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Mostrando entradas de noviembre, 2018

RETROSPECTIVAMENTE

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No tengo el vicio de leerme a mí mismo: una vez doy por terminado un libro, incluido el expediente de revisarlo para su publicación y corregir pruebas, no me ocupo más de él. Por eso me extraña ahora volver sobre las novelas de mi Trilogía, que ahora me dispongo a reeditar: no las había vuelto a mirar desde su publicación y ahora las leo como si hubieran sido escritas por otra persona. De hecho, había olvidado parte de su contenido -personajes, situaciones, detalles-, por lo que las leo con la misma predisposición a la sorpresa con que volvería sobre una novela ajena quizá ya leída en el pasado, pero cuyos pormenores no recordaba. Y lo curioso es que, a pesar incluso de que la práctica totalidad de su contenido proviene de mi propia biografía o de la de gente muy cercana, y que el proceso de invención ha sido más combinatorio que otra cosa, me llama la atención que esa historia compuesta por mí mismo pueda, al cabo de los años, sorprenderme... Como me sorprendería, supongo, poder asi

LA PUNZADA

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Me distraigo en ir componiendo un par de álbumes de fotos de portadas de libros para Facebook: el que he titulado "Amigos insustituibles" está dedicado a mis libros de cabecera, más allá de los clásicos de manual; y el que he querido llamar "Queridos contemporáneos" está dedicado a "libros decisivos escritos por mis contemporáneos más cercanos". Modos de pasar el rato y darle un sesgo más o menos personal a esa especie de patio de vecinos del que no he sabido sustraerme. Otros ponen fotos de sus gatos. *** Incorporando a los archivos originales de mi Trilogía las correcciones que se hicieron en las galeradas de su primera edición y quizá algunas otras, fruto del cambio del sentido del ritmo y la frase que han traído los años y que me llevan a preferir quitar o añadir -casi siempre quitar- una coma o a cambiar un "hubiera" por un "habría". Ningún lector notará estos cambios, a los que quizá sea absurdo dedicar semanas de trabajo

ATARAXIA

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Curiosa la reivindicación que hace Valéry de Napoleón como precursor de la idea de una Europa unida en la que el continente se beneficiaría de la colaboración de sus mejores talentos en una administración  multinacional de la que sólo quedaría autoexcluida Inglaterra... No deja de tener razón, aunque algo tendrían que decir al respecto, me imagino, las decenas de pueblos europeos que se rebelaron contra su participación forzosa en tan benemérito proyecto. Sería incluso divertido reconocer que lo que hoy llamamos pomposamente "proyecto europeo" no fuera sino la plasmación de los proyectos imperiales de ese hombrecillo vehemente y admirable. Naturalmente, ningún gobernante actual lo reconocería. En mi tierra, desde luego, donde la resistencia al invasor francés ha pasado incluso al folklore, la mera consideración de esa idea sería anatema. Lo digo con conocimiento de causa: mi artículo de prensa más contestado fue uno en el que me confesaba afrancesado y partidario de la mona

ANSIEDADES

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Los Cuadernos de Valéry: una fiesta de la inteligencia -de ellos se podría extraer, por ejemplo, una magnífica colección de incontestables aforismos-; pero, también, una demostración clara de que la inteligencia excesiva puede fácilmente cortocircuitarse a sí misma... Toda esa obsesión por dilucidar a Mallarmé, por ejemplo. Cabe pensar que el autor de El cementerio marino dedicó más tiempo a esas especulaciones que a su propia obra; y que el resultado fue más bien paralizante: una constatación de que, donde otros habían fracasado porque aquello a lo que aspiraban era irrealizable incluso en el plano teórico, él no podía hacer gran cosa. Impresionan esas notas suyas apenas esbozadas, incompletas, en las que parece que el poeta se ha resignado a no agotar el hilo de sus pensamientos. Impresiona, también, la evidencia de que muchas de esas anotaciones son resultado del insomnio o de súbitos desvelos sin vuelta posible al sueño. La inteligencia como una caja de música desafinada; o co

