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Mostrando entradas de junio, 2020

QUITA, QUITA

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27/6/2019 Primer día -o será mejor decir "primera tarde", puesto que esta mañana fui a trabajar- de vacaciones. ¿Cuántas veces habré escrito sobre este momento en este cuaderno? La sensación, siempre rara, de que durante las próximas semanas mis dedicaciones no responderán a una pauta de trabajo dictada por instancias externas, que imponen un horario y un programa, sino al propio impulso, que quizá me llevará a hacer esfuerzos incluso mayores que lo otro, pero que en ningún caso se me presentará como una imposición e incluso una cierta violencia ejercida contra el propio albedrío, sino como un grato llamamiento a eso que el poeta JRJ llamaba el "trabajo gustoso", que es el que más satisface. Quiero decir que, bien mirado, es posible que en vacaciones me consagre a empeños que exigen incluso mayor esfuerzo y gasto de energías que el trabajo remunerado habitual; y que, aun así, de esos empeños esta hecho lo que llamo, no sin cierto íntimo descreimiento, mi tiemp

DE LAS DE ANTES

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23/7/2019 La mejor música: el canto de los pájaros; y no lo digo por cursilería, sino porque ahora mismo, mientras los escucho, no tengo tanto la sensación de estar percibiendo un sonido que invade mi espacio auditivo, como la de que el silencio ha querido adornarse de un sutil... subrayado, que lo intensifica y embellece. * Planes para sobrellevar la vejez, que ya asoma la oreja: entre bromas y veras, estos amigos nuestros que viven en una enorme casa de dos plantas más azotea y doble sótano con puerta trasera a un nivel inferior del terreno -lo que convierte la casa, desde este nivel, en un edificio de cuatro plantas- comentan que tienen pensado instalar, para cuando les haga falta, un ascensor. Pero el verdadero problema no es tanto resolver con apaños los problemas de movilidad que se avecinan, como tener la certeza de que uno tendrá cabeza para tomar ésa y otras decisiones relativas al gobierno de su propia vida. Y eso no hay manera de asegurarlo. * Mientras tanto,

ABIYÁN

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18/6/19 No es uno muy partidario de anotar aquí los sueños: son la antivida y, en ese sentido, lo más alejado de la materia de la que debe ocuparse un diario íntimo, que no es otra cosa que la vida. Traer un sueño a un diario es como hacerlo a una conversación: aburre de inmediato a todo el mundo. Sin embargo, se siente uno impulsado a hacerlo de vez en cuando, movido por las curiosas correspondencias entre estos desórdenes de la fantasía, a los que en general concedo muy poco crédito -a pesar de Freud y de mi temprana lectura de La interpretación de los sueños , que considero una especie de paso en falso en mi formación intelectual, por toda la confusión que aportó a mi adolescencia-, y ciertas realidades que sí son parte de pleno derecho del relato que uno intenta construir aquí de ese conjunto deslavazado de sucesos que llamamos vida. Ocurrió anoche. Se van a cumplir dos años de la muerte de C.V. y ayer soñé que la acompañaba a comprar una enorme maleta o mochila, de precio

INTERFERENCIAS

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17/6/19 El mismo amigo que me prestó hace unas semanas la novela de Coetzee, y que se ve que quiere ponerme al día en lo que a mis lecturas se refiere, me presta ahora un libro del norteamericano David Foster Wallace, Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer , un reportaje seriado sobre un crucero por el Caribe que el novelista hizo por encargo de la revista Harper's y publicó en 1997. Empiezo a leerlo con resquemor... ¿De verdad voy a desviarme de mi apurado programa de lecturas para dedicar varias sesiones a un libro cuyo título nunca habría llamado mi atención en una librería? Pero el caso es que empiezo a hojearlo y finalmente me engancha, en parte porque reconozco que tengo cierta debilidad por las sátiras destructivas -aunque respondan a una actitud ante la vida a la que intento oponer una actitud intelectual más ecuánime y empática-, y en parte porque la traducción -esta vez me han prestado el libro en castellano- es fluida y contribuye bastante a que e

INACTUAL

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13/6/19 Supongo que pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor es cosa de viejos. Quizá no del todo en mi caso: siempre he tenido una especie de sentimiento de insuficiencia del presente; y, como compararlo con el futuro que no conocemos, y que sólo conoceremos cuando se haga presente igualmente insatisfactorio, es absurdo, el único término de comparación posible es el pasado. Si, de adolescente, me identificaba con los gustos e inclinaciones de personas que tenían entre diez y veinte años más que yo, era porque añoraba haber vivido lo que ellos, tener su bagaje y haber participado como actor de pleno derecho en cosas de las que sólo tenía la información limitada que llega a un niño de todo aquello que hacen sus mayores. Es por eso por lo que me gustan estilos musicales, por ejemplo, de los que sólo puedo haber tenido noticia retrospectiva, porque cuando aquellas músicas sonaban hubiera sido absolutamente impropio que a un niño le gustaran. Y lo mismo con otras cosas. Ahora mi

