UNA SORPRESA

Emitieron en el segundo canal de TVE, como era previsible en estas fechas, Qué bello es vivir . Pero lo sorprendente fue que se trataba de una versión restaurada que incorpora un par de escenas que no suelen incluirse en las copias más difundidas y que arrojan una inesperada luz sobre aspectos de la historia que sin ellas quedan un tanto ensombrecidos. La primera se ubica justo después de la fiesta en la que los Bailey celebran la llegada del hermano menor recién casado, y en la que George no puede ocultar su contrariedad al constatar que la boda del hermano y el hecho de que éste haya aceptado un empleo en la empresa de su suegro lo condena a él de por vida a ocuparse de la vieja empresa familiar de empréstitos. Mientras el contrariado protagonista fuma un cigarrillo en el jardín, al margen del jolgorio familiar y después de haber mandado a casa a tío Billy, que lleva encima una respetable cogorza, la madre, que ha adivinado el estado de ánimo de su hijo, sale a consolarlo y le