PLENITUD

29/8/18 En este restaurante sirven el arroz en una teja... Y siempre habíamos dado por buena esta exótica presentwación, hasta hoy mismo, cuando hemos venido con unos amigos "versados en las cosas del campo", como reza el poema de Frost, y que, al ver el plato, han comentado jocosamente que sus gallinas también suelen comer las sobras del almuerzo -muchas veces, arroz- en un trozo de canalón muy similar en forma y tamaño a la teja que nos han puesto sobre la mesa... Y no sabría decir qué me ha alimentado más, si el arroz propiamente dicho o las risas -nada malintencionadas, por supuesto- que nos hemos permitido a costa de su inusual soporte. Y caigo en la cuenta de que algo parecido me ha ocurrido alguna vez con algún dignísimo poema: después de haber oído o leído su parodia, no ha vuelto a parecerme el mismo. *** Empieza la tarde mal: embotamiento, calor, indigestión, desánimo. A lo que sigue, después de un instante de descompresión, la siguiente secuencia de a