SOLEDADES

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De nuevo ante esa especie de capital de difícil administración que es el tiempo en soledad. Vaga intención de pasar la mañana en el centro, de compras y librerías, y luego quizá almorzar en casa de mis padres y aprovechar la tarde para escribir. Luego...  Pero me doy cuenta de que la compañía es, básicamente, una petición de sentido. Hacer las mismas cosas que uno hace en soledad, sí, pero bajo la sensación de que tus actos no pasan del todo desapercibidos ante una conciencia cercana que también hace lo propio. La posibilidad de gesticular desde detrás del cristal y que alguien te vea. *** ¿En qué bolsa a fondo perdido se invierte la sensualidad entre dos que se impone a sí misma un compás de espera?   *** Hacer limpieza como quien borra huellas; o como quien diseña un mundo del que él mismo se acaba de excluir. (18/11/2017)

LA MÁQUINA

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María Asquerino en A tiro limpio (1963) Pacto de silencio (1949) de Antonio Román, Los peces rojos (1955) de José Antonio Nieves Conde, A tiro limpio (1963) de Francisco Pérez Dolz... Viejas películas españolas vistas en televisión en los últimos días. De ninguna de ellas tenía referencias previas: más allá de mi ignorancia -patente en este caso-, cabe alegar que tampoco figuran en los más socorridos prontuarios que resumen la historia del cine sonoro español -en su mayor parte coincidente con los años de la dictadura de Franco- en unos pocos hitos, casi siempre relacionados con la trayectoria de quienes lograron labrarse simultáneamente un cierto prestigio exterior y un sólido reconocimiento interno cimentado precisamente en esa aceptación externa que el régimen tanto anhelaba y necesitaba. Es el cine que empieza con Bienvenido Mr Marshall y, barajando siempre contados nombres (Berlanga, Bardem, Saura), llega hasta los tiempos de la Transición y enlaza con los logros internac

EN LA MUERTE DE UN CÓMICO

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Las libélulas de ayer ya se han ido y la pregunta es: ¿a dónde? *** Ha muerto un conocido cómico y, de inmediato, la prensa y la opinión expresada en las llamadas "redes sociales" lo han ensalzado como si fuera un genio, no ya en lo suyo, sino en términos absolutos, como si no hubiera otros calificativos u otras maneras de expresar el respeto que merece el difunto y dejar simplemente constancia de que era un personaje que en la mayor parte de quienes lo conocían evoca un recuerdo entrañable. Es difícil evitar las hipérboles en las necrológicas, quizá porque su función no es tanto expresar el aprecio que merece el difunto como la exhibición pública de un cierto sentimiento de apropiación de sus posibles virtudes mediante una dudosa exhibición de empatía retrospectiva: de ahí, imagino, los esfuerzos de tanto sesudo intelectual por ensalzar a quien, al fin y al cabo, no practicaba sino un humor elemental, hecho de gesticulaciones y de tics verbales repetidos hasta la s

EL VIAJE MENTAL

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Libélulas. Me asomo a la mañana soleada y el espacio entre mi ventana y el fondo verde que el parque de enfrente pone a mi visión está lleno de ellas. Debe de haberlas traído la lluvia de días atrás y el súbito viraje desde aquellos fríos sobrevenidos hasta la inesperada mañana primaveral de hoy. Tengo entendido también que son voraces cazadoras, por lo que supongo que su aparición sigue a la súbita proliferación de mosquitos nacidos en aquellos efímeros charcos calentados por el sol del otoño. El caso es añaden al panorama cotidiano una nota de irrealidad. Las miro mientras la radio, a mis espaldas, desgrana las consabidas noticias del día, que son las mismas que ayer y que anteayer. Sólo la naturaleza, la inmutable, ha cambiado hoy. *** El proyectado viaje a B..., al final, se ha quedado en proyecto. Falló la financiación, me han dicho, y para colmo la persona que iba a organizarlo se ha caído por unas escaleras y se ha roto algún hueso, lo que de verdad lamento... Estaba vi

