QUITA, QUITA

27/6/2019 Primer día -o será mejor decir "primera tarde", puesto que esta mañana fui a trabajar- de vacaciones. ¿Cuántas veces habré escrito sobre este momento en este cuaderno? La sensación, siempre rara, de que durante las próximas semanas mis dedicaciones no responderán a una pauta de trabajo dictada por instancias externas, que imponen un horario y un programa, sino al propio impulso, que quizá me llevará a hacer esfuerzos incluso mayores que lo otro, pero que en ningún caso se me presentará como una imposición e incluso una cierta violencia ejercida contra el propio albedrío, sino como un grato llamamiento a eso que el poeta JRJ llamaba el "trabajo gustoso", que es el que más satisface. Quiero decir que, bien mirado, es posible que en vacaciones me consagre a empeños que exigen incluso mayor esfuerzo y gasto de energías que el trabajo remunerado habitual; y que, aun así, de esos empeños esta hecho lo que llamo, no sin cierto íntimo descreimiento, mi tiemp