EXCURSIONISTAS

(29/4/18) En medio del sueño mañanero intuimos el sonido de varios coches maniobrando en la calle, y luego esa especie de vibración suspendida que queda cuando los motores se apagan, seguida de los correspondientes chasquidos y golpes secos de puertas que se abren y se cierran. Pero lo que termina de despertarnos son las voces y risas de quienes se han bajado de los coches y, por razones que todavía se nos escapan, no se han marchado calle abajo y se han concentrado casi al pie de nuestra ventana, donde se les oye trastear. "Excursionistas", pienso, no sin algún remordimiento por seguir acostado mientras otros aprovechan las primeras horas del día -he mirado el reloj: son apenas las ocho- para disfrutar de la naturaleza. Pero continúan las risas y las voces, entreveradas de pausas que parecen responder a otros tantos movimientos que obligan a cambiar la modulación de la voz e incluso a callar en medio de una frase o una palabra, como para tomar aire. Siento curiosid