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Mostrando entradas de mayo, 2014

DIETAS

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"He vivido en una época en la que a menudo se juzgaba a un hombre en virtud de un cuestionario", leo en las primeras páginas de las Memorias de Iliá Ehrenburg. Y me acuerdo de los siniestros cuestionarios autoacusatorios que rellenaban algunos personajes de Vida y destino , la magna novela que Vasili Grossman, amigo y coetáneo de Ehrenburg, escribió sobre el estalinismo. Coincidió mi lectura de esa novela con una época en la que en mi medio laboral me asaeteaban con encuestas que recordaban algo a esas autoinculpaciones estalinistas. Fue por entonces cuando decidí no contestar ninguno de esos cuestionarios, o hacerlo siempre de manera lacónica e impersonal; y, a ser posible, devolviendo la pregunta, como dicen que hacen los gallegos, a quien me la hacía... Ahora me he relajado un tanto y ya no sigo a rajatabla esos principios, pero no por ello me he vuelto más elocuente en esos programados actos de contrición. A la autocrítica, que deriva siempre hacia la autoinculpación,

FÁBULAS

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Esopo lo vio claro: cuando las ranas que pedían rey comprobaron la inanidad de la socialdemocracia o el liberalismo tradicionales, clamaron a Zeus y éste les mandó, para que lo dejaran en paz, un dragón populista (de derechas o de izquierdas: en eso hay discrepancias). Sólo que, en la fábula, ese hecho ocurrió una sola vez y  no tuvo repetición posible: el dragón se comió a todas las ranas; mientras que en Europa la historia se repite más o menos cada medio siglo, y siempre hay alguna rana que sobrevive para lamentar su mala cabeza. *** Para que, en tardes como ésta, el silencio no se perciba como otra forma de la nada, cantan los pájaros. *** La intimidad es lo que consigues salvar de esa rebatiña en que consiste la vida en sociedad; aunque a veces no sepas si el esfuerzo ha valido la pena.

EL FRUTO

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La explosión de pipirigallos que nos alegró la vista hace apenas un par de semanas ha remitido. Quedan acá y allá unas pocas matas dispersas, menos altas y con menos flores que las de entonces. Y nos preguntamos qué ha sido de toda esa vitalidad. En algunos lugares -muros, bordillos, balcones- da la impresión de que han sido extirpados por la mano del hombre; pero eso no explica que la floración haya remitido también en los descampados y en las cunetas hirsutas, rebosantes de vegetación, donde no es imaginable siquiera esa clase de poda selectiva. En algunos lugares, no obstante, las matas permanecen, y lo que se aprecia es la sustitución de la flor llamativa por el mucho más humilde fruto, que es una vaina pequeña y apretada, como de guisantes inmaduros. Creo que ya dejé anotado que hay sitios donde esta planta se cultiva precisamente por el fruto, que se utiliza como pienso para el ganado. Viendo y palpando su delicada suculencia, me da por pensar que, en tiempos aun más desabridos

OPERACIÓN 'PLATERO'

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En la cárcel. Platero y yo leído con acento rumano, dominicano o andaluz en sus distintas variantes. Celebramos el Día del Libro con los internos que frecuentan los talleres de lectura que imparte la Asociación de Personas Lectoras de Cádiz, que es la entidad que me ha invitado a estar presente en el acto y a leer en él mis cosas. No es poco honor compartir público y espacio nada menos que con J.R.J. Y es un extraño privilegio que, para ello, a uno lo hayan dejado entrar donde otros muchos no sueñan con otra cosa que salir.  La lectura tiene lugar en una sala luminosa y limpia. La verdad es que todo aquí lo es, incluyendo los espacios ajardinados, los patios sin un desecho a la vista y los interminables pasillos, que recordarían los de un aeropuerto, por ejemplo, si no fuera porque cada cierta distancia hay puertas que se abren y que, en cuanto las atraviesas, se vuelven a cerrar. He que decir que en ellos no existe la posibilidad de cruzarse con gente que vaya en dirección contra

