REMITE YA

25/6/18 Remite ya la floración primera de los pipirigallos. Ha durado apenas unos días, en los que las altas varas en torno de las cuales se arraciman las flores rosadas con vueltas blancas podían encontrarse prácticamente en cualquier pared de piedra y en todas las cunetas. Luego esa primera flor se seca y las que vienen a tomarles el relevo -las que ocupan, digamos, el segundo nivel de floración en la vara cuajada de capullos- no alcanzan esa pujanza, aunque acaso duren más, como si al arbusto del que parten no las necesitara ya para la función de madurar el fruto -una especie de guisante-, que es en lo que han derivado las otras, y decidiera dejarlas ahí a modo de recuerdo de la explosión de belleza a la que la planta debe su renovación. De esa primera floración corto siempre un ramo, que dura en el jarrón casi lo mismo que las varas florecidas que permanecen en la planta. Sólo que su muerte en vano es incomparablemente más hermosa: la flor rosada se abre y muestra sus vuelta