UNA HISTORIA PERSONAL

Al hilo todavía de la película sobre la vida de Jaime Gil de Biedma: me acuerdo ahora de que en la versión extendida de mi reseña del libro de Dalmau, que publiqué en Campo de Agramante , incluí, a modo de preámbulo, un breve memorial de las ocasiones en las que yo mismo había escrito sobre el poeta; y no tanto porque esos escritos ocasionales tuvieran alguna importancia -no era el caso-, como porque ilustraban mi propia condición de -utilicemos una expresión muy del gusto del poeta- "compañero de viaje" de su andadura editorial y de algunos hitos de su proyección pública en unos años en los que los poetas de mi edad lo adoptamos como modelo literario y casi epítome de lo que considerábamos que debía ser la escritura poética, una vez descartados un tanto sumariamente -es lo que toca hacer a los jóvenes- la poesía que hacían otros poetas cronológicamente más cercanos; es decir, lo que memorablemente decía Chesterton: descartar a los padres para tomar como modelos a los abuel