EL JARDÍN DE LOS TRISTES
Anoche, antes de cenar a la hora temprana que aquí se acostumbra, dimos un paseo por el núcleo antiguo de la ciudad: los alrededores de la Igreja Matriz, con su campanario exento que algunas guías dicen que es una modificación del alminar de la antigua mezquita, el melancólico jardín-mirador que llaman "dos Amuados" -"de los tristes", como el famoso paseo de Granada- y los restos -apenas un arco historiado que da paso a un callejón sin luz- del Convento da Graça. De noche, como de día, estas calles sin comercios están completamente desiertas y se deambula por ellas con la sensación de que se está cometiendo, si no una profanación, si una intrusión desconsiderada. En una taberna que nos parece, en comparación con otras, muy animada, por contener a un par de parroquianos que mantienen una sosegada conversación con la patrona, nos sentamos a tomar el aperitivo. En la televisión, imágenes de un sangriento atentado terrorista que ha tenido lugar en Bruselas. La ter