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Mostrando entradas de mayo, 2020

SOMBRA

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29/05/2019 Nos hemos decidido a sentarnos a tomar una caña en este bar ante el cual llevamos meses pasando, no sin dejar de fijarnos cada vez en los esfuerzos del encargado por proyectar una imagen amable y acogedora de su establecimiento y de lo que en él se ofrece. Es, o ha sido hasta ahora, un bar de hombres que beben en la barra, y de clientela fija: siempre los mismos parroquianos a las mismas horas. Alguno, tan pintoresco como un viejo desdentado al que a veces vemos sentado a una de las mesas que sacan a la acera y sorbe su cerveza a través de una pajita, suponemos que porque no se fía de que sus labios replegados hacia las encías sean capaces de impedir que un trago tomado directamente del vaso se le salga de la boca. Pero últimamente, decía, y a despecho de la imagen que pueda dar su clientela, el encargado se esmera en poner a la puerta unas pizarras en las que anuncia desayunos, una amplia variedad de tapas e incluso algún que otro plato para llevar. Así que nos hemos d

ESPUMAS

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28/5/2019 Me la cruzo a pocos metros de mi lugar de trabajo. Vive muy cerca, casi al lado, por lo que estos encuentros no son raros. De todos modos, hacía meses que no nos parábamos a charlar. Para celebrar la novedad, nos damos sendos besos en las mejillas. Debe de tener unos quince años más que yo y coincidimos en el mismo centro de trabajo durante un tiempo, antes de que se jubilara, aunque mi trato con ella empezó un día en el que tenía yo una hora de tareas burocráticas y un directivo del centro me pidió que la acompañara a casa porque había tenido un amago de desmayo. Supe entonces que sufría una penosa enfermedad -aunque no me dijo cuál era-, uno de cuyos síntomas más palpables era la parálisis facial, y que tomaba una potente medicación que no siempre la libraba de las crisis que de cuando en cuando sufría. A partir de ahí me paraba con frecuencia con ella a preguntarle cómo estaba, lo que ella parecía apreciar. Luego, como he dicho, se jubiló y yo cambié de destino labor

AFECTOS

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21/5/2019 He constatado ya que mi costumbre de llevarme un libro a la terraza donde habitualmente tomo café me está empezando a restar amigos. Empecé a hacerlo hace años, debido a que, como bibliotecario escolar, suelo tener ocupados los recreos y, por tanto, bajo a desayunar a horas en las que no coincido con la mayoría de mis compañeros: de ahí mi costumbre de distraerme con la lectura; que, además, me resulta especialmente grata en estos ratos arrancados a la rutina laboral y en los que tengo la fantasía de que, a pesar de mis obligaciones, hay momentos en el día en los que me siento como un melancólico rentista que vive para sus aficiones; entre ellas, muy destacadamente, la lectura. Aún así, cuando ocasionalmente coincido con algún otro compañero en esos ratos, cierro el libro y doy por bienvenida la novedad. Pero, ya digo, a pesar de que he hecho lo posible por dejar claro que tener un libro en la mano no es en absoluto una declaración de rechazo a la eventual compañía d

EN MENOS DE DIEZ LÍNEAS

16/5/2019 En fin: no me sumo a las loables iniciativas políticas en las que participan mis colegas, no veo las series de televisión que apasionan a la práctica totalidad de mis conocidos -estos días andan muy entusiasmados con el inminente final de Juego de tronos -, la tecnología que uso lleva al menos un lustro de retraso respecto a la que se estila -por no mencionar mi televisor, que debe de tener unos veinticinco años-... No me enorgullezco de estas rarezas mías; más bien me inquietan, porque me hacen preguntarme si no serán síntomas de una creciente inadaptación a la realidad; o, peor aún, un rasgo de carácter permanente, que quizá arrastro desde la infancia. Y que, en cualquier caso, tiene ya poco remedio. *** "Será algo tan sencillo / como la diferencia entre estar y no estar.... No sé si saldrá algo de estos versos, o de otros como éstos que se me ocurren mientras paseo, o en el autobús, o en los duermevelas, y que a veces, porque me parecen buenos, anoto en un

MANIFIESTO

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15/5/2019 Recibo un mensaje de un amigo para que suscriba un manifiesto de apoyo a cierta candidatura a las elecciones municipales. Y, naturalmente, declino la invitación, en la que no sólo veo una cierta desconsideración hacia mi ya demostrada voluntad de no poner en entredicho mi independencia política -que no significa, en absoluto, indiferencia o despreocupación hacia la política en general; más bien todo lo contrario-, sino también un imprudente acto militante cuyo resultado práctico -poner a disposición del poder político una lista de escritores adeptos, así como, por implicación, otra de quienes han rehusado firmar el manifiesto de marras- me parece muy peligroso. Quiero creer que quien tan voluntariosamente se presta a prestar estos servicios al político de turno lo hace desinteresadamente y tendrá la decencia, en el futuro, de rechazar todos los beneficios y sinecuras que puedan derivarse de este acto militante. Y lo pienso de verdad, ay, a pesar de los muchos precedent

PREJUICIOS

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12/5/2019 Como corresponde a la fecha, la explosión floral está en todo su apogeo. Piensa uno en aquello que el evangelio dice de los lirios del campo: "No trabajan, no hilan, más os digo que ni Salomón en su gloria vistió como uno de ellos". Cómo igualar, efectivamente, el colorido, variedad y, sobre todo, delicadeza de angélicas, campanillas, pipirigallos, cardos, amapolas, margaritas y otras cuyo nombre ignoro. Crecen desde una especie de exuberancia enfermiza, en macizos herbáceos en los que da un poco de reparo meter la mano, por la certeza de que por aquí también abundan las ortigas y otras plantas urticantes o espinosas. En cuestión de semanas, piensa uno con cierta melancolía, todo esto será pasto seco. Y de inmediato me arrepiento de incurrir en tanta negatividad. Lo que importa ahora es esta explosión de alegría, esta frescura del verdor salpicado de manchas de color, esta efusión gratuita de la que también participan los pájaros, que cantan como enloquecidos

