EMPATÍAS

Retrospectivamente, poco o nada podríamos reprochar a algún hipotético español clarividente que, a finales de 1933 o principios de 1934, hubiera solicitado a la Sociedad de Naciones, pongo por caso, la suspensión de su ciudadanía y la exención, por tanto, de cualquier responsabilidad material o moral en lo que iba a venir después. Muchos se ganaron dolorosamente ese derecho a toro pasado, cuando ya no había modo de eludir las dudas sobre sí, al menos por omisión, no eran ellos también culpables de lo sucedido. Está por regular este derecho a apearse de un tren que avanza a toda máquina hacia una colisión segura. Yo, al menos, lo reclamo. *** Era tan celoso de su tiempo, y hacía tantos aspavientos al respecto, que todo el mundo empezó a sospechar que no hizo jamás nada con él que mereciera la pena. *** La empatía entre escritores es de dos clases: la de quien admira sinceramente la obra de otro, por expresar ésta con acierto preocupaciones o aspiraciones que el primero si