Entradas

Mostrando entradas de junio, 2019

REMITE YA

Imagen
25/6/18 Remite ya la floración primera de los pipirigallos. Ha durado apenas unos días, en los que las altas varas en torno de las cuales se arraciman las flores rosadas con vueltas blancas podían encontrarse prácticamente en cualquier pared de piedra y en todas las cunetas. Luego esa primera flor se seca y las que vienen a tomarles el relevo -las que ocupan, digamos, el segundo nivel de floración en la vara cuajada de capullos- no alcanzan esa pujanza, aunque acaso duren más, como si al arbusto del que parten no las necesitara ya para la función de madurar el fruto -una especie de guisante-, que es en lo que han derivado las otras, y decidiera dejarlas ahí a modo de recuerdo de la explosión de belleza a la que la planta debe su renovación. De esa primera floración corto siempre un ramo, que dura en el jarrón casi lo mismo que las varas florecidas que permanecen en la planta. Sólo que su muerte en vano es incomparablemente más hermosa: la flor rosada se abre y muestra sus vuelta

UNA RESTITUCIÓN

Imagen
23/6/2018 Desde que dejé Facebook este cuaderno casi se ha convertido en lo que siempre ha aspirado a ser: un diario en el que la expresión de la intimidad, que es su objeto, tiene lugar en el ámbito de la más estricta privacidad. Antes cada entrada era leída por un centenar largo de personas; ahora apenas son una veintena. Y yo sigo preguntándome si el consiguiente cambio que aprecio en mi propia percepción del grado de exposición pública que supone escribir este diario en un medio accesible por cualquiera influye de alguna manera en la naturaleza de los hechos que consigno aquí. Más bien parece que no; lo que me confirma una paradójica sospecha: que el principio de pudor que parece regir los límites de lo que aquí se cuenta no depende tanto de esa percepción de una mirada ajena, como de mi propia exigencia de contención a la hora de escribir. Soy pudoroso por decisión propia; en la suposición, entiendo, de que la verdad que en último extremo espero consignar en estas anotacio

UN DIARIO

Imagen
16/6/18 Leyendo los Cuadernos de la Romana de Torrente Ballester. Como es un diario destinado a ser publicado en un periódico conforme va siendo escrito, no puedo evitar compararlo a este cuaderno mío, sometido más o menos a los mismos condicionantes: la preocupación de encontrar un tono medio que permita la expresión de un cierto grado de intimidad sin incurrir en el exhibicionismo o la mera indiscreción. En ese aspecto, incluso diría que el "diario abierto" de Torrente se atreve con cuestiones que yo no me atrevería a ventear aquí: por ejemplo, sus referencias casi diarias a sus clases en el instituto, a sus alumnos y a las rutinas burocráticas asociadas a la enseñanza. Pero mis motivos para no utilizar este cuaderno para hablar de esas cosas no tienen que ver solamente con un prurito de discreción, sino más bien con todo lo contrario: como hoy en día la posibilidad de desahogar las penalidades laborales está al alcance de cualquiera, y hay quienes lo hacen en los

QUÉ CLASE DE CRIATURAS SOMOS

Imagen
13/06/2018 Días de hospital, acompañando a una persona querida que quizá esté afrontando su último trance. La familia,como dictan los tiempos, anda dispersa por medio mundo, pero todos han acudido a lo que parece que será una despedida. A la puerta de la habitación del agonizante se van sucediendo las llegadas y los ya presentes comentan las novedades referentes a los viajes de quienes todavía están en camino, ya sea en avión, en tren, en coche o en combinaciones de todos esos medios. Extraño y conmovedor cosmopolitismo este, que trae aires de Italia, de Malta, de Irlanda o de diversos puntos de España al lecho de muerte de un anciano que ya no conoce a nadie, pero que a veces parece que reacciona levemente -apenas un gesto, un intento de dirigir la mirada, un temblor de labios que no llega a traducirse en habla- al oír unas palabras cariñosas susurradas en su oído por un familiar. También a mí, que vengo de una familia mucho más parca en la expresión de sus sentimientos, me emo