RÉDITOS

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Réditos de la literatura: calcula uno cuánto dinero mueve un libro, y entre cuántas personas habría que repartirlo -empezando por el autor, el editor y los libreros, amén de tantos que arriman el hombro y aportan su tiempo y su esfuerzo a favorecer la andadura de ese libro en el mundo- y el resultado total es: unas decenas de euros, que en el mejor de los casos sólo suponen un beneficio neto para el librero... Desde luego, que tantas personas dediquemos nuestros afanes a esto desdice un tanto la creencia de que la ganancia material es el motor principal de los actos humanos. Claro que hay otras ganancias que considerar. ***   Quizá lo milagroso de asistir al estreno literario de una persona próxima es constatar cómo sus palabras, que hasta entonces no podíamos concebir sino como inextricablemente unidas a su persona, se independizan y pasan a constituir, por así decirlo, una entidad propia, diferenciada ya para siempre de la persona que las ha pensado y escrito; sin dejar de ser

INDECISO

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Se deja zarandear uno por las ráfagas de viento en el paseo como los coches se entregan a la acción de un túnel de lavado: por un afán de limpieza. Siente uno la frente fresca, la mente despejada, la vista clara. Y es grato orear el pensamiento y ventilar el alma, como esas habitaciones que acumulan roña durante el invierno y necesitan urgentemente que el buen tiempo les seque las humedades, antes de que una acción más decidida y voluntariosa las revista de blancura renovada.  *** Quizá lo verdaderamente difícil de explicar a los jóvenes el sentido de ciertas obras literarias -especialmente, algunas escritas en los últimos doscientos años- sea conciliar el mensaje de éstas con la necesidad de que, en obediencia al mismo, esos jóvenes no se levanten de sus sillas, lapiden al dómine y, a continuación, o bien prendan fuego al colegio o se entreguen a una furiosa orgía sobre las bancas; o ambas cosas. *** Lo malo de que ciertas metas se alcancen quizá demasiado puntualmen

WALDEN

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Es una lectura tardía. Pero el caso es que sé de este libro desde que tenía doce o trece años. Había un profesor que nos hablaba constantemente de él, en una época en la que, cuando a un adulto le daba por perorar sobre estas cosas, a los adolescentes no les quedaba otra que escuchar, lo que no pocas veces redundaba en su beneficio... Pero era raro, ya entonces, llevar en el bagaje de uno, a los trece años, que existía un libro llamado Walden , y que su autor, un americano llamado Henry David Thoreau, contaba en él la experiencia de haber vivido dos años en plena naturaleza, aunque no del todo aislado de sus semejantes, y las conclusiones que había extraído de ese temprano experimento; entre ellas, que el precio vital que pagamos por la posesión de bienes materiales resulta siempre excesivo, y que, por tanto, la renuncia a esos bienes supone siempre un beneficio tangible. No me las doy de anacoreta: tengo gran apego a mis modestas posesiones, mi espacio, mis libros, etc. Pero no me

IRREALIDADES

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Lleva uno la irrealidad dentro, pero la ve fuera: en la desusada intensidad de esta acelerada primavera, por ejemplo. Y es uno quien va soltando lastres -o eso cree-, pero es el panorama exterior el que parece responder a un inexplicable -por inesperado- impulso a elevarse, por esa tendencia que tienen las cosas a alzarse sobre sí mismas cuando alcanzan la plenitud. Y ya no sabes bien dónde tienes tu centro, si es que alguna vez lo tuviste, si es que no eres la pura dispersión de una voluntad incierta, sobrecogida y asustada ante la pujanza de todo lo que no eres. *** Este gato desastrado, despeluchado, sucio. Emite el maullido más lastimero del mundo; pero, a diferencia de otros de su condición, no rehúye a los extraños, sino que se pega a ellos y trata por todos los medios de restregar su lomo contra las piernas de éstos, en ademán suplicatorio. Supongo que está acostumbrado a que los pescadores del lugar -porque estamos en una especie de poblado de chabolas de pescadores surg

BECERROS

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Sin darnos cuenta, nos habíamos dejado rodear por el rebaño de vacas y toros que pastaban tranquilamente en la falda del Cao. Hicimos una pausa en nuestra recolecta de gamones y nos sentamos a la sombra. P. contaba sus accidentes en el campo, haciéndonos sentir la aprensión de que el terreno aparentemente firme que pisábamos estaba en realidad plagado de trampas, y que bastaba un paso en falso o un descuido para que el suelo cediera bajo tus pies o la laja de piedra sobre la que descansabas volteara y te aplastara. Exhibía sus heridas como prueba, mientras exhalaba largas bocanadas narcotizantes de su cigarrillo. Mientras tanto, un par de becerros se nos habían ido acercando y nos miraban desde detrás de unas matas. Ninguna otra criatura mira tan francamente como un becerro: ante esa mirada, no hay conciencia carnívora que no sienta un inmediato arrepentimiento por todos los filetes devorados a lo largo de una vida. Pero era grato ser objeto de esa curiosidad, que no veía en uno -com

