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Mostrando entradas de junio, 2015

LAGO

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Hay que reconocer que, para ser artificial, está bastante logrado. Ya desde la salida de la estación de metro que lleva su nombre -"Lago"-, se percibe en el aire esa nota húmeda que delata la proximidad de una concentración de agua, y que sin embargo no se deja ver hasta que rodeamos un altozano arbolado y desembocamos en el declive en el que se extienden las casetas y mesas del restaurante y las cafeterías instaladas en el extremo suroeste de la laguna, con vistas a un perfil de Madrid que abarca desde las cúpulas de pizarra de los cuarteles de Conde-Duque, a nuestra izquierda, al empaque entre oriental y ferroviario de las cubiertas de la Almudena, en el otro extremo.  Nos han traído aquí los primeros embates que lo que los noticiarios han anunciado como una "ola de calor", que nos ha disuadido de desplazarnos hasta el centro de la ciudad. Y hemos acertado: el enclave es fresco y está razonablemente animado. Tomamos un par de cervezas y picamos algo, y entr

PLAYA

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Tras la playa, y después de haberse refrescado uno convenientemente en la ducha, la resaca:  esas horas durante las que la piel exuda el sol acumulado y el cuerpo tiende a la lasitud agradecida. Las pasa uno como puede, igual que las otras resacas, aunque sin la mala conciencia característica de esos días de arrepentimiento y purgación. Y si el resultado es, al final del día y después de una nueva ducha, esa rubicundez característica de los ociosos tras una jornada al sol, mejor que mejor. Siente uno, si acaso, un vago remordimiento por no haber llamado en todo el día a su agente de bolsa... Pero así es la vida de los ricos en estos paraísos donde el sol y el mar son gratis. *** Debe de ser la calle más concurrida de la ciudad: por la orilla, en el tramo de arena endurecida inmediato al ribete donde mueren las olas, paseantes a miles. Con la particularidad de que, aquí, la convención indumentaria es muy ancha, y lo mismo vale pasearse con camisa, sombrero y gafas de sol que ape

RATAS

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Entre semana mi vida social, si es que así puede llamarse, se reduce a las salidas que hago en días alternos para correr. No es que hable con mucha gente en esas ocasiones: en los últimos dos meses, la única persona con la que he cruzado palabra ha sido un viejo compañero de natación que alterna las sesiones de piscina con estas caminatas. Si cuando me lo encuentro voy al paso, me paro a intercambiar con él alguna impresión sobre el tiempo; si voy corriendo, me limito a saludarlo con la mano. Esta parquedad de contactos sociales no significa que no me haya familiarizado ya con la concurrencia. Todas las tardes coincidimos aquí más o menos los mismos: una anciana muy encorvada que anda siempre a paso muy rápido, como si huyera de un enemigo que ya debe de tener muy cerca; varias parejas de mediana edad, y otras tantas jóvenes; algunos que parecen tomarse muy en serio esto del ejercicio y salen a correr magníficamente equipados; y otros, como yo, más bien zarrapastrosos, que se ponen l

A GRANEL

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Ha debido de entrar por la chimenea y luego no supo salir. A juzgar por las deposiciones que hemos encontrado por toda la casa, debió de revolotear de un lado a otro hasta caer agotado. Y ahí lo hemos encontrado, junto a la puerta del balcón: todavía blando y se diría que no del todo frío, como si hubiera muerto ahora mismo. Me avergüenza saber tan poco de pájaros, pero ni siquiera estoy seguro de si se trata de un gorrión. Lo envuelvo en un trozo de papel y lo deposito en el contenedor. A la mañana siguiente limpiamos la casa, que ahora ha adquirido para nosotros un cierto carácter de trampa laberíntica. También la gata parece inquieta: esa posible presa le ha ganado la partida por la mano. *** En estas reuniones nuestras alrededor de una buena comida, hemos pasado del vino tinto más o menos escogido al vino fino a granel. Tiene todas las garantías: viene directamente de una bodega jerezana o de un despacho de vinos sanluqueños, según, y en ambos casos da buen resultado: se aj

PÁJAROS

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De todas las formas del ruido, es quizá la única que no interfiere con el pensamiento. Es también una invitación a ahondar más en el campo de la propia mirada, como si alcanzar a distinguir la fuente del canto supusiera alguna clase de perfeccionamiento de capacidades perceptivas normalmente adormecidas. Y es, además, el sonido del entorno inmediato cuando quiere presentarse como realidad trascendida. Canta un pájaro y aguza uno el oído como para entender en ese canto una especie de afirmación de la propia perdurabilidad. *** Hay bellezas de barrio que parecen máscaras, como hay juventudes impostadas que sugieren directamente el tacto de un pergamino ajado. Se evidencia en todo ello una penosa inadecuación, diríamos, entre el fin y los medios. Y también una especie de moraleja política: la constatación del fracaso que suponen ciertas formas de escolarización obligatoria. *** A la vuelta del verano este diario cumplirá diez años. Buen momento para ponerle punto final. Como e

