ENDRINAS

Después de poner las endrinas a macerar en casi un litro de anís seco, me tomo el remanente: una copa colmada. Y el repentino acaloramiento que me provoca me hace presentir, en la tarde todavía calurosa, las muchas ocasiones en que otros calores prestados me salvarán de ese intenso pesimismo en que consisten las largas noches frías del invierno por venir. Es sólo un adelanto. *** ¿Van cambiando los gustos de uno? Repaso las treinta columnas de "revisiones" cinematográficas que he escrito para el periódico CaoCultura y me da la impresión que, si bien no ofrecen un panorama de mis aficiones y querencias radicalmente distinto del que reflejaban los dos libros de cine que publiqué en 1999 y 2002, sí parecen ahondar en algunas cuestiones que en esos libros quedaban meramente apuntadas. El telón de fondo sigue siendo el mismo: mi inquebrantable adhesión a cierto canon de clasicismo cinematográfico, representado por el gran cine norteamericano de los años cuarenta y cincuent