LA PREGUNTA CRUCIAL

8/5/2019 Sigo con la pulsión de consignar sólo hechos. Lo que quizá se deba, creo, a que en estos días solitarios -MA está trabajando fuera- el día no se me ordena en función de los ratos compartidos con otra persona, sino estrictamente en función de lo que decida hacer en cada momento. Cuesta un poco. Me pongo a traducir (el encargo de marras) y, llevado por la inercia, no encuentro el momento de poner punto final a la sesión de trabajo, y en vez de terminarla en torno a las 8.30, como suelo, para dirigirme luego al salón y comentar con M.A. las noticias del día, me dan las 9.00, y luego las 9.30, y las 10.00... Cuando me decido finalmente a apagar el ordenador, el día se me ha ido. Ya no hay tiempo ni para leer un poco ni para empezar a ver una película. Si no me acuesto ya, no dormiré lo suficiente antes de que el despertador suene mañana a las 6.30. Para evitar ese desorden, anoto lo que debo hacer en cada tarde de la semana. Ayer, por ejemplo, antes de ocuparme en otra cosa,

MÁS HECHOS

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6/5/2019 Domingo de limpieza. Bajo a ocuparme del coche, mientras M.A. inicia el cuerpo de casa. Paso el aspirador y encuentro, en las rendijas casi inaccesibles que quedan entre el bloque que alberga la palanca de cambio y los asientos, algún bolígrafo con la tinta ya evaporada y alguna que otra moneda resbalada de los bolsillos: signos inequívocos de que debería limpiar esos huecos con más frecuencia. Luego, con las alfombras ya sacudidas y el receptáculo limpio de polvo y paja, me acerco a la gasolinera a limpiar el exterior con agua a presión. En eso las últimas lluvias habían adelantado parte del trabajo: en menos de cinco minutos la carrocería queda reluciente. Repaso la presión del aire en las ruedas -lo que antes era gratis y ahora cuesta un euro- y con el coche inmaculado e incluso oliendo a nuevo -el cepillo de la aspiradora aplicado a fondo ha tenido la virtud de arrancar de las tapicerías ese olor recóndito- vuelvo a casa, a tiempo todavía de ocuparme de la limpieza d

FACTUAL

5/5/2019 Todo diario debería ser puramente factual, como los últimos que le publicaron a Josep Pla: mero registro de hechos. Habría menos de lo que arrepentirse porque, a diferencia de las opiniones, que están sujetas a variación, los hechos son inamovibles, a no ser que uno se empeñe en falsearlos o inventarlos; lo que, bien mirado, tampoco queda lejos del posible campo de acción de un diario íntimo. Y el caso es que también hay días de los que, si no se consignan los hechos que los han ocupado, no quedaría nada, porque no todos dejan ese poso de observación y puro pensamiento que uno quisiera restar del mero transcurrir. Ha ocurrido, por ejemplo, este fin de semana. Deberíamos haber ido a la sierra, pero M.A., con buen sentido, dijo que no le apetecía hacer en el fin de semana el mismo fatigoso trayecto de carretera que en los últimos tiempos se ve obligada a hacer durante los días laborables; así que nos hemos quedado en casa, a sabiendas de que eso implica que todo aquello que

ESPIRALES

3/5/2019 El olor de las jacarandas florecidas... Creo que el año pasado por estas fechas también me referí a ellas en este cuaderno; lo que es también una constatación de que vivimos, si no en círculos, sí en espiral, y que la curva corta cada año el mismo eje radial por el que pasó el anterior, con una sola diferencia: cada vez estamos más lejos del foco inicial y más metidos en la zona donde la curva es ya tan abierta que casi invita a la disolución de la figura en algo cada vez más cercano a su desaparición total, ay. *** Vuelvo a ver Vive como quieras de Capra: la vieja utopía bohemia de evitar las servidumbres de la vida burguesa a cambio del sentimiento de hacer en todo tiempo lo que a cada cual le apetece; pero, eso sí, sin renunciar a una casa en propiedad y a tener cocinera y criado negros; lo que, seguramente, no debe achacarse a Capra, que no hacía sino dar por buenos determinados estereotipos a cambio de cuestionar otros. Seguramente no hay gesto inconformista que

EXVOTOS

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1/5/2019 Si acudiera a todas y cada una de las presentaciones literarias de amigos y conocidos, no tendría una sola tarde libre durante semanas: tal es el frenesí en el que parecen estar todos sumidos. Y yo también lo estaría, si no fuera porque me he dado una tregua de dos años en los que me dedicaré preferentemente a traducir, que es la más grata de las labores literarias, aquella a la que uno sólo aporta las palabras, dejando todos los demás sufrimientos del lado de la materia prima... Cuando vuelva -que volveré-, lo haré desde luego con otra mentalidad: la del prejubilado que sospecha que la vida administrativa de los expedientes que despacha será acaso más larga que el tiempo que a él le queda al frente del negociado.  *** ¿Escribiré sobre mi experiencia irlandesa? De momento pinto acuarelas, alguna de las cuales me parece que cumple más bien la función de un exvoto, entregado a cuenta del feliz aunque enrevesado desenlace. Por ejemplo, ésta que he pintado hoy: u