VIDA LITERARIA

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10/6/2019 Recibo invitaciones para tres presentaciones de libros esta semana: si las atendiera, podría darla por liquidada, en detrimento de mi propio trabajo gustoso, mis lecturas e incluso mi vida familiar. No era esto, desde luego, lo que uno esperaba de la literatura y de la bienvenida amistad con algunas personas cercanas que se dedican a ella. Reconozco que yo también soy, en buena medida, parte del engorro, cada vez que me veo obligado a convocar a amigos y conocidos para darle una modesta proyección pública a un libro recién publicado... Acaso deberíamos acordar concedernos todos una tregua. O, mejor, convocar una huelga de presentaciones, por la cual haríamos saber a editores y libreros que escribir un libro es una cosa y venderlo es otra; y que, si de lo que se trata es de lo segundo, allá se las ingenien ellos, si es que de verdad quieren que los escritores dediquemos nuestro tiempo y recursos a escribir, y no a hacer promoción de aquello que, en la mayoría de los caso

SHOSHONES

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7/6/2019 Vientos de noreste y de poniente, que aplacan un poco las ínfulas del verano adelantado, pero no aportan exactamente frescor, sino... un punto de escalofrío sobre un fondo tórrido que ya no parece tener vuelta atrás. Cuesta adaptarse a esta especie de íntima discrepancia entre los factores que hacen el tiempo: en mangas de camisa se pasa frío, la chaqueta o el suéter pesan... Y está uno en el clima como en todas partes: inadaptado, incómodo, queriendo agradar sin conseguirlo. Y sólo la nota persistente de los pájaros, que cantan según el calendario y no según los caprichos del clima, aporta un poco de estabilidad al panorama, como esos otros pájaros que cantan dentro de ti y te proporcionan la música a la que debieras atenerte para ahorrarte otras desarmonías. *** Erudiciones de andar por casa. Oigo a esta compañera explicar a otra qué es el "chochonismo ilustrado", aquella etiqueta estética que pusieron en circulación los Costus y otros pintores cercano

DODECÁLOGO DEL RUIDO

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5/6/2019 El ruido viene siempre del infierno. Es el testimonio más concluyente de su existencia y de su tendencia a aflorar en nuestro entorno en cuanto alguien -alguien ya definitivamente condenado- le abre la puerta: por ejemplo, un vecino. *** Hacer ruido es siempre un modo indecente de escenificar la propia locura ante los demás. *** Lo normal es creer que el ruido está siempre fuera. Lo percibimos, sin embargo, porque resuena dentro de nosotros y es indistinguible de la propia orquesta averiada que, a poco que le den ocasión, empieza a sonar dentro de nuestra cabeza. *** A algunos, cuando están en medio del más melodioso de los silencios -el que se percibe de fondo en un paraje en el que confluye un arroyo, cantan los pájaros, una suave brisa mueve la fronda de los árboles y zumban los insectos-, no le les ocurre otra cosa que... gritar. *** Que una de las utilidades principales de la electrónica de consumo sea proveer a sus usuarios de todo el r

EL BAÚL

4/6/2019 Me alegra haber aceptado un encargo de traducción que me mantendrá apartado de otros ajetreos hasta finales de 2020: todo un descanso de ciertas cosas que, si bien mantienen la máquina en movimiento, también van añadiendo a sus engranajes una arena inconsútil que no deja de hacer su efecto corrosivo. En dos años, ay, ninguna otra gestión editorial, ninguna presentación, ninguna expectativa de que un libro nuevo tenga mejor o peor acogida. Y todo, gracias a la sombra protectora de EBB, a cuya poesía dedico ahora lo mejor de mi tiempo.  *** Hay también en mí síntomas de cansancio, que se traducen, quizá, en una cierta acritud desengañada... Asisto con impaciencia, por ejemplo, al bombardeo de noticias autogeneradas al que mis queridos colegas someten a su público potencial. Ya sé que lo otro, la actitud solipsista, no lleva a ningún sitio. Pero ¿de verdad la escritura, ese refugio de solitarios, requiere luego de ese despliegue de actividad pública y autopromoción? No es

DESCONOCIDOS

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31/5/2019 Viernes. Literalmente, me he escapado del trabajo: con una triquiñuela he esquivado una reunión que tenía de 12.30 a 1.30 y, aprovechando un hueco anterior, he salido a las 11.30, lo que me deja dueño de la mitad de la mañana. Para celebrarlo, me he parado a desayunar en un bar en el que nunca antes había entrado, pero que está a la mitad justo del trayecto de unos quince minutos entre mi lugar de trabajo y la calle donde suelo dejar el coche. Hoy no quiero correr, así que aprovecho la ocasión de demora, que es también, por introducir un insignificante cambio en mi rutina, una novedad que abre la puerta a una deriva imaginativa distinta. De momento, aquí no conozco a nadie, y la camarera, o quizá encargada, es de las que parecen alegrarse de que un desconocido de pronto haya decidido entrar en su negocio. Que no está muy concurrido, quizá porque ya ha pasado la hora punta en la que los empleados de las empresas colindantes salen a desayunar. Ahora sólo lo hace un ancian