BOTÁNICA LOCAL

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Leo que en algunos lugares lo cultivan como pasto para el ganado; pero aquí crece casi espontáneamente en todas partes: en las cunetas, en los taludes y hasta en los muros y tejados. Ha estado siempre ahí, claro, pero este año la primavera tiene una cualidad escandalosa, como de explosión de gozo sin reservas, y el pipirigallo, que es la planta a la que me refiero, quiere ser la nota más alta y sostenida de este estallido coral. Piensa uno en esos milagros florales a los que tan aficionados eran los narradores del "realismo mágico": los campos de Macondo cubiertos de flores amarillas, etc. Pero no, este florecimiento súbito y alegre no tiene caracteres de epidemia o sarpullido, no anuncia una metástasis súbita, seguida de muerte y putrefacción. Aquí las cosas suceden de otro modo: lo verde se tornará dorado, lo tierno y húmedo se hará quebradizo y seco, y donde antes había flores quedará ahora la concentrada dureza del grano, de la baya, del fruto. Pero todo sucederá despacio

DADÁ

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Mientras veo Topaz , la menospreciada película de Hitchcock sobre la novela de espías de León Uris, siento... no sé cómo ponerlo... Digamos que una inexplicable nostalgia de la Guerra Fría. Un mundo donde todos los conflictos aparentemente se reducían a uno solo; y donde, por esa exigencia de adhesión inquebrantable que planteaban cada una de las dos partes en liza, la mejor opción posible era la ambigüedad. Y quizá en esto reside la grandeza de la película de Hitchcock: no en su argumento, tomado tal cual de un trillado best-seller , sino en la manera de retratar la zona intermedia en la que viven la mayoría de sus personajes. De haberme tocado vivir en una época así -y todas lo son, porque todas reclaman la adhesión absoluta a su verdad esencial o a su contraria, sin matices-, creo que habría tenido clara mi elección: agente doble. *** Cuando, como ocurre hoy, se percibe con tanta claridad la discrepancia entre la realidad y el modo oficial de interpretarla, el primer damnific

DE ROMANOS

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Veo películas de romanos, y no porque la todavía cercana Semana Santa tardía de este año me haya sabido a poco, sino porque hablé el otro día de este tipo de cine con chavales para quienes Gladiator  todavía resulta una película relativamente cercana, siquiera sea porque la han visto en televisión, pero a quienes ya no dice nada  La caída del Imperio Romano , la magna película de Anthony Mann a la que tanto debe la más moderna de Ridley Scott. Toma ésta de aquella el planteamiento y se limita a dar una solución de tebeo al conflicto sucesorio entre el adusto general a quien el desencantado Marco Aurelio desea entregar el poder y el heredero natural de éste, el impredecible y a la postre sanguinario Cómodo, que fue quien efectivamente reinó.  En la película de Mann, el conflicto se plantea en términos políticos -el enfrentamiento, un tanto extrapolado, entre quienes desean extender la ciudadanía romana a todos los habitantes del imperio y quienes siguen considerando las provincias

OLORES

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Me sobresalta el avance de un ciempiés sobre la piedra inmediata a mis propios pies metidos en la corriente fría del arroyo. Es una piedra-isla y parece que el animal no sabe cómo salir de ella. ¿Nadan los ciempiés? Éste, en cualquier caso, llega al filo del agua y sumerge en ella unas dos terceras partes de su cuerpo, en actitud tentativa, para luego volverse por donde había venido. Repite la misma operación en otros puntos del contorno, con idéntico resultado. ¿Quizá la corriente es muy fuerte? Pero si el animal tiene algún problema en remontarla o en dejarse llevar por ella, ¿cómo es que ha llegado hasta aquí?  Quizá su desorientación es como la nuestra. Caminábamos bajo el sol del mediodía y nos hemos dejado convencer por el reclamo de la voz cantarina del río. Nos hemos descalzado y metido los pies en la corriente, y experimentado la misma sensación de irrealidad que llevaba a los poetas bucólicos a postular estos espacios cerrados, cubiertos por una cúpula vegetal que tamiza