COCINA NAÏF

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Tenía una cita importante y la he olvidado por completo. Y a toro pasado, esa posibilidad abolida se agiganta a mis espaldas como si perteneciera a la vida de un desconocido hacia quien sintiera una bien fundada curiosidad nunca del todo satisfecha. *** Hitos de mi vida de hombre solo: mis invenciones culinarias, como esta tostada con verduras que me he zampado en la cena. Pongo aquí la receta, para un futuro libro de cocina naïf : untar en una rebanada de pan tostado -mejor, pan de hogaza o gallego- una mezcla de mayonesa y mostaza a partes iguales; pasar por la plancha rodajas finas de berenjena, calabacín y tomate y ponerlas luego sobre la tostada, espolvorear con lascas de cebolla frita y añadir unos pepinillos; rematar con unas escamas de sal Maldon. Deja el estómago lleno y en el ánimo una especie de predisposición narcisista a la melancolía. Y se va uno a la cama preguntándose: ¿y si en vez de pepinillos hubiera puesto alcaparras? Lo que no es la peor pregunta que puede

VIDA DE HOMBRE SOLO

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Como M.A. ha ido a Barcelona a pasar unos días con C., hago vida de hombre solo. No sé qué sería de mí en una situación de soledad forzosa y prolongada; y no sólo por razones afectivas, sino también por una especie de necesidad higiénica: la de dedicar parte del tiempo a otra persona para que la dedicación en exclusiva y sin límites al cultivo de las propias querencias no acabe consumiéndolo a uno. Pero estas soledades pautadas que duran poco más que un fin de semana son bienvenidas: lo ponen a uno en situación de representar a un personaje. Y heme aquí haciendo lo que ese personaje inventado haría en su metódica vida de solitario. Me he levantado temprano y con la garganta inflamada -ayer, en mi primera tarde a solas, tomé varias cervezas con dos amigos-; he recibido al leñero y acarreado y apilado la provisión de troncos que éste descargó a la puerta de mi casa; luego me he ido a echar el rato y pintar una acuarela -un bodegón con pimientos- en el estudio de M., hasta la hora de al

EN EL CORAZÓN DEL BOSQUE

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Cuando no las ve nadie, las encinas bailan en el claro hasta la extenuación. Y algunas se desploman para no levantarse más. Pero mueren felices. *** Las hechuras de ciertas formaciones calizas dejan entrever la silueta del dios o la diosa del lugar, que se ha quedado dormido bajo la escarcha. Pone uno la mano en el lomo tibio de la piedra y siente una palpitación de cosa viva. Y la apartas deprisa, por temor a despertarla. *** El primero que vio en el rayo de luz que se filtra entre la espesura la aparición de un espíritu tutelar fue un clarividente. Y el primero que adivinó en las sombras una presencia maléfica también. *** Quien construyó la primera catedral se inspiró en un bosque. Y quedó muy descontento con la copia. *** Una rama es a un brazo lo que la copa a la imaginación expandida. *** En el bosque silencio y clamor se confunden. Y los dos son formas de canto. *** La cúpula del bosque se desgarraría si los pájaros no la hilvanaran constan

POR CONTRASTE

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La vida de uno es tan monótona y regular -y no me quejo- que cualquier variación inesperada supone un pequeño acontecimiento con trazas de aventura. Hoy, por ejemplo, he decidido tomar el tren de cercanías en vez del autobús. Hacía años que no lo hacía y el resultado ha sido que... me he confundido. Compré mi billete, bajé al andén, esperé unos minutos y me subí al primer tren que se detuvo; que resultó ser, no el de cercanías propiamente dicho, sino el de media distancia, exteriormente idéntico al primero. El revisor, seguramente acostumbrado a este tipo de confusiones, me enfiló enseguida... Ni le hizo falta examinar mi billete. "Ése no es"; tras lo cual me conminó a apearme en la siguiente parada, lo que supuso una inesperada escala en mi trayecto habitual. No me ha importado. El andén en el que tuve que aguardar el siguiente tren se situaba bajo una marquesina abierta a los cuatro costados y con excelentes vistas al paisaje. La espera no se me hizo en absoluto larga. Y