nosotros. Hace años, recuerdo, el escritor colombiano vino a Cádiz a recoger el modesto tributo de gloria que la capital de provincia estaba dispuesta a otorgar a una gloria mundial. El sarao lo organizó la Diputación, que fue quien repartió las invitaciones. Ni que decir tiene qu

PINTURA

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El Guadarrama pintado por Aureliano de Beruete. Es el cuadro que me esfuerzo por retener en mi visita a la exposición dedicada a la Generación del 14 en la Biblioteca Nacional. En realidad, este hábito de aprovechar los viajes a Madrid para ver exposiciones responde más al afán de callejeo que a cualquier otra cosa. Pasea uno por estas salas y se pregunta si, de verdad, lo que será capaz de recordar al final del recorrido valdrá lo que el tiempo invertido en detenerse ante cada cuadro o vitrina, leer los rótulos, asentir ante esa especie de autoridad convencional que emana de lo que otros previamente han juzgado lo suficientemente valioso como para merecer el honor de ser expuesto. Sí, se limita uno a dejarse llevar. Al fin y al cabo, la gente que se concentra en una mañana de primavera en un lugar como éste refuerza en uno, aunque sea con algún que otro reparo, la ilusión de una humanidad civilizada y culta, que no vocifera ni se empuja, y que ni siquiera ensucia demasiado los servi

REGRESIONES

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En el autobús. Posiblemente estudiantes de filología inglesa: en la misma conversación mezclan una discusión en torno al contenido de Un mundo feliz , la novela de Huxley, y una embelesada contemplación de alguna tontería que una de ellas tiene grabada en el móvil. Y la verdad es que, en sus voces, tan absurdo e inconsecuente suena lo uno como lo otro.  *** Yo también he dedicado la tarde anterior a mis arduas pesquisas universitarias. Hojeo una sesuda compilación de artículos. El libro está anotado y subrayado, e incluso tiene algunas hojas con el pico plegado a modo de marcapáginas. A mi alrededor, en la biblioteca, unas decenas de estudiantes, casi todos ellos enfrascados en las pantallas de sus portátiles. Me animo a pedir uno en el mostrador; pero el encargado me dice que tengo el carné caducado, y que no me lo puede actualizar si no le presento tales o cuales documentos acreditativos de mi sobrevenida condición de estudiante... A mis años. Por un instante, revivo mis prime

VERDADES SIMPLES

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Anticipo del verano. Cuerpos casi completamente desnudos en la playa, desnudeces parciales en todas partes. El placer casi irrestricto de mirar desde esta especie de serenidad colmada, que es también gratitud a la vida y a las personas que quieres. *** Vuelvo a ser escritor en revistas. Recibo el primer número de la sevillana Estación poesía y espero otras dos más en las que van otros tantos poemas míos. Nunca me he prodigado mucho en revistas; entre otras cosas porque, en la bienhadada racha editorial que precedió a las actuales penurias, casi no me daba tiempo de dar anticipos de mis libros antes de que éstos se publicaran. Y ahora que casi no hay editor que se atreva con algo mío, vuelvo a mis orígenes: a aquella bendita dispersión en la que me fue dado iniciarme como escritor, en revistas como Fin de Siglo , Contemporáneos y tantas otras que se publicaron en los mismos años en los que nos golpeaban todavía los coletazos de la otra crisis económica y España era un baldío en

AMARILLO Y BLANCO

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Alterna el amarillo (el de la flor del tojo, el jaramago, la retama) con el blanco (del almendro, el espino albar, la manzanilla, el gamón). Alguna mota roja o morada. Y una luz azul. Se diría un paisaje de poema de J.R.J. *** Pero hay también lugares donde los colores se amortiguan o pierden su significación para sumirse en una tonalidad general que predispone a otra manera de ver las cosas; acaso porque el campo a plena luz, en primavera, deja de ser esa unidad de tonos y matices graduales en que consiste en otoño o invierno, o incluso en lo más crudo y aplastante del verano, y se fragmenta, se atomiza, en una explosión de rabiosas individualidades; y por eso se agradece que haya lugares capaces de sustraerse a ese afán general. Las umbrías, por ejemplo, como la que constituye la sombra de una encina grande circundada de altos matorrales de tojo o lentisco. Allí la luz es también azul, pero de otra manera: azul de fondo, de cueva marina, de madriguera. Un pájaro eleva su nota

ELEMENTOS

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La agenda literaria de uno: como la de un autor de best-sellers , casi; sólo que, en vez de compromisos millonarios y multitudinarios, lo que me ocupa es una infinidad de pequeños actos amistosos, locales, cercanos, a propuesta de colegas y conocidos para quienes la veteranía -que no el renombre- de uno supone un cierto apoyo o un modesto adorno. Me honran con ello, por supuesto Alimentan la fantasía de que, más allá de ese reconocimiento social que me otorgan, alguno de ellos y de los asistentes que acuden al reclamo también me leen. Y esa posibilidad, aunque remota, tampoco es para desdeñarla. *** Definitivamente, me gusta el cine de Cukor. Mujeres (1939) es una delicia; por más que decir esto hoy de una película en la que una mujer recupera a su marido infiel a fuerza de perdonarle sus públicos deslices e ignorar lo que estos tienen de también pública humillación pueda parecer bastante incorrecto... Pero no creo que Cukor estuviera haciendo ningún análisis sesudo de cómo

EL PERRO

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Nos hemos visto antes, ¿recuerdas? Me saliste al paso una mañana de principios de invierno. Como hoy: cabizbajo, humilde, meneando el rabo y atento a la menor señal mía para acercarte a mí y dejarte acariciar el lomo, como si intuyeras mi simpatía instintiva hacia los criaturas castigadas a destiempo, recelosas, sólo huidizamente agradecidas. Esa mañana hiciste que te siguiera por los senderos más recónditos, en medio de una niebla espesa que borraba los contornos de las cosas y hacía irreconocible lo cotidiano. De vez en cuando, sin detenerte, volvías la cabeza para cerciorarte de mi presencia a apenas unos pasos de ti. Quise fantasear entonces con que me conducirías hasta un tesoro escondido, con que tus pasos me llevarían hasta alguna clase de revelación. La niebla de fuera, ya se sabe, nubla a veces también el entendimiento, o al menos embota el sentido de la realidad, si es que la realidad no es también otra visión borrosa, producto de una niebla que, por familiar, damos ya por