MARCOS

Imagen
10/6/2018 En el mercadillo. Compro un par de marcos dorados, a 50 céntimos cada uno, para mis acuarelas. Incluso el gitano que me los ha vendido me mira con extrañeza. "Hay que quitarles el polvo", dice, como si temiera que el despistado que acaba de comprarle esos detritos no cayera en la cuenta. Los marcos conservan todavía el cáncamo con el que colgaban de la pared en no quiero saber qué casa desmantelada. Otro gitano, el que lleva el puesto de enfrente, se burla de su compañero: "¿Has visto? Al final se ha vendido lo mío antes que lo tuyo". Entiendo que entre los dos se organizan para dar un poco de coherencia al muestrario de mercancía que exhibe cada uno, y que por eso los marcos que entre los dos habían podido reunir estaban en el puesto de uno de ellos. No he querido pedir una bolsa, pero da inmediato toda la familia del vendedor se ha movilizado hasta encontrar una, arrugada y casi tan polvorienta como los marcos, que me alargan como si me ofrecieran..

A PRIMERA HORA DE LA TARDE

Imagen
7/6/2018 En P., el pueblo de al lado, resolviendo una cuestión tributaria. La cita era a las cinco y media de la tarde, pero como no estaba seguro de cuánto tardaría en llegar, al final me he presentado allí con unos cuarenta y cinco minutos de antelación, lo que me ha llevado a cruzar el centro de la población a la hora más intempestiva posible, Menos mal que este principio de junio está siendo fresco, porque no quiero ni imaginar lo que hubiera sido la caminata desde la estación, donde he aparcado el coche, hasta la oficina de marras bajo una temperatura de treinta grados a la sombra, que es lo normal en esta época. Las calles, de todos modos, están desiertas: apenas me cruzo con tres o cuatro personas. Dos de ellas, un hombre de mi edad o incluso mayor y una chica que debe de tener quince o veinte años menos, se están besando apasionadamente en la terraza de la cafetería de un céntrico hotel. Afortunados ellos, pienso, que quizá están alargando la sobremesa del almuerzo y de

DODECÁLOGO DEL RUIDO

Imagen
El ruido viene siempre del infierno. Es el testimonio más concluyente de su existencia y de su tendencia a aflorar en nuestro entorno en cuanto alguien -alguien ya definitivamente condenado- le abre la puerta: por ejemplo, un vecino. *** Hacer ruido es siempre un modo indecente de escenificar la propia locura ante los demás. *** Lo normal es creer que el ruido está siempre fuera. Lo percibimos, sin embargo, porque resuena dentro de nosotros y es indistinguible de la propia orquesta averiada que, a poco que le den ocasión, empieza a sonar dentro de nuestra cabeza. *** A algunos, cuando están en medio del más melodioso de los silencios -el que se percibe de fondo en un paraje en el que confluye un arroyo, cantan los pájaros, una suave brisa mueve la fronda de los árboles y zumban los insectos-, no le les ocurre otra cosa que... gritar. *** Que una de las utilidades principales de la electrónica de consumo sea proveer a sus usuarios de todo el ruido que requier

LO QUE IMPORTA

Imagen
Traer aquí vida, antes que lecturas o películas. ¿Pero no son vida las lecturas y las películas? Pienso en el libro que me ocupa ahora, Carne apaleada de Inés Palou: una terrible novela autobiográfica sobre las experiencias carceleras de la autora, que dio lugar a una notable película de Javier Aguirre que protagonizó Esperanza Roy. Me impresiona como suelen hacerlo las novelas: mediante una especie de ósmosis emocional, por el que uno incorpora a su sentir, antes de ponerlas en juicio, las experiencias de las que la autora quiere hacerle partícipe, dejando actuar sólo en segundo plano el juicio crítico que analiza y deslinda y pone en cuestión. Pero -y aquí la objeción es importante- lo curioso es que, incluso en esa especie de autoconciencia postergada, se abre paso una cadena de pensamientos y recuerdos referidos a las pocas o muchas experiencias propias que uno puede confrontar con las que le cuenta la autora. No ha sufrido uno nunca penas de privación de libertad, pero sí he v