MATINAL

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Desde que un reciente cambio en mi horario laboral me obliga a aparcar en estas calles apartadas, me cruzo con esta mujer casi todos los días, siempre a la misma hora y casi en el mismo punto de la calle. No debe de tener menos de sesenta años, aunque aparenta más. Y se deja literalmente el resuello en empujar una especie de cochecillo en el que reposa un muchacho impedido y de gesto ausente, al que supongo han prescrito la conveniencia de ese paseo matinal. Calculo que el muchacho debe de ser el nieto de quien lo cuida, y se me ocurre que este arreglo familiar -nietos que, ante la ausencia o desatención de sus padres, son criados por sus abuelos- no es del todo infrecuente en estos barrios. Cuando me los cruzo, suelo ir absorto en mis asuntos, en una especie de adelanto mental del día que me espera. No hay angustia ni ansiedad en ese repaso, pero sí, a veces, cierta impaciencia, como si me pareciera que la mejor manera de resolver la jornada fuera cerrar los ojos y despertar milagro

INGRÁVIDOS

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La sombra nos pega a la tierra; quiero decir que, sin sombra, somos un poco ingrávidos, y eso es lo que sentimos en tardes como ésta, en las que una fina bruma difumina la luz y ésta nos envuelve con idéntica intensidad desde todas direcciones. Hay que decir que también nos falta un poco el aire, porque el viento predominante, más que empujarlo hacia nosotros, parece arrebatarnos parte del que necesitamos para respirar. Y treinta grados a la sombra. Decididamente, el verano que se avecina va a ser duro. Y qué poco dura mi estación preferida, que es el entretiempo.  *** A algunos libros ya de por sí oscuros el traductor, que tampoco parece haberlos entendido, les añade un poco de oscuridad supletoria. Y basta con que detectemos algún descuido evidente por su parte para que éste redunde, de inmediato, en beneficio del menoscabado autor. *** A muchos poetas a los que hemos leído en traducción les concedemos un voto de confianza que a lo mejor no merecen. *** Dejar de escr

MELANCOLÍAS

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El consuelo del pesimista es permitirse un margen de error. *** No hay logro que no nos acerque a la impostura suprema, que es la pretensión de haber alcanzado todos los logros. *** Ante cierta "Biblioteca de Libros Premiados" hace apenas unos lustros: si le cambiáramos el nombre por el de "Biblioteca de Autores Olvidados", nadie se daría cuenta. *** Cuando ha cumplido uno los suficientes años como para pensar que ya no va a doblar esa edad, la pretensión de doblar la intensidad de las experiencias que le quedan por vivir tampoco es solución. *** Mirar demasiado descaradamente un escote es una descortesía, pero no mirarlo también. *** A partir de cierto momento en la trayectoria intelectual de cada cual, con los libros leídos y las películas vistas hay que decir como en ciertos juegos de cartas: "Me planto". Lo que no significa que uno no intente adivinar qué cartas llevan otros. *** "Nunca es tarde para empezar",

DÉJÁ VU

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Sensación de déjà vu mientras veo esta olvidada película de César Ardavín, Cerca de las estrellas , fechada en 1962. Se debe, me imagino, a la inmediata relación que establezco entre este cuadro de costumbres sobre cómo transcurre el domingo de una familia obrera en la Barcelona de entonces y las fotos de familia en las que veo a mis padres recién casados -y también, casi siempre, endomingados, como corresponde a las ocasiones de posar para esas fotos- ese mismo año. Uno vendría al mundo unos meses después, y pasaría parte de su infancia en unas habitaciones de azotea como las que sirven de escenario a esta película. Impresión de pobreza limpia, de dignidad mantenida en la precariedad. Para infundir un poco de dramatismo al cuadro, los guionistas atribuyen a uno de los personajes un improbable trauma de guerra, que cabe situar en los incidentes que tuvieron lugar en torno a la entonces posesión española de Sidi Ifni en 1957-58. Pero lo cierto es que, más allá de este algo forzado co

LAS MANGAS DEL FRAC

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Acacias florecidas. Imagina uno el disgusto de los barrenderos al encontrar las aceras diariamente alfombradas de flores amarillas. Pero qué exacto contrapunto de la luminosidad que filtran sus copas. Y qué privilegio entrar en la ciudad por una de esas desmedradas avenidas periféricas flanqueadas de árboles escuálidos y sentirse momentáneamente transportado a un espacio de revelación. Apaga uno la radio del coche, en consideración a no sé qué expectativa de silencio, como en el corazón de un bosque. Y nunca falta un imbécil que toque el claxon, para deshacer el hechizo. *** Bajo el sol inclemente de la primera hora de la tarde la pordiosera da de comer a los pájaros. Deshace un mendrugo de pan sobre el césped y luego se sienta en un banco, a mirar a los comensales. Viste uno de esos conjuntos imposibles determinados por los azares de los mostradores de caridad; y es, con diferencia, la nota más disonante en el cuadro que componen los macizos de flores, los bancos y el enlosado

MUCHO QUE CELEBRAR

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Mucho que celebrar en estos días: cumpleaños de amigos, primeras comuniones, fiestas de graduación. También, ay, un velatorio. Todo forma parte del mismo ciclo. Y es curioso que, de las personas implicadas en estas veleidades mundanas, a quien le he visto la expresión más serena y ecuánime es al muerto. *** Virulenta discusión de borrachos, ella y él, en plena madrugada. Nos despiertan. "¿Te has fijado?", me dice M.A.- "Pese a todo lo que se han dicho, no se han insultado ni amenazado ni una sola vez. Y el motivo de la pelea es una estupidez. Sólo dos enamorados harían tanto ruido por tan poca cosa".