EN PRUEBAS

Si algo ha aprendido uno de la informática, que todo el mundo usa más o menos temerariamente, es a respetar la labor de los antiguos maestros impresores y la de sus sucesores, los que tratan de conferir dignidad a los textos mediante el uso de la moderna tecnología. Un procesador de textos corriente se limita a poner la palabras una tras otra, y no tiene en cuenta que, para que la página ofrezca a la vista una trama uniforme sobre la que pasear, éstas han de ser cortadas -pero no de cualquier manera-, comprimidas o alargadas -pero sin que se note-, obligadas a disponerse sin que queden entre ellas molestas alineaciones que se traduzcan en "calles" que cuartean el texto, y forzadas a cuadrar en el espacio disponible para que ninguna quede "viuda" o "huérfana" -es decir, que no quede a principio de página nueva una palabra o fragmento de línea que cierre un párrafo anterior, o a final de página el comienzo de un párrafo que se continúa en